Los diputados podrán recibir multas de hasta 4.000 euros por insultar en el Bundestag
Estas sanciones llevan una dedicatoria implícita a los diputados del partido Alternativa para Alemania, responsables directos de una cultura parlamentaria más agresiva
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![El canciller alemán Olaf Scholz se dirige a los delegados en el Bundestag en Berlín](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/internacional/2024/07/02/bundestag-RS6VSDVpS5lgbSQ08jwHB7K-1200x840@diario_abc.jpg)
Sólo el año pasado, el presidente del Bundestag hizo más llamadas al orden que en todo el período electoral anterior. En esta legislatura se han normalizado las interrupciones, los gritos e incluso los insultos a los oradores y el Parlamento alemán quiere poner fin ... a esta deriva que deteriora el decoro democrático, de manera que la cámara ha emitido una ordenanza con nuevas sanciones. En el futuro, quien incurra con reincidencia en este comportamiento se arriesga a multas de hasta 4.000 euros.
El reglamento garantiza que «por una violación más que leve del orden o de la dignidad del Bundestag, el presidente puede imponer a un miembro una multa de 1.000 euros, incluso sin que se haya emitido una llamada al orden». En caso de reincidencia la multa será de 2.000 euros y «el importe de la multa ascenderá a los 4.000 euros en caso de nueva reincidencia«. La moción también propone añadir la siguiente frase al reglamento interno: «Debe evitarse cualquier declaración o comportamiento ofensivo o discriminatorio, particularmente racista o sexista, hacia otro miembro o un tercero». Con la nueva ordenanza, también se amplían las herramientas de los presidentes de las comisiones: el presidente tendrá autoridad regulatoria formal sobre los miembros. En caso de perturbaciones importantes, el presidente debería poder excluir al perturbador de futuras deliberaciones con la aprobación de una mayoría cualificada.
Aunque la nueva normativa no lo cita, estas multas llevan una dedicatoria implícita a los diputados del partido Alternativa para Alemania (AfD), responsables directos de esta cultura parlamentaria más agresiva. Antes de que AfD ingresara al parlamento en 2017, sólo se producían una o dos llamadas al orden por período electoral. El número ha ido aumentando hasta que, el año pasado, la presidencia parlamentaria llamó al orden 51 veces para castigar los descarrilamientos verbales y otras malas conductas. Esto fue más frecuente que en todo el período electoral anterior, de 2017 a 2021, en el que, según un resumen del Bundestag alemán, se emitieron 49 llamadas al orden.
«El núcleo del mal es la agitación de AfD», identifica la vicepresdienta de la cámara, Yvonne Magwas, que pertenece a la Unión Cristianodemócrata (CDU). «Este tipo de incidentes son cada vez más frecuentes y se amplían con más insultos y amenazas, sobre todo en las redes sociales», denuncia, «y tenemos el fenómeno de que los diputados de la AfD llevan llamadas al orden como trofeos. Uno dice: "Hoy tengo dos", el otro dice: "Tengo tres". A su clientela le gusta eso».
Para Magwass no hay conflicto alguno entre la corrección y la libertad de expresión parlamentaria. Defiende que el discurso parlamentario es sancionable «tan pronto como se vuelve ofensivo». «Los insultos no están amparados por la libertad de expresión. En las redes sociales, el diputado de AfD Stephan Brandner me llamó "vicepresidente notablemente estúpido". No tengo que aguantar eso. A veces es más sutil. Una vez, un diputado de AfD se puso de pie y le preguntó a un diputado del SPD de origen inmigrante qué había hecho ya por nuestro país. No hay malas palabras. Pero, por supuesto, personalmente es extremadamente ofensivo. Son intentos de intimidación. Esto es parte de la estrategia de la AfD. Menospreciar e insultar hacen despreciable a la democracia y a sus instituciones».
Los partidos de la 'coalición semáforo' de Olaf Scholz, han intentado sin embargo sin éxito sumar a la CDU a esta nueva normativa. Los conservadores consideran que el Bundestag cuenta ya con la normativa necesaria para sancionar este tipo de comportamientos. El pasado mes de junio, le fue por ejemplo impuesta una multa a Beatrix von Storch, después de que le fuese llamada la atención en repetidas ocasiones por sus abucheos contra la mujer trans Tessa Ganserer, de Los Verdes. Storch dijo, entre otras cosas, que Ganserer era «biológica y jurídicamente un hombre» y se refirió al político verde como «Señor Ganserer», lo que le costó una multa de 1.000 euros «por una violación más que leve del orden o de la dignidad del Bundestag».
A cambio de aumentar las multas contra el mal comportamiento, la nueva normativa ensancha los derechos de la oposición en la cámara. «También queremos ampliar los derechos de los grupos parlamentarios de la oposición: las comparecencias públicas que exijan deberán realizarse en el futuro dentro de las diez semanas siguientes», mientras que hasta el momento no ha habido plazos para estas comparecencias, explica Filiz Polat, de Los Verdes.
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