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La tribu

El error

Me parece un tremendo error que un violador, asesino u homicida tenga una condena más suave si no aparece el cuerpo de la víctima

Antonio García Barbeito

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Sería tan fácil como copiar del natural de aquellos años, no del proceder de las autoridades uniformadas, sino de la autoridad de maestros de escuela, encargados de fábricas o manijeros de cuadrillas. Quedémonos, por más común a todos, con el proceder de los maestros de ... escuela, cuando, oh benditos tiempos, un maestro era autoridad, era respetado por todos y temido por los que tenían que temerle. Sería muy fácil hacer hoy con algunos casos lo que hacían aquellos maestros, si un niño le comentaba, por ejemplo, que durante el recreo le habían quitado de su carpeta, que la dejó en la banca, algún útil de escritura. El maestro, que conocía muy bien a sus alumnos y sabía si aquel niño le había dicho la verdad —más cuenta le traería al niño no inventarse la denuncia—, cuando tras el recreo volvían todos a la clase, se limitaba a decir: «Fulanito me ha dicho que durante el recreo alguien le ha quitado tal cosa de su carpeta. Si cuando llegue la hora de salir no ha aparecido, cerraré la puerta y me iré, y ustedes se quedarán todos aquí, hasta que aparezca.»

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