dIÁLOGOS DE FAMILIA
«Dar el primer móvil no depende de la edad del menor, sino de su madurez»
Hablamos con María José Abad, coordinadora de la plataforma educativa Empantallados
«Si los padres vieran lo que yo veo todos los días, no darían móviles a sus hijos»
Las pantallas son el elemento de discusión por excelencia en todas las familias. Ya sea el móvil, la tableta, la consola..., y con independencia de la edad de los menores, los conflictos entre progenitores e hijos se suceden día tras día.
La realidad es que vivimos inmersos en un entorno digital con el que toca convivir. Según el INE, un 20% de los menores españoles ya tiene móvil propio a los 10 años; un 67% a los 12 y más de un 90% a los 14. «Nuestros hijos no han elegido nacer ahora, pero nosotros sí tenemos la responsabilidad de acompañarlos», escriben María José Abad, Rocío García de Leániz, Luisfer Martínez y José Martín Aguado en 'Empantallados. Cómo educar con éxito a tus hijos en un mundo lleno de pantallas' (Vergara).
Toca, por tanto, ponerse manos a la obra y educar en un entorno tecnológico sin precedentes. Todo un desafío que analizamos con María José Abad, coordinadora del proyecto Empantallados.
El libro lleva por título 'Cómo educar con éxito a tus hijos en un mundo lleno de pantallas'. ¿Eso quiere decir que se está fracasando?
No hay que agobiarse. Cada uno hace lo que puede y es verdad que a veces vivimos en modo supervivencia. Este libro lo que hace es ayudar a las familias a que esa educación sea un poco más fácil. Por ejemplo, recogemos las 12 preguntas más frecuentes que hemos recibido estos cinco años de Empatallados por parte de padres y madres. Estas siempre se repiten y en el libro están las respuestas. La educación es algo de largo recorrido.
Precisamente porque la educación es algo a muy largo plazo, ¿hemos demonizado la tecnología?
Un error que suele cometerse es esperar a a la adolescencia a preocuparse por estos temas. En el libro sí que recogemos lo que hay que tener en cuenta entre los 0 y 2 años en lo que a pantallas se refiere, al igual que otros aspectos claves como qué pasa antes del primer móvil o después. La labor de acompañamiento es clave porque el smartphone está presente desde el momento en el que un bebé nace. Por tanto, desde ese instante, la labor educativa tiene que estar ahí para prevenir los problemas que vendrán después.
A veces, que los niños estén con la tableta es un respiro para los padres...
Sí, nosotros decimos que a veces nos pasamos con la niñera digital cuando el niño es muy pequeño. Luego no podemos pretender querer que el menor haga un uso equilibrado de las pantallas. Hablamos de las alternativas a empantallarle, es decir, todos estamos empantallados para bien y para mal. Es una realidad. Pero hay trucos para que no se te vaya de las manos.
¿Cuáles son los principales errores que cometen las familias?
Una de las preguntas que más nos hacen es a qué edad dar el primer móvil. Y un error que se comete mucho es que llegue como un regalo de un familiar. Los padres, creo, son los que tienen que decidir a qué edad se lo dan y esta decisión no se basa en un número concreto, sino que tiene que ver con el estado de madurez del menor.
También nos preguntan mucho por los controles parentales. Pensamos que si se instalan en el dispositivo del menor, ya podemos estar tranquilos. Y no. Cuando son pequeños sí son útiles pero luego son solo un parche. Poner el control parental a un adolescente no funciona. Y aquí te voy a contar una anécdota: un padre estaba emocionado porque había configurado que todos los dispositivos de casa se apagaran a una determinada hora. Pero su hijo cambió el uso horario. Aquí el control parental no es nada efectivo. Para un adolescente, hecha la ley, hecha la trampa. Al final, la educación lo que persigue es que tu hijo haga lo mismo que cuando tú estás delante.
«Poner el control parental a un adolescente no funciona»
También habláis de la relación entre autoestima y tecnología.
