Edith Salazar, exprofesora de Operación Triunfo: «Madrid es una ciudad muy libre donde el arte llama al arte»
COLONOS
De una galería de artes plásticas al Retiro, la artista venezolana vive la luz y la cultura capitalinas
Javier Veiga: «Madrid es maravillosa. Es una pena que a veces su imagen se distorsione por algo ajeno»
Edith Salazar es madrileña de Venezuela pese al acento dulce. Ergo, una caraqueña a la que le fascinan la luz y la noche de la ciudad, bien sabe lo que se trae entre manos. Con su perro, responde a lo humano y lo divino ... en la galería de arte BAT, donde hay que buscarla porