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La recomendación de un profesor para que tu hijo adolescente despegue en los estudios

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El cambio debe empezar desde dentro, apunta Miguel Cobos, autor de 'Cómo despegar en los estudios' ABC
Carlota Fominaya

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Asignaturas que se atraviesan, un profesor con el que no hay química que hace que el curso se haga cuesta arriba, cuestiones personales que llevan a tu hijo a suspender o, incluso, algo más intangible, como la sensación de que no tiene motivación y que pasa de todo.

Muchos menores ven como los estudios se complican en Secundaria y Bachillerato. «Y es verdad que no hay recetas mágicas ni mega trucos definitivos -reconoce Miguel Cobos, profesor, ingeniero, coach, y experto en programación neurolinguística-, pero sí hay herramientas y habilidades para la mejora constante. De hecho, he escrito el libro que me hubiese gustado leer cuando estaba en el instituto», dice el autor de 'Cómo despegar en los estudios'.

Cobos ha ejercido de profesor en los últimos diez años y confiesa que esta obra es fruto de su experiencia personal: «Recojo todo lo que a mi también me hubiera gustado que me contasen con 15, 17 años. No antes porque en Primaria no tienen todavía intereses relacionados con esto, pero si en la adolescencia. Yo hubiese afrontado los estudios de otra manera», admite.

¿El objetivo de esta lectura es que 'despierten'? 

Algo así. Para que ellos despierten. Es un mensaje de que esto hay que aprovecharlo… No se pueden quedar en 'qué aburridos son los profes'; 'no me interesa lo que cuentan'. Que vean que detrás está su futuro, esos sueños que están ahí desde que son pequeños… Esa es la intención: 'esto va de ti'. No puedes pensar que las cosas vienen de fuera, que te lo tienen que poner atractivo. Tú eres el protagonista de tu propia vida.

Esto que usted propone en su libro, ¿no sería una labor de los padres?  

Creo que hay algo que nos ha pasado a todos cuando somos adolescentes. A mí mi padre me decía: 'Estudia inglés' y entonces cogía la asignatura de italiano. 'Haz tenis' y entonces elegía ciclismo. Es verdad que aceptaron el ciclismo, lo del italiano... En mi familia reaccionaron bien y respetaron mis opciones pero alguna vez he lamentado no haberles hecho caso y esto parece que le pasa a mucha gente (risas).

Las familias dan siempre el mensaje lo mejor que saben, desde el amor absoluto, pero la realidad es que a veces no lo transmiten de la mejor de las formas. Por eso es mejor que venga de un tercero.

Entonces, ¿cómo podemos sugerir a un adolescente la lectura de este libro sin que sienta rechazo?

Durante la última firma de libros se acercó una madre con un chavalillo a nuestro estand. Fue el que lo abrió y la madre aprovechó para preguntar: '¿Te interesa?, ¿quieres que lo compremos?' Él decidió que sí. Que salga de ellos elegir el libro es lo ideal. Es verdad que tiene que pensar que son unas cuantas horas las que va a invertir en leerlo, y para estar dispuestos a hacer ese esfuerzo ellos tienen que ver algo interesante. Desde luego, se crea más rechazo si lo metes con calzador.

Por eso, insisto, lo ideal es que salga del propio menor. Puede ayudar el decirle, de una forma un poco más amable, algo así como: 'Mira a ver qué parece' 'Lo podemos leer entre los dos'... Puede ser un capítulo al día, es menor no leerlo en una sentada de una tarde… La clave está en que puedan recorrer un camino, y disfrutarlo.

De hecho mi idea es que lo lean como si fuera un juego en el que vas pasando niveles… Lo que he intentado evitar es que sientan que les estoy echando la charla. Eso para mi era muy importante. Me pongo en esa situación, y recuerdo que a su edad no leía nada.

¿Por qué en formato libro y no vídeo?

Es conveniente en formato libro y no en vídeos de 10 minutos que si duran 5 mejor porque hoy vamos todos a conseguir lo máximo con el menor esfuerzo posible, cuando es importante que reflexionemos sobre que hay determinadas cosas que merece la pena invertir esfuerzo en conseguirlas.

No hay, dice, ninguna receta mágica ni mega truco definitivo, pero sí habrá alguna herramienta… 

Trucos y recetas no hay, pero a lo mejor tras la lectura algo hace un clic en su cabeza y eso es perfecto. De hecho, eso es exactamente lo que les quiero transmitir: que no deben buscar el truco o receta mágica y que, a partir de ahora, no es que las cosas no les vayan a costar nada, porque luego en la vida no todo se consigue con el mínimo esfuerzo.

Entonces, ¿por dónde debe empezar el cambio de un estudiante que se sienta perdido?

El cambio debe empezar desde dentro. Muchas veces la sociedad echa la culpa al sistema educativo, a los profesores, a los padres… Y no nos paramos a pensar en qué es lo que podemos hacer nosotros, en lo que sí realmente tenemos margen de acción. De hecho, no puedes cambiar ni el sistema educativo, ni a los profesores, ni a tu familia, pero sí puedes cambiar lo que viene de ti.

¿Cómo puede lograr un chaval esa motivación?

La definición de motivación es tener un motivo para la acción por lo que la automotivación es cuando tú eres capaz de encontrar cuáles son tus motivos para ponerte en marcha o hacer algo.

A pesar de ser adolescente, necesitas saber hacia dónde quieres ir, qué quieres conseguir, qué quieres hacer… Tienen que pararse a pensar cuál es su faro.

Cuando lo sepan, entonces han de preguntarse el 'para qué'. Si consiguen responderse a esa pregunta, tienen mucho ganado. Porque si sabes el 'para qué', ese algo que por dentro te hace cosquillitas, que sientes que es de verdad, entonces tienes la motivación para ponerte en marcha y a partir de ahí solo tienes que echar a andar.

Así es como empieza el ciclo virtuoso o de retroalimentación positiva. Cuando te pones en marcha en este camino de mejora que sale de ti, un camino que no será fácil, que habrá veces que te plantees abandonar, todo es mejor y más fácil.

Habla en su obra de aspectos innegociables en este camino. ¿Cuáles serían?

Para mí es como una especie de norma interna del juego que te tienes que marcar tú, aquella que 'sí' o 'sí', define tu funcionamiento personal. Por ejemplo, si a ti te gusta hacer deporte, como mucho estarás un día sin practicar ejercicio. En los estudios la norma interna podría ser estudiar todos los días. Esa es muy peligrosa porque significa sentarse de lunes a domingo, y el viernes y el sábado cuesta, no apetece. Tienes que ponerte una norma interna realista. Por ejemplo, estudiar de lunes a jueves. Hay que buscar el equilibrio, no se puede estar estudiando veinticuatro horas horas de siete días a la semana. De hecho, con ellos lo que intento trabajar es que esto va de estudiar mejor y estar menos tiempo.

¿Cómo influyen los hábitos? 

Está muy relacionado con ellos. De hecho, al final, la base de todo son los hábitos y donde estamos cada uno de nosotros hoy es fruto de nuestros hábitos del pasado. Son los que nos han traído hasta ahora, donde estamos. Lo bueno de esto es que podemos cambiarlos y si lo hacemos en la adolescencia nos llevará a un futuro mejor donde se abren puertas, hay opciones. A mi todo esto me gusta verlo como un juego, en el vas mejorando pasando niveles... Es más agradable verlo así, en lugar de verlo como mochila o carga que pesa mucho.

Es importante recalcar que tienen que hacer algo que a lo mejor a estas edades puede costar: fulminar el modo multitarea para multiplicar la atención. 

Hoy en día esto es difícil, porque a la vez que uno está viendo un partido de fútbol, está mirando el whatsapp, hablando con su padre y escuchando música a la vez. Pero en realidad, no está haciendo ninguna, porque ni está en el partido, ni en el whatsapp, ni en la música o en la conversación…

Cuando te tienes que poner a estudiar, solo tienes que estudiar. Si te acostumbras a tener mucha dispersión, cuando quieras enfocarte en una cosa te va a costar. Pero si puedes descubrir en qué momento sueles dispersarte y hacer muchas cosas a la vez, podrás elegir centrate en una. Cuando te vas dando cuenta de estas cosas, cuando estés estudiando vas a ser capaz de no hacerle caso a otros estímulos porque estás estudiando. Esa habilidad de darte cuenta de qué está pasando se puede entrenar.

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