Alejandro Amenábar: «Me gustaría saber de qué hablaban Lorca, Buñuel y Dalí cuando se emborrachaban»

«Partiendo de mi ignorancia, porque no soy un experto en series ni un seriéfilo, he intentado hacer la serie que a mí me gustaría ver», cuenta a ABC el director, que asegura no haber visto trastocada la pureza del oficio por dar el salto del cine a la televisión. De las quince semanas que duró el rodaje de ‘Ágora’ (2009) –el más largo de su trayectoria– ha pasado a dedicar más de cinco meses a la grabación de la miniserie, que consta de seis capítulos, con Álvaro Mel y Ana Polvorosa encabezando el reparto. Esa carrera de fondo que requieren las producciones para televisión le ha hecho moverse en un «terreno desconocido», a pesar de que el proceso –señala– «ha sido exactamente igual a rodar una película».

Como cualquier creador al que homenajean por su trayectoria, su respuesta es casi automática cuando le invitan a repasar los títulos que tiene a sus espaldas. «No me gusta demasiado mirar hacia atrás. Este año he tenido que hacerlo por el aniversario de ‘Tesis’ y ya lo hice hace un par de años, pero para ver qué era lo que definía mi carrera y buscar hacia dónde mirar en el futuro », sostiene. En ese poco nostálgico regreso al pasado, Alejandro Amenábar dice encontrar un «ejercicio de libertad creativa» como eje de todas sus películas. «He hecho siempre la historia que me apetecía contar o que me interesaba por algo; una mezcla entre curiosidad y libertad», afirma.

Tampoco renunció a esos valores en su paso por Hollywood, aun cuando la dimensión de las producciones iba ‘in crescendo’. Asegura que en este tiempo nunca ha sentido rabia por haber rechazado un proyecto y tiene la total convicción de que no se habría sentido cómodo de haberse embarcado en ellos. «Cuando miras atrás hacia tus películas unas te gustan más y otras menos y en todo lo que haces estás viendo errores, pero en eso consiste el proceso, en ir aprendiendo», explica.

Con su último largometraje, ‘Mientras dure la guerra’ , recuperó para el cine a un indómito Unamuno, pero no es el único personaje histórico que ha pasado por su cabeza. Reconoce que le gustaría llevar a la gran pantalla la relación entre Lorca, Buñuel y Dalí ; «tres chavales que estaban peleando por destacar en algo y resultó que eran unos genios de la pintura, del cine y de la literatura. Tengo mucha curiosidad por ver de qué hablarían cuando se emborrachaban», sostiene. El mismo interés le despierta la Revolución francesa , aunque capitanear un filme sobre esta «costaría mucho dinero».

Cuando se le pregunta por la posición a la que ha relegado a los directores el ‘boom’ de las plataformas se revela una suerte de activismo creativo. «No sé si es que me he quedado en el siglo pasado, pero si voy a ver la Capilla Sixtina me encanta saber que la pintó Miguel Ángel. Una película como ‘Roma’ es una película de Alfonso Cuarón, y no puede ser de otra persona. Cuando la ves anunciada como una película de Netflix y ni se molestan en poner su nombre me parece muy feo», denuncia.

Según Alejandro Amenábar, la industria ha virado hacia una dinámica similar a lo que ocurrió en el Hollywood más incipiente. «Los grandes estudios mandaban hasta que el talento creativo empezó a rebelarse y al final se impuso el ‘Star System’. Espero que los autores reivindiquemos nuestra presencia como creativos y la autoría, porque las películas no son de las corporaciones, ellas solo las financian. Son de los hombres y mujeres que las hacemos», sentencia.

El premio Málaga Sur del Festival le llega a las puertas de una aventura aún pendiente de cosechar o no el éxito de la crítica. Lo que tiene claro es que no descarta nada en el recorrido que todavía le queda por delante porque lo que le gusta «es contar historias», ya sea para sea para cine o para televisión. «Lo que no me veo haciendo es una serie de larga duración o varias temporadas, y tampoco delegando mi trabajo en otros. Para mí rodar es como cocinar un plato; tengo que estar presente en cada plano que se hace», confiesa.