Puigdemont tiene en su mano reactivar Tsunami cuando quiera presionar
La Guardia Civil concluye que la plataforma está diseñada para volver a funcionar si hay confrontación
Los informes apuntalan la vinculación entre el Consell de la República en Waterloo y las protestas en la calle
Los investigadores entraron en el teléfono de una veintena de sospechosos
'Geneba', una moneda digital para una república inexistente
Editorial | Waterloo controla el Tsunami
![Carles Puigdemont en el Parlamento Europeo el pasado 13 de diciembre](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/12/27/puigdemont-U503356259029yRG-R9aCnfTBlo70oIz46Hs4fBI-1200x840@abc.jpg)
La Guardia Civil sostiene que la plataforma Tsunami Democràtic, promotora de los graves disturbios en Cataluña en el otoño de 2019 como reacción a la condena en el Supremo de los líderes del 'procés' es «la herramienta utilizada por el Consell de la República ... » que preside desde Waterloo el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont «como iniciativa de movilización social y desobediencia, encaminada a perturbar el orden público».
Y al ser su herramienta, los investigadores no descartan que desde el Consell «se pudiera reactivar nuevamente el uso interesado de esta plataforma como arma de confrontación social contra los intereses del Estado español en aquellos escenarios en que les pudiese resultar favorable a sus propósitos».
A lo largo de casi cinco años de investigación bajo tutela de la Audiencia Nacional, los agentes de Información del Instituto Armado han llegado a la conclusión de que Tsunami y el Consell, -así que por extensión, el propio Puigdemont-, están estrechamente vinculados.
Y no sólo por la coincidencia de esos «propósitos» independentistas que básicamente, se resumen en lo que denominan el «mandato del 1 de octubre», sino por los movimientos de dinero hallados entre el presunto 'cabecilla' financiero de Tsunami y Waterloo de los que ya informó este diario y por la repetición de perfiles a caballo entre ambos mundos.
De hecho, la investigación inicial lo era sobre las actividades del Consell en la sombra, después de que en la causa por terrorismo contra 12 miembros de los CDR apareciesen indicios de que una entidad, el presunto «CNI catalán» estaba tramando un nuevo proceso de desconexión y esta vez, construyendo una república digital que fracturase Cataluña respecto del resto del Estado.
Aquellas diligencias se sumaron a las abiertas por Tsunami Democràtic un año después porque buena parte de las personas y hechos investigados coincidían. Hasta ese punto llegaría la «estrecha vinculación» que apuntan los informes.
En uno de los oficios aportados al sumario que viene desgranando este diario, subrayan que «no es de extrañar que ambas organizaciones sigan las mismas directrices, observándose similitudes» hasta «en la terminología empleada en ambos ámbitos». Se refieren a la primera y segunda «onada» (oleada o relanzamiento) que tanto el Consell como Tsunami vivieron en tiempos simultáneos. Hay, dicen los informes, «simetría».
También en la estructura en sí, porque «desde el seno del Consell de la República se estaría depositando una gran carga de esfuerzo organizativo y de despliegue de medios en el desarrollo de diferentes proyectos técnicos que faciliten la consecución de sus pretensiones de independencia digital» y los informáticos y expertos que intervenían, como las empresas donde se contrataban los recursos y servidores, resultaron ser las mismas que en el caso de Tsunami.
Así, se cruzan los proyectos, como Vocdoni, donde según la Guardia Civil, «una célula de desarrolladores informáticos entre los que se encuentran diversos encartados estarían tratando de avanzar hacia la consecución y la administración electrónica de una república catalana independiente mediante la desconexión digital del Estado». Querían cumplir «una de las consignas» que el Consell tiene en su hoja de ruta y que los agentes resumen en una frase: «El Estado no puede reprimir de la misma manera el territorio digital que el territorio físico».
Y Vocdoni pretendía esquivar lo físico previendo desde la creación de un sistema de identidad que permitiese un censo digital hasta un sistema de voto que hiciese viable un referéndum sin urnas que buscar ni intervenir. Esa era la «piedra angular del proyecto».
Su personal, con nombres célebres como el de Elías Campo, uno de los promotores del informe que denunciaba espionaje con Pegasus a varios independentistas realizado en Canadá, es de «alta cualificación técnica». Obraban «siguiendo las precisas instrucciones del Consell como ente jerárquicamente superior».
Constan de hecho varios viajes de los informáticos señalados a Bruselas días antes de que presentasen formalmente el proyecto Vocdoni en Barcelona, en mayo de 2019. En esas mismas fechas y en la misma ciudad hubo otra reunión, según las investigaciones, en la que «los líderes independentistas prófugos de la justicia española sopesaban la respuesta que el sector independentista iba a ofrecer en las calles catalanas» ante la sentencia del 'procés', reacción que acabó organizando Tsunami Democràtic.
De ahí que la Guardia Civil no descarta que esos mismos informáticos hubieran participado «en el nacimiento y desarrollo técnico de la plataforma» cuyos verdaderos creadores no han sido aún identificados.
Del voto online al comercio
Vocdoni, que a su nacimiento tenía entre sus «clientes clave» a las entidades independentistas ANC y Omnium, no era la única iniciativa para esa hipotética república digital cuya persecución se vio frustrada, según las fuentes jurídicas consultadas por ABC, en el momento en que el Gobierno despenalizó la sedición.
La creación de una Cámara de Comercio Digital para Cataluña que habría contado con el respaldo de la Generalitat -de acuerdo a las conversaciones interceptadas-, o la consolidación de una moneda virtual respaldada en bitcoins o en tokens en busca de emancipación económica son algunos de los planes que constan en los materiales intervenidos, junto a otras iniciativas como la desobediencia fiscal.
La Guardia Civil llama la atención sobre dos circunstancias en toda esta situación. La primera, «el concepto de multimilitancia como pilar fundamental del despliegue territorial del Consell» de Puigdemont, que abarca a distintos partidos políticos independentistas. La segunda, su «coincidencia con la razón de ser y actuar de la plataforma Tsunami, que está íntimamente ligada» a sus «intereses»: una «confrontación con el Estado» para lograr una república, empezando por una de tipo digital.
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