Jorge Usón: «Hay muchos 'madrides', hay un Madrid latinoamericano y otro que parece Mónaco»
COLONOS
El actor y director, que ha ejercido como psiquiatra, receta volver la mirada a los parques de la ciudad
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Jorge Usón es zaragozano, sin estridencias. Psiquiatra sin esas manías tan propias al oficio que dejó para meterse en estos terrenos tan pantanosos que van de Aristófanes a Valle. En puridad, Usón es un hombre libre que pasea con su ... perro por el parque Tierno Galván en esos pulmones al sur en los que lo verde brota entre suelos ásperos. Usón reabrió el Teatro Español con una obra suya tras la pandemia; su tono es bajo, y su Madrid es un objeto deseado y «deseante» a la manera 'juanramoniana'.
En la disyuntiva entre somníferos y antidepresivos, el antiguo médico receta «más parques», un grito que pareciese de asociación vecinal pero que en él cobra toda la gravedad y el sentido.
Conocido por el público menos teatrero por su papel en 'Brigada Costa del Sol', es la suya una carrera que, como es el teatro de verdad, une escritura y música. Ahí están sus dos álbumes, 'Puse mi patria en vuelo' o 'El oficio del mar', con la colaboración de Ara Malikian. Es verdad que hay psiquiatras cantores, que la actuación es terapéutica, pero él lo abandonó todo por Madrid. Ciudad, de la que, a todo lo malo que pueda decir, siempre tendrá una 'autocontrarréplica' luminosa.
En Madrid, el actor, como Hamlet ante una calavera, dialoga con sus mitos de la infancia. Esos mitos que cita sabiendo que la terminología del psicoanálisis está en el común del habla. Ha creado un Madrid a la medida de sus deseos. La ciudad que es como un «buffet libre» Y él, que opta a un tercer Max en julio.
—Defina su Madrid.
—Yo creo que la palabra más adecuada es agradecido. Yo le estoy agradecido a Madrid, mi vida no ha dejado de crecer desde que vine. Quizá por la emancipación mía. Es una ciudad que soporta mucho. Es una ciudad flexible.
—¿Flexible?
—Pues que en función de cómo estés tú, te encuentras la ciudad que te puedes permitir.
—Estudió Medicina en Zaragoza.
—Vine con la excusa de una plaza MIR, elegí el Gregorio Marañón, y me formé como psiquiatra. Pero siempre hice teatro; era una actividad que se podía compaginar. Yo viví un teatro que ya no era de grandes giras, y en mis vacaciones de médico me iba a ensayar. Hasta que me pillaron en la tele. Y en Madrid. Ejercí como psiquiatra y lo dejé.
—El paciente madrileño, no con grandes traumas, ¿que síntomas presentaba o presenta?
—El individualismo. La ciudad incide en las personas. Está claro. No descubro nada nuevo si digo que la soledad es casi una entidad pandémica.
—Hay entrevistados que hablan de lo contrario...
—Es que hay muchos 'madrides', hay un Madrid callejero que parece latinoamericano. Y otro Madrid que parece Mónaco. Por eso digo, el Madrid que vale es al que tu deseo te lleve.
—Para terminar con la psiquiatría, no puedo dejar pasar esta cuestión. Madrid, ¿más de Prozac, o más de somníferos, o más de parques?
—De más parques. De mirar a los demás.
—Del Ebro al Manzanares, ¿qué ciudad se encontró?
—Me encuentro un barullo enorme. Yo vine como ser deseante, y me encontré todo lo que yo intuía que me iba a encontrar. Cuando vine de Zaragoza a Madrid me topé con un buffet libre. Y me costó empezar a comer. Pero cuando empecé ya no paré.
—Vayamos a lo teatral. La vida de actor en Madrid es un batirse contra los elementos, según parece.
—Yo no sé si hay profesiones en las que hay que cuestionarse tanto el oficio. Es una profesión muy turbulenta, muy complicada. Muy de resistencia mental. Hay que tener mucho deseo para ser actor.
—¿ Esta ciudad favorece ese deseo?
—No tengo con qué comparar. Yo no he estado en Los Ángeles. Yo creo que todo reside en la llave de uno, y Madrid tiene puertas y cerraduras para casi todo. A todas las preguntas que me hagas sobre Madrid voy a darle un rayo de luz.
MUY PERSONAL
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- LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO. Zaragoza, 20 de enero de 1980.
—Donde hay luz también puede haber oscuridad.
—Madrid también tiene su oscuridad. Es una oscuridad narcisista, tóxica. Una oscuridad que huele a pis a veces.
—¿Lo del pis es una metáfora o una realidad?
—Pues metáfora y realidad. Hubo una época en que por el centro olía a pis.
—Como hombre de teatro, ¿con qué mito madrileño, vivo o muerto, 'dialoga' usted?
—El otro día, revisando 'Mujeres al borde de un ataque de nervios' me encuentro con que estoy revisando mis mitos infanto-juveniles: Almodóvar, Ana Belén. Yo quería conocer ese Madrid. Dialogo con esos mitos; ese mundo de la modernidad y de la calle.
—¿Qué hizo Almodóvar por Madrid?
—Puso a Madrid como la ciudad del deseo. De hecho su productora se llama El Deseo. Una película suya se llama 'La ley del deseo'. No puede haber deseo sin un sitio. Madrid es un lugar de deseo, vibrante. De cuerpos vibrantes de deseo. Y Madrid está a la altura de esos deseos.
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—¿Madrid es consciente de su teatro?
—El panorama teatral depende de los gestores culturales. Y Madrid no está pasando por un buen momento. No por la ciudad, sino por los gestores. Le va tocando, en ese sentido, un cambio de aires. Creo que estamos en una época de retracción teatral. Y espero que eso cambie.
—¿Qué momento vivido aquí guarda con más celo?
—Lo tengo muy claro. Cuando inauguramos 'Ferretería Esteban. Con lo bien que estábamos', y abrimos la temporada, tras el confinamiento, en el Teatro Español. Fue una catarsis.
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