La tribu
El error
Me parece un tremendo error que un violador, asesino u homicida tenga una condena más suave si no aparece el cuerpo de la víctima
![Antonio García Barbeito: El error](https://s3.abcstatics.com/abc/sevilla/media/opinion/2021/11/07/s/antonio-barbeito-opinion(1)-k0pD--1248x698@abc.jpg)
Sería tan fácil como copiar del natural de aquellos años, no del proceder de las autoridades uniformadas, sino de la autoridad de maestros de escuela, encargados de fábricas o manijeros de cuadrillas. Quedémonos, por más común a todos, con el proceder de los maestros de ... escuela, cuando, oh benditos tiempos, un maestro era autoridad, era respetado por todos y temido por los que tenían que temerle. Sería muy fácil hacer hoy con algunos casos lo que hacían aquellos maestros, si un niño le comentaba, por ejemplo, que durante el recreo le habían quitado de su carpeta, que la dejó en la banca, algún útil de escritura. El maestro, que conocía muy bien a sus alumnos y sabía si aquel niño le había dicho la verdad —más cuenta le traería al niño no inventarse la denuncia—, cuando tras el recreo volvían todos a la clase, se limitaba a decir: «Fulanito me ha dicho que durante el recreo alguien le ha quitado tal cosa de su carpeta. Si cuando llegue la hora de salir no ha aparecido, cerraré la puerta y me iré, y ustedes se quedarán todos aquí, hasta que aparezca.»
Ni el maestro consultaba con el director ni con otros maestros, ni tenía que preguntarle a nadie si le parecía bien la medida, ni, por supuesto, mandaba a alguien a informar a los padres de los alumnos de su decisión. Y no hacía falta, entre otras cosas, poque el objeto hurtado aparecía. Siempre. Yo no sé cómo se las aviaba el que había hurtado para colocar el objeto en el sitio de donde lo cogió. O aprovechaba una fugaz ausencia del maestro o no sé cómo. Pero el objeto aparecía. Los abogados de la madre de una chica asesinada y descuartizada, cuyo cuerpo, como el de la desafortunada Marta del Castillo, no ha aparecido, por más que su asesino, como Carcaño, haya confesado el crimen, van a pedir que aumenten la condena del preso si éste no dice dónde está el cuerpo. Me parece un tremendo error que un violador, asesino u homicida tenga una condena más suave si no aparece el cuerpo de la víctima, oportunamente hecho desaparecer con esas intenciones. Si los asesinos confesos supieran que mientras no aparezca un cuerpo no hay posibilidad de suavizar la prisión permanente revisable, podemos estar seguros de que aquí no habría cuerpo que desapareciera, por la cuenta que les traería a los homicidas, asesinos, violadores o lo que sea. Pero, claro, si al derecho a no declarar se le suman los beneficios si el cuerpo de la víctima no aparece, la actitud está clara: hacer desaparecer toda huella del crimen y no abrir el pico. Sería tan fácil como copiar del natural de aquellos maestros de escuela, pero, ya saben, tomar como ejemplo aquellas escuelas es, hoy, poco menos que pisar la raya de la tortura. Y así nos fue. Y así nos va.
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