Handlova, el escenario del intento de magnicidio en la UE: «Todos somos de Fico, por eso había poca seguridad»
Un pueblo minero de poco más de 16.000 habitantes se convirtió en el centro de todas las miradas tras el ataque al primer ministro eslovaco en un centro cultural de la ciudad
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A algo más de 180 kilómetros de Bratislava, capital eslovaca, está Handlova, una pequeña localidad minera en el corazón del país. Aquí, donde parece nunca pasa nada y el mejor plan es pasear por la orilla del río Nitra, afluente del Danubio, entre bosques frondosos, ... el pasado miércoles ocurrió lo impensable: un hombre disparaba a quemarropa al primer ministro, Robert Fico, quien acababa de participar en un acto de partido en el centro cultural. En apenas unos minutos, medios de comunicación de todo el planeta marcaron Handlova como el epicentro de un intento de magnicidio.
Pero un día después, en este pueblo de poco más de 16.000 habitantes la vida parece seguir tan plácida como de costumbre: la plaza Banikov, donde tirotearon al mandatario, poco a poco se llena de jubilados que hablan de todo menos de lo sucedido horas antes; los niños juegan en un pequeño parque al otro extremo de la plaza y en un puñado de bares atienden a periodistas procedentes de media Europa. No están acostumbrados a la presencia de tanto extranjero en un lugar de paso para el turista.
Impacto de bala
Precisamente el bar más próximo al centro cultural a cuyas puertas fue tiroteado Robert Fico, el miércoles estaba cerrado por descanso. Y a pesar de las noticias sobre la situación médica del primer ministro -«grave, pero estable tras la operación»-, los ánimos parecen sosegados pese a cierto runrún de preocupación. «Este es un pueblo tranquilo, donde la gente sale a tomar su café y su cerveza, y poco más», cuenta una de las trabajadoras del establecimiento. La única señal de lo que allí había ocurrido veinticuatro horas antes es el tronco astillado del árbol donde impactó una de las balas.
A pesar de que los vecinos no se explayen en exceso sobre el intento de asesinato de su primer ministro, a primera hora de la mañana Nina, propietaria de un quiosco en la plaza Banikov, ya había vendido todos los periódicos. «No quedó ni uno. A la gente le preocupa lo que pasó», explica en eslovaco, que a duras penas logramos entender.
Votantes de Smer
En Handlova, cerca del 80% de la población vota al Smer-Sociálna Demokracia, el partido de Robert Fico. Son mayores, jubilados y todos pertenecientes clase trabajadora. «Aquí casi todo el mundo vota a Fico», explica Dominic, cámara y periodista eslovaco que estaba presente en Handlova cuando ocurrió el intento de magnicidio. De ahí, que haya impactado a propios y extraños que el ataque se produjera en este pequeño feudo de Smer.
«Como la gente aquí apoya en gran medida a Fico, las medidas de seguridad eran pocas: ¿quién podía imaginarse esto?», se pregunta Dominic. «Además, este tipo de actos donde el primer ministro se acerca a la población es muy inusual. Solo lo hace un par de veces al año, así que el atacante aprovecharía ese momento», especula el periodista. Y recuerda: «Ya había terminado la conexión y me iba al coche cuando escuché los disparos». Al instante, el cámara regresó al centro cultural, donde los miembros de seguridad ya habían reducido al atacante e intentaban frenar la hemorragia que sufría el político.
El ataque pilló desprevenidos a todos. También a la seguridad del propio primer ministro, ahora bajo investigación. Ladislav estaba paseando a su perro en las proximidades cuando ocurrió el ataque. «No pensaba acercarme a saludar, pues había alguna valla que cubría la entrada. Pero no vi a demasiados policías protegiendo la zona. Yo estaba caminando por allí cerca, como todos los días, cuando empezaron a llegar más policía y ambulancias».
'Polarización'
Hoy, la palabra más repetida por los vecinos de Hanldova es 'polarización', en los últimos meses cada vez más notoria con duros debates en el Parlamento y controvertidas medidas como la eliminación de la Fiscalía Anticorrupción o el desmantelamiento de la radiotelevisión pública.
«No soy partidaria de Fico, pero llegar a este punto me parece una barbaridad», subraya Edith, que trabaja en una de las tiendas justo en frente del centro de cultura de Handlova. El miércoles, ella no estaba cuando ocurrió el tiroteo. Sí, su compañero Julen, quien escuchó los disparos mientras recogía en el almacén. «Salí de inmediato a ver qué pasaba, pero en seguida se lo llevaron [a Fico] al hospital más cercano que tenemos y, de ahí, a Banská Bystrica».
«Lo que vivimos ayer, aunque nadie esperaba que llegara hasta este punto, es un ejemplo de que existen dos países completamente divididos», explica Edith. «Uno es el de quienes apoyan a Fico, como es la gente jubilada y sin mucho nivel de estudios; y el otro, más formado, es más joven».
Lo que más preocupa ahora es que este ataque eleve la tensión y que pueda ser utilizado por unos y otros para prolongar la crispación. Por eso, desde el Gobierno eslovaco los mensajes de tranquilidad han sido los más repetidos. La presidenta saliente, Zuzana Caputova, rival de Fico, dijo ayer que los líderes de los partidos políticos se unirían en un esfuerzo por lograr la calma y «rechazar la violencia». «Queremos pedir a todos que sean responsables», dijo Caputova en una conferencia de prensa en la capital. Caputova habló junto a Peter Pellegrini, un aliado del primer ministro, quien tomará el relevo a Caputova en la presidencia de Eslovaquia el 15 de junio.
¿Tienen miedo los eslovacos? «No. Miedo, no. Es una mezcla entre decepción por haber llegado a este punto y preocupación por lo que pueda venir en el futuro, que creo que es peor», responde Ladislav.
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