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El terrorismo de ETA ha sido uno de
los elementos más desestabilizadores en la Historia de
España desde finales de la década de 1960, cuando
comenzó a utilizar la violencia como medio para conseguir
la independencia de Euskadi, un "objetivo" que ha costado
la vida a casi novecientas personas.
Desde 1968, ETA ha asesinado a 851 personas, 99 de ellas en 1980,
el año más sangriento de la organización terrorista,
que considera territorio de Euskadi al País Vasco y Navarra,
en España, y a las provincias de Baja Navarra, Lapurdi y
Suberoa, en Francia.
En sus inicios, se definió como organización socialista
revolucionaria de liberación nacional, pero en la banda
fue prevaleciendo el componente nacionalista e independentista
y su uso sistemático de la violencia.
El 7 de junio de 1968, se cobró su primera víctima
mortal, la del guardia civil José Pardines, quien fue asesinado
por Txabi Echebarrieta, que horas después murió en
un enfrentamiento con la Guardia Civil cerca de Tolosa (Guipúzcoa).
Desarticulada la cúpula de la banda en 1969, 16 de sus miembros
fueron juzgados un año más tarde en el denominado "Proceso
de Burgos". Seis de ellos -Onaindia, Larena, Uriarte, Izko
de la Iglesia, Gorostidi y Dorronsoro- fueron condenados a muerte,
aunque las penas les fueron conmutadas por reclusión mayor.
En protesta por este "proceso", ETA cometió ese
mismo año su primer secuestro, aunque no fue hasta enero
de 1972 cuando raptó a un empresario por motivaciones puramente
económicas.
En 1973, ETA actuó por primera vez en Madrid y cometió el
atentado más espectacular de toda su historia: el 20 de
diciembre asesinó al presidente del Gobierno, el almirante
Luis Carrero Blanco.
Un año después, el 13 de septiembre de 1974, la banda
perpetraba, también en Madrid, su primer atentado masivo
con la colocación de una bomba en la cafetería Rolando,
frecuentada por policías y situada en la calle del Correo
junto a la Dirección General de Seguridad, que causó la
muerte de trece personas y heridas a ochenta.
El debate interno sobre este atentado, entre los partidarios de
una organización de carácter estrictamente militar
y quienes mantenían que debía también asumir
la lucha de masas, finalizó con la escisión de ETA
en dos ramas: "milis", partidarios de la insurrección
popular y minoritarios en ese momento, y "poli-milis",
mayoritarios y que apostaban por la violencia selectiva.
Las dos ramas continuaron por separado y sus atentados se superpusieron
hasta 1982, cuando los "poli-milis" se disolvieron y
se configuró lo que sería la dirección de
ETA hasta prácticamente 1992, cuando se desarticuló la
cúpula en Bidart (Francia).
Allí estaban Domingo Iturbe Abasolo alias "Txomin";
José Miguel Beñaran, "Argala"; José Luis
Ansola "Peio el Viejo"; Juan Ramón Aramburu "Juanra",
Eugenio Etxebeste "Antxon" y Loranzo Lasa Mitxelena, "Txikierdi".
Además, otros miembros destacados eran Francisco Múgica
Garmendia "Pakito" y Jose Antonio Urrutikoetxea, alias "Josu
Ternera", el único de los "históricos" que
no está en prisión y que está en busca y captura
tras no presentarse en el Supremo para responder por su imputación
por el atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza
en 1987.
Durante todo este tiempo, ETA tenía su cuartel general en
el sur de Francia, desde donde cobraba para financiarse el llamado "impuesto
revolucionario", dentro de lo que se denominó en España
como "el santuario francés".
Las décadas de 1980 y 1990 se caracterizaron por una alternancia
entre atentados como el de Hipercor (21 muertos), la cafetería
Rolando de Madrid (13), la República Dominicana de Madrid
(12), la casa-cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza (11) o la
casa-cuartel de Vic (10) y éxitos policiales, como las sucesivas
desarticulaciones de los comandos Vizcaya, Donosti, Araba, Nafarroa,
Madrid, Eibar, Goierri o Argala.
La estructura organizativa de ETA sufrió un cambio a partir
de 1983 por la aparición de los GAL y una modificación
de la política de las autoridades francesas, que iniciaron
el final del "santuario francés" con la detención
de parte de la dirección etarra en 1984 y con la deportación
a Gabón, dos años más tarde, del considerado
máximo dirigente de la organización en esos momentos,
Domingo Iturbe.
"Txomin" pasó de allí a Argelia, donde
inició los primeros contactos con enviados del Gobierno
español, pero su muerte en 1987 hizo que fuera sustituido
por "Antxon", que había sido expulsado a Ecuador.
Los contactos fracasaron y los siguientes se produjeron en 1989,
pese a que el "sucesor" de "Txomin" en la dirección, "Josu
Ternera", fue arrestado.
Fueron las llamadas "conversaciones de Argel", en las
que participaron Jose Luis Alvarez Santacristina, "Txelis";
Ignacio Arakama Mendia, "Makario", y Belén González
Peñalva, "Carmen", y que finalizaron con la vuelta
a las armas de ETA, tras una tregua entre el 8 de enero y el 4
de abril de ese año.
