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Hay una lesbiana en mi serie española favorita

Dos décadas han transcurrido desde la primera boda lésbica en la ficción nacional, en la comedia '7 vidas', que incluso se adelantó varios años a la aprobación del matrimonio igualitario en España. Luisita y Amelia en 'Amar es para siempre', Maite y Camino en 'Acacias 38' y Luz y Ainhoa en '4 estrellas' son algunos de los últimos romances lésbicos en pantalla, cuyas escenas son recopiladas en internet por sus seguidoras; las mismas que antes mandaban cartas a las actrices de 'Hospital central' Patricia Vico y Fátima Baeza

Anabel Alonso: «Como persona LGTBI, me pareció maravilloso que mi personaje en '7 vidas' fuera lesbiana»

El Orgullo de las series españolas diarias

Eva Isanta y Verónica Romero en 'Aquí no hay quien viva', Anabel Alonso en '7 vidas', Patricia Vico y Fátima Baeza en 'Hospital central' y Carol Rovira y Paula Usero en '#Luimelia' ILUSTRACIÓN: Jorge González Navarro
Óscar Rus

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A Paloma Rando, columnista de televisión y guionista de 'Señoras del (h)AMPA' (Telecinco), le parecía ciencia ficción 'The L Word' (2004-09). «Yo pensaba que eso no existía. Una cosa era tener un personaje lésbico en una serie, pero un grupo de lesbianas que tuviesen carreras exitosas y dinero me parecía de otro mundo», recuerda en conversación telefónica con ABC.

De otro planeta es cómo se siente un personaje de 'Urgencias', la médico Kerry Weaver (Laura Innes), cuando en la séptima temporada, allá por el año 2000, se enamora de una psiquiatra (Elizabeth Mitchell) tras haber mantenido siempre relaciones heterosexuales. «De repente descubre que le gusta una mujer. En ese momento pensé 'qué atrevido'. Lo veo ahora y es increíble: es como si de repente abriera una puerta a un mundo de gente extraterrestre con sus bromas privadas…», recuerda Eva Baeza, guionista de '#Luimelia' (Atresplayer), comedia romántica protagonizada por dos mujeres.

Dos mujeres guapas, jóvenes y femeninas.

Porque ser lesbiana era drama y trama. Más de veinte años después ya no tiene por qué serlo. «Afortunadamente se ha llegado a punto en el que no se castiga a los personajes [LGTBI]. No como la doctora de 'Urgencias'. Era muy traumático. Todo su descubrimiento es bastante duro. Va a una cena con las amigas de la novia y no entiende lo que hablan. Luego se lía con una bombera que muere en un incendio, tienen un hijo y como lo ha parido la otra no se lo dejan tener. Todo esto en ficción está superado», continúa Eva Baeza, también guionista de 'Las invisibles' (SkyShowtime) y '4 estrellas' (La 1), actualmente en emisión.

En ambas series, una de plataforma y otra diaria para la televisión pública, hay mujeres homosexuales y bisexuales. En ningún momento, su orientación sexual es un conflicto (para ellas o para quienes las rodean), ni tampoco un obstáculo para su relación sentimental. O quizás sí.

En 'Las invisibles', sobre un grupo de camareras de piso, está la emigrante, limpiadora y sindicalista Gladys (Yoshira Escárrega). Su pareja, española y de mejor clase social, oculta su relación. «Es clasismo, un tema de apariencias. Si fuera lesbiana y abogada de alto nivel, a lo mejor lo vería diferente», puntualiza Baeza.

En '4 estrellas' están Luz (Ana Jara) y Ainhoa (Belén Écija), cuyo romance ya ha sido bautizado y reproducido en internet por sus seguidoras como 'Luznhoa' (ya ocurrió con 'Luimelia', de 'Amar es para siempre', y 'Maitino', de 'Acacias 38'). Una tiene novio; la otra, una adicción al alcohol. «Es su jefa y tienen una diferencia de edad. Eso se jugará. Son dos estilos de vida diferentes», avanza Baeza. Para la guionista, a veces es una cuestión de voluntad de representatividad y otras, una necesidad para lo que quieren contar.

Imagen principal - Luisita y Amelia en 'Amar es para siempre', Maite y Camino en 'Acacias 38' y Luz y Ainhoa en '4 estrellas' han levantado pasiones entre la comunidad lésbica, que recopila sus escenas en las redes sociales
Imagen secundaria 1 - Luisita y Amelia en 'Amar es para siempre', Maite y Camino en 'Acacias 38' y Luz y Ainhoa en '4 estrellas' han levantado pasiones entre la comunidad lésbica, que recopila sus escenas en las redes sociales
Imagen secundaria 2 - Luisita y Amelia en 'Amar es para siempre', Maite y Camino en 'Acacias 38' y Luz y Ainhoa en '4 estrellas' han levantado pasiones entre la comunidad lésbica, que recopila sus escenas en las redes sociales
Las series diarias españolas han mostrado en los últimos años relaciones sentimentales entre mujeres Luisita y Amelia en 'Amar es para siempre', Maite y Camino en 'Acacias 38' y Luz y Ainhoa en '4 estrellas' han levantado pasiones entre la comunidad lésbica, que recopila sus escenas en las redes sociales ATRESMEDIA / TVE

Una mezcla de voluntad y necesidad es lo que quizás ocurrió con el personaje de Anabel (Ainhoa Santamaría) en la segunda temporada de 'Señoras del (h)AMPA', que hizo de la diversidad (sexual, racial, funcional) su bandera. Aunque casada y con hijos, en la primera tanda se dejó caer que Anabel bebía los vientos por su mejor amiga (asesinada por las protagonistas). «Lo peculiar fue dar una orientación sexual no heterosexual a un personaje que en teoría, en ese barrio obrero, se podría identificar como pija», explica Paloma Rando.

El síndrome de la lesbiana muerta

El drama de Anabel no era salir del armario, sino ser aliada o rival del cuarteto protagonista. El personaje incluso se echó novia (venezolana), pero mordió el polvo al final de la serie, reproduciendo aparentemente el 'síndrome de la lesbiana muerta'. Hay antecedentes: 'Amar en tiempos revueltos' (Ana y Teresa), 'Los hombres de Paco' (Pepa y Silvia)... Para la guionista fue un quebradero de cabeza: «Lo que la sacaba de ese arquetipo es que ella moría convertida en heroína. La muerte de Anabel sería para salvar al resto. El 'síndrome de la lesbiana muerta' tiene más que ver con el hecho de una época en la que se cuentan historias donde el hecho de ser lesbiana te imposibilita la vida, y estás condenada a no tener un final feliz por el hecho de ser lesbiana. Prácticamente mueren porque su orientación sexual las condena».

Para Paloma Rando hay peores crímenes: que la orientación sexual sea el único rasgo del personaje ('la lesbiana') o caer en estereotipos si el propósito de la ficción es ser realista.

No hay 'síndrome de lesbiana muerta' en 'Smiley' (Netflix), comedia romántica idealizada y protagonizada por dos hombres (guapos, jóvenes, masculinos), pero no fueron felices ni comieron perdices la pareja lésbica. «Los dos chicos están construyendo una nueva relación y las dos chicas están deconstruyendo la suya», explica su creador y guionista, Guillem Clua. Una de ellas, emigrante y de aparencia más «andrógina», «no binaria», no ha salido del armario ante sus padres y cuando lo hace –forzada por la novia, en plena Nochebuena– no supone ningún drama.

«Es una reflexión sobre cómo nos adaptamos al amor tras el enamoramiento inicial. Funciona como espejo de los fuegos artificiales de Álex y Bruno. Ellas están en otro lugar. El final es abierto a que no tengan vidas separadas. Tenía muy claro que quería contar una historia luminosa, como todas las de 'Smiley', a pesar de estar contando una separación», explica Guillem Clua.

Tampoco salen dos 'camioneras' con pelo corto, que asusta un poco más a la audiencia

Eva Baeza

Guionista

Él es consciente de que, como en la realidad, los hombres homosexuales tienen todavía mayor protagonismo que el resto del colectivo LGTBI: «Quizás por eso las historias lésbicas arrastran algún tic pasado. También porque hay muy pocas mujeres lesbianas contando historias de mujeres lesbianas. Quienes contamos esa realidad, desde fuera de su realidad íntima, a lo mejor a veces caemos en algún cliché, en alguna cosa que desde dentro de la comunidad de las mujeres lesbianas se explicaría de otra manera».

«En la cultura popular se tiende a hacer parejas femeninas que encajen en el imaginario hombre/mujer. Que hay una muy femenina y otra muy 'butch' [camionera]», comenta Guillem Clua. Lo mismo sucedió, durante una época, con los personajes gays: todos santos. «Tampoco salen dos camioneras, dos 'butch', con pelo corto, que asusta un poco más a la audiencia», añade Eva Baeza. «En las chicas suelen ser bastante femeninas todas. Hay veces que se cuela un personaje gay, pero que no moleste mucho, que tampoco sea visualmente muy gay [con pluma]. Hay lesbianas de todo tipo», continúa.

Giannina Fruttero y Meritxell Calvo interpretan a una pareja en la comedia romántica 'Smiley' Netflix

Pasó con Luisita y Amelia de 'Amar en para siempre', cuyo romance (más cómico que trágico) está ambientado en los años 70, por lo que está justificada su apariencia femenina. La guionista de '#Luimelia' cree que la mayor presencia de mujeres lesbianas y bisexuales en las series españolas es un efecto péndulo tras el reinado de los hombres. «No es que haya muchas, pero las que hay hacen ruido. Aún con todo, sigue habiendo más facilidad de protagonistas varones gays que chicas».

Olga (Gloria Muñoz) en 'Mar de dudas' (1995), Mariona e Inés en 'Nissaga de poder' (1996-98), Laura (Ana Rayo) en 'Moncloa ¿dígame?' (2001), Diana (Anabel Alonso) en '7 vidas' (1999-2007), Maca (Patricia Vico) y Esther (Fátima Baeza) en 'Hospital central' (2000-12) y Bea (Eva Isanta) en 'Aquí no hay quien viva' (2003-06) fueron de las primeras protagonistas LGTBI en las series españolas. A veces desde el principio y otras, sin venir a cuento, a mitad de la serie (el porqué daría para otro artículo).

Paloma Rando, que también trabajó en el departamento de vestuario de 'Hospital central', da fe de las pasiones que despertaba el noviazgo y matrimonio de la pediatra y la enfermera: «No puedo explicar los sacos de cartas que llegaban a plató dándoles las gracias a ellas y la cantidad de chicas que había en la puerta del plató, todos los días, esperando para verlas».

«Es inevitable que el hecho de salir del armario, de vivir con naturalidad y visibilidad, determine nuestras vidas. Las de todas las personas LGTBI. No podemos darle la espalda. No podemos ser tan ingenuos como decir 'están viviendo una historia que perfectamente podrían haber vivido una pareja heterosexual'», sostiene Guillem Clua.

Salir o no salir del armario en ficción, esa es la cuestión

«Hay ciertas historias que nos suenan a superadas, porque ya hemos visto muchas salidas del armario en ficción, porque para muchísima gente no heterosexual nuestra orientación sexual no es un conflicto en nuestro día a día… Pero al mismo tiempo a veces siento que si eliminamos por completo de la ecuación la idea de que esto no es un conflicto también estamos faltando a la verdad porque para mucha gente sí lo es.», añade Paloma Rando. Para ella, el gran problema es que sobre una única serie, sobre un grupo de guionistas, recaiga el peso de toda la representación.

Con '#Luimelia', una vez se trasladó dicho romance al presente (fue tal su seguimiento en redes que Atresmedia produjo un breve esqueje), Eva Baeza sí quiso explorar la homofobia por parte del padre de una de ellas. Fue en la cuarta y última temporada, cuando se mostró a los familiares, amigos y compañeros de trabajo (la mayoría, heterosexuales) de la pareja protagonista: «No todo tiene que ser 'The L Word', que abres la puerta y son lesbianas todas. Que también está muy bien».

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