La autoestima es importante en el mundo digital y analógico. Pero es verdad que las redes han hecho que dependamos mucho de valoraciones externas. Tenemos que ayudar a nuestros hijos a conocerse, aceptarse y quererse, fases que también nosotros como adultos tenemos que vivir. Y, además, ayudarles a potenciar lo que se les da bien.
De hecho, abogáis por educar en la triple A: atención, autoestima y aburrimiento
A veces nos preguntan muchos los padres sobre las plataformas. En estos 5 años, hemos visto que cuando los hijos están en Facebook y llegan los padres, los menores se van a Instagram; después a TikTok... Empantallados sí facilita a los padres el conocimiento de las plataformas pero esto no es lo más importante sino saber qué hay detrás de ellas, qué retos educativos nos plantea la tecnología. Hemos descubierto que hay tres A. De la autoestima, ya hemos hablado.
En segundo lugar está la atención: todo móvil te la pide. Hay que saber cómo entrenar la atención en el mundo de hoy. Daniel Goleman, autor del libro 'Inteligencia emocional', dice que es más importante entrenar la capacidad de atención de los menores que el coeficiente intelectual. En eso, los padres les tenemos que ayudar.
Y luego la gestión del aburrimiento. Los niños de hoy son los del 'todo ya'. Hay que saber plantearles proyectos a medios plazo, con o sin pantallas. Si sentamos las bases, será una educación completa, teniendo en cuenta el entorno digital.
La teoría dice que de 0-2 años, nada de pantallas; de 2 a 5 máximo una hora... Explicáis lo que se debe o no hacer en función de la edad que tengan los menores pero seguro que es muy difícil para muchos el cumplirlo.
Lo ideal, según la Asociación Americana de Pediatría, es que de 0 a 2 no haya pantallas. Al menos, hasta los 18 meses, nada de pantallas. De 2 a 5, máximo 1 hora y acompañados. A partir de los 6 años, la Asociación aconseja establecer unos límites coherentes en función de cada familia. A veces nos preocupamos más por cuánto tiempo están ante la pantalla y hay que preocuparse más por qué está dejando de hacer. Por ejemplo, mi hijo jugaba antes al fútbol y ahora no.
Otra línea roja que nos preocupa mucho es el sueño. Muchos profesores nos dicen que sus alumnos se duermen en clase. Por eso recomendamos a los padres que los móviles duerman fuera de la habitación. Pero todos los teléfonos, también los de los padres. A veces es difícil porque en el smartphone se junta todo: el ocio, el trabajo, la logística familiar... Pero es un reto y los niños se fijan en todo.
«A veces nos preocupamos más por cuánto tiempo están ante la pantalla y hay que preocuparse más por qué está dejando de hacer»
De hecho, en el libro habláis de la elaboración de un plan digital familiar.
Consiste en ver qué puedo hacer en función de las edades que tengan los niños. Párate a pensar qué retos tienes en casa, tú, tu pareja, tus hijos y luego crea un plan digital consensuado entre todos. No se trata de decir que 'el móvil es malo' sino de saber cuándo sí y cuándo no.
La adolescencia, en este aspecto, es una etapa muy complicada, ¿verdad?
Por eso hay que empezar antes y hacer un acompañamiento progresivo. Lo que no se haga antes de los 16 años, no pretendas hacerlo después. El móvil es para ellos pura autonomía. Por tanto, lo que quieres que sepan antes, hazlo antes.
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El libro también analiza el 'shareting'. Al mismo tiempo, los hijos están acostumbrados a ver imágenes de menores en Youtube, TikTok, Instagram... ¿Cómo explicárselo?
Compartir imágenes de los hijos en redes sociales, incluida la foto de perfil de WhatsApp, es un tema delicado. Hay que saber explicar a los hijos qué forma parte de la intimidad y no puedes contar y qué puedes publicar. Y que sepan diferenciar ambas parcelas. Pero eso es algo sobre lo que los adultos también deberían reflexionar. Hay que ayudar a los adolescentes a desmitificar las redes sociales, a saber que los 'instagramers' solo muestran una cara, que la vida tiene muchas caras y que no hay que compararse. Al final, es educar sobre la vida y eso no ha cambiado, es lo de siempre.
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