La ruptura de las conversaciones supuso la deportación de
los interlocutores a Santo Domingo y de otras decenas de etarras,
que estaban en Argelia, a diferentes países de Africa.
La nueva dirección la encabezaron entonces "Txelis", "Pakito" y
Jose Arregui Erostarbe "Fiti".
En 1992, meses antes de la inauguración de la Expo de Sevilla
y las olimpiadas de Barcelona, ETA volvió a quedar descabezada.
La detención en Francia de su "cúpula" directiva
supuso uno de los golpes más duros recibidos por la banda
y propició un notable descenso de su actividad, aunque continuaron
los atentados.
Cuatro años después, en 1996, ETA planeó su
secuestro de mayor duración, el del funcionario de prisiones
José Antonio Ortega Lara, liberado por la Guardia Civil
tras permanecer 532 días en un zulo en Mondragón.
Para "compensar" el fracaso de esta acción, el
10 de julio de 1997 cometió el que se convertiría
en el último de sus 77 secuestros, el del concejal del PP
en el Ayuntamiento de Ermua, Miguel Angel Blanco Garrido, quien
fue asesinado al cumplirse el plazo de 48 horas que la banda había
dado para que el Gobierno accediera a reagrupar a sus presos.
La muerte del edil de un tiro en la nuca produjo una de las mayores
movilizaciones populares contra ETA, que acuñaron con el
llamado "Espíritu de Ermua", un fenómeno
que, según los expertos, llevo a la banda, debilitada internamente,
a declarar el 16 de septiembre de 1998 una tregua unilateral e
indefinida.
Aunque inicialmente el Gobierno del PP la recibió con escepticismo,
el 3 de noviembre de 1998 José María Aznar autorizó contactos
para comprobar la voluntad de ETA.
El entonces secretario general de la Presidencia, Javier Zarzalejos,
y el secretario de Estado de Seguridad, Ricardo Martí Fluxá,
se reunieron el 20 de mayo de 1999 en Suiza con "Mikel Antza",
en unas conversaciones en las que también participó Belén
González Peñalva "Carmen", quien también
había estado en la mesa de Argel y fue detenida poco después.
El 3 de diciembre de 1999, ETA rompió la tregua tras acusar
al PNV y EA de romper el Pacto de Estella (Lizarra) sobre la "construcción
nacional" de Euskadi, firmado por diversas formaciones nacionalistas
vascas.
Y el 21 de enero de 2000 materializó esa ruptura; ese día,
el teniente coronel Pedro Antonio Blanco García falleció en
Madrid a causa de la explosión de un coche bomba.
Desde la ruptura de la tregua, ETA ha asesinado a 46 personas y
herido a más de trescientas en sus atentados, que no han
causado víctimas morales desde el 30 de mayo de 2003.
Sin embargo, durante la campaña electoral para las elecciones
generales en 2004, ETA intentó llevar a cabo una acción
espectacular en Madrid, que fue impedida por las fuerzas de seguridad:
en la madrugada del 29 de febrero, la Guardia Civil detuvo a dos
presuntos etarras cuando transportaban en una furgoneta 536 kilos
de explosivos.
Los éxitos policiales en Francia y España han permitido
la detención de miembros de la dirección de ETA,
entre ellos Ignacio Gracia Arregui, dirigente del aparato militar
desde 1992, arrestado en 2000, Mikel Albisu, "Antza",
jefe del aparato político, y Soledad Iparragirre "Anboto",
supuesta responsable de los comandos "legales" (no fichados
por la Policía), detenidos en 2004.
Otro de los dirigentes etarras detenidos, en 2002 y 2003, es Juan
Ibón Fernández de Iradi, "Susper", que
fue jefe de los comandos de la banda: la documentación que
le fue incautada propició más de un centenar de detenciones
de presuntos etarras en España y Francia.
El supuesto entorno de la banda terrorista también se ha
visto afectado: la ilegalización de Batasuna y el desmantelamiento
de KAS-EKIN, supuesto aparato político de la banda en España,
de XAKI, supuesto aparato de Relaciones Internacionales, y de la
organización juvenil Jarrai y sus sucesoras Segi y Haika.
Estos golpes, según los expertos, han hecho mella en ETA,
que en enero de 2005 anunció su apoyo a la propuesta que
Batasuna presentó en Anoeta en noviembre del anterior año.
La organización terrorista afirmó ver con "buenos
ojos" la propuesta de Batasuna de conseguir la paz mediante
dos mesas de negociación simultáneas, una entre los
partidos vascos para discutir las cuestiones políticas y
la otra entre el Gobierno y ETA para la "desmilitarización
del conflicto".
En junio de 2005, un mes después de que el Congreso aprobara
una resolución que avalaba un hipotético diálogo
del Gobierno con ETA si ésta abandonaba las armas, la banda
terrorista hizo, vía comunicado al periódico "Gara",
una "propuesta" de "diálogo y negociación" para "una
solución" al "conflicto" vasco, condicionada
a la autodeterminación de "Euskal Herria".
Pocos días después, ETA anunció el cese de
sus acciones "armadas" contra "los electos de los
partidos políticos de España".
Antes, el 18 de febrero de 2004, la banda terrorista había
anunciado la suspensión de todas sus "acciones armadas" en
Cataluña.
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