Educación emocional: así se fomentan las competencias para mejorar como personas

La autoestima, la empatía o la frustración son emociones que aparecen desde la infancia y los niños deben aprender a regularlas

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Tras la pandemia, urge más que nunca educar en las emociones

CHARO BARROSO

Madrid

La educación emocional aparece como un objetivo en las distintas reformas educativas. De hecho, en la LOMLOE (Ley Orgánica de la Educación) se señala la necesidad de su implantación, pero la realidad en ocasiones oscurece los buenos deseos. La empatía, autoestima o ... la frustración son emociones que aparecen en la infancia y hay que aprender a regularlas. Es labor de los padres, pero también de los colegios.

Las competencias emocionales estaban en la legislación española antes de la última reforma, pero ahora se introduce el concepto como principio pedagógico y competencia clave a desarrollar en todas las áreas del currículo educativo. El artículo 19 dice: 'Se pondrá especial atención a la educación emocional en valores y a la potenciación del aprendizaje significativo para el desarrollo de las competencias transversales que promuevan la autonomía y la reflexión'.

Ya en sus Disposiciones Generales, la LOMLOE indica que 'se pondrá especial atención a la educación emocional y en valores, entre los que se incluye la igualdad entre hombres y mujeres como pilar de la democracia'. La legislación aspira a que la educación emocional esté presente en todos los ámbitos mediante competencias específicas: '(…) La educación emocional y en valores, la educación para la paz y no violencia y la creatividad se trabajarán en todas las materias'.

Escenario después del Covid-19

La pandemia del Covid-19 ha dejado un panorama devastador en lo que se refiere a los factores psicológicos. El confinamiento acrecentó la ansiedad en toda la población, también en los menores. Uno de los problemas que más preocupa a las distintas administraciones es el suicidio. Según el Instituto Nacional de Estadística, en 2020 se quitaron la vida en España 14 menores de 15 años.

Pero 2021 muestra datos todavía más preocupantes. En esta franja de edad, los suicidios aumentaron un 57% con respecto al año anterior, porcentaje que evidencia el impacto que la pandemia y otras crisis están teniendo entre los menores. En 2021 acabaron con su vida 22,14 hombres y 8 mujeres. Por eso, las comunidades autónomas están aprobando guías para la prevención de conductas autolesivas y poder actuar contra la idea del suicido entre el alumnado. El profesorado está atento a los cambios de comportamiento, pero no dispone de las herramientas para fomentar la autoestima académica, emocional y personal. El I Estudio Nacional sobre la Educación Emocional en los Colegios de España, realizado en 2021 por el Instituto de Inteligencia Emocional y Neurociencia Aplicada (Idiena), revela que solo el 5% de los centros escolares ofrece educación emocional en su proyecto educativo.

Pero, ¿cómo implantarla? El informe de Idiena considera que 'la educación emocional debe ser desarrollada por el centro educativo de forma sistémica, no como una asignatura, sino como un conjunto de competencias emocionales adquiridas de manera transversal y que ayude al bienestar emocional de los alumnos y a su capacitación profesional'.

Falta de psicólogos

Según Maite Gutiérrez Duque, psicóloga clínica y educativa, orientadora en centros tanto de Primaria, Secundaria como Bachillerato y también docente, existe una preocupante falta de psicólogos en los centros, «donde además hay que ocuparse de todo y hacer lo que se puede».

El orientador no siempre cubre las necesidades de la educación emocional. Según explica Gutiérrez Duque, «si hay trastorno de aprendizaje se encarga de evaluar al alumno y orientar al profesor sobre qué tiene que hacer para que el escolar vaya mejor. Pero no siempre se dispone de la formación completa. Es imposible. En muchos casos son problemas emocionales, y ahí, una persona que no sea psicóloga no puede trabajar con ello», añade.

El tiempo de tutoría podría ser ideal para cultivar la educación emocional. «El profesor puede ser un referente -aclara Gutiérrez Duque-, sobre todo en la adolescencia, pero para impartir educación emocional se precisa una formación. No basta con la intención. Resulta muy complejo hacer una orientación con resultados a clases con tantos alumnos».

Un aspecto que debe cuidar la educación emocional es la preparación al menor para los distintos impactos del mundo online. Según esta experta, «los niños en las redes se creen todo... No saben diferenciar. Para ellos las redes o las personas que aparecen son sus modelos. No entienden si la imagen que tienen es real, positiva, educadora. Eso requiere investigar y supone tiempo. Estamos en una sociedad donde necesitamos las cosas ya».

Apunta este experto que no conviene olvidar que la educación emocional compete también a las familias: «A veces parece que el colegio se tiene que ocupar de educar en todos los ámbitos, en la educación emocional, sexual... Me pregunto si esta educación tiene que corresponder 100% a los centros. Los padres tendrían que estar ahí también».

Desde este curso todos los colegios españoles cuentan con un coordinador de bienestar y protección. El Ministerio de Educación ha puesto el foco en la mejora de la convivencia escolar para limitar el aumento de conductas depresivas e intentos de suicidio. Plantean además que el bienestar emocional debe asegurarse, pero para toda la comunidad educativa, familias y profesores incluidos. Como Educación carece de competencias específicas, ha optado por elaborar materiales e insta a las comunidades autónomas a darle prioridad a estar tarea.

Recomendaciones

El Ministerio ha creado un grupo de trabajo sobre bienestar emocional y sobre la figura del coordinador de bienestar, y publicó una guía, pero dos meses después de su entrada en vigor. A la indefinición del principio de curso le siguieron unas recomendaciones que no son de obligado cumplimiento. Entre estos consejos hay una propuesta de cinco fases de acción básicas: planificación de las actuaciones, prevención, organización de la formación del personal del centro y el alumnado, detección temprana e intervención. Esta última fase depende de la dirección del centro escolar por ser la máxima autoridad. Educación ha insistido en que no habrá fondos específicos pues estiman que con lo transferido a las comunidades lo dan por financiado.

Y es que la última palabra la tienen las comunidades, como señala la Ley Orgánica 8/2021: 'Las administraciones educativas competentes determinarán los requisitos y funciones que debe desempeñar el coordinador de bienestar'. A los gobiernos regionales corresponde dotar al personal designado de conocimientos y herramientas para realizar de manera satisfactoria su cometido.

El coordinador, por tanto, debe promover las medidas para garantizar el bienestar de los escolares y convertirse en un referente, una figura de apego seguro. También se encargará de incentivar los planes de formación en este sentido de la comunidad educativa y proteger a los colectivos especialmente vulnerables.

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