Almodóvar pinta con sus colores 'La habitación de al lado' y su idea de la eutanasia

La película del manchego es una historia sobre el renacer de una amistad, la agonía de una mujer y su escogida cita con la muerte

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Tilda Swinton y Julianne Moore en 'La habitación de al lado'

Pedro Almodóvar recibió los honores del Festival de San Sebastián y su película, 'La habitación de al lado', que acaba de ganar el León de Oro en Venecia, tuvo también su gran momento dentro de la programación. Fueron su película y él sin ... duda los grandes protagonistas de la jornada, y también Tilda Swinton, que le entregó el Premio Donostia.

'La habitación de al lado' arranca con una magnífica imagen de nevada rosa a través de unos ventanales y, aunque la película ya hubiera empezado media hora antes, es ahí cuando el cine, la personalidad y el talento del director aparecen. Hasta entonces, la narración, la explicación, los 'flashbacks' y la puesta en escena son un mero accesorio, casi una de esas notas a pie de página que en el fondo tan poco le añaden a la página cuando está bien explicada. Y es lo que hacen sus dos grandes actrices, Tilda Swinton y Julianne Moore, explicarse a partir de ese natural y postergado arranque con la cristalera y la nevada.

Es una historia sobre el renacer de una amistad, la agonía de una mujer y su escogida cita con la muerte; dos personajes, uno de ellos tiene que morir y el otro tiene que acompañarlo, y dos actrices enormemente capacitadas para construirlos en la pantalla con precisión y alma, con el buen armamento emocional de sus rostros y franqueza de diálogos. Por supuesto, Almodóvar recubre lo esencial de su historia con su mejor gusto visual, con una delicada y delineada ambientación y con la sabiduría de su ojo para combinar espacio y sentimientos, y para que reverberen en la narración ideas que te lleven a Joyce o que te traigan estados de ánimo de los que gotea Edward Hopper.

Como la película de Pilar Palomero, 'Los destellos', o incluso como la de Costa-Gavras, 'El último suspiro', 'La habitación de al lado' habla de la mejor compañía hasta la muerte cuando morirse es necesario, aunque Almodóvar quiere ponerle una tilde bien visible al hecho de la elección, de la eutanasia. Y lo hace con enorme delicadeza y convicción en lo esencial de la página que quiere contar, aunque la pierda (la delicadeza) en algunos otros 'a pie de página' explicativos sobre asuntos cruciales que se convierten, aquí, en triviales, en palique, como la batería de lugares comunes que pone en boca del personaje de John Turturro, más bien turturra, por la mucha turra que pega sobre el calentamiento, las emisiones de carbono y los peligros de la sociedad neoliberal y los vertidos de la derecha que viene… Turra a pie de página.

Pamela Anderson y el papel de su vida

De la competición por la Concha, se proponían un par de títulos, ya los últimos, muy interesantes, 'Mi única familia', de Mike Leigh, y 'The last showgirl', de Gia Coppola, que le ha regalado a Pamela Anderson el papel de su vida, el de una bailarina de cabaret ya exprimida y vacía que vive con gran intensidad la exploración de sus fracasos. Pamela Anderson está, en todos los sentidos, en cuerpo y alma, fantástica y con una encantadora ligereza en lo frívolo y mucho peso en lo profundo; tiene momentos de alto contenido dramático, tanto en su relación con su hija, que ha vivido siempre con otra familia de acogida, o con su decepcionante camino profesional al que ha dedicado su vida. Gia Coppola intenta ponerle cámara a la decadencia de ese mundo del cabaret y también a un Las Vegas algo más allá del lujo y el neón. Y francamente, tanto la película como Anderson pueden tener un merecido hueco en el palmarés.

Lo de Mike Leigh, 'Mi única familia', es un trabajo sorprendente, que empieza con evidentes síntomas de comedia fuerte, con un personaje borde y amargado hasta límites grotescos, y que se desliza suavemente, tanto el personaje como su entorno y la película, hacia un melodrama descorazonador. Es una historia racial, pues todos los personajes son de raza negra, pero con otros problemas que los raciales y en unos ambientes laborales y familiares que arrojan conflictos que nada tienen que ver con el color de piel. Y la actriz Marianne Jean-Baptiste, esposa, madre y persona que respira un insoportable mal humor y que es una máquina de regañar y discutir con todo lo que haya cerca, pilota con maestría sus matices y los intercambios de materiales dramáticos y cómicos.

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Sobre el autor Oti Rodríguez Marchante

Crítico de cine en ABC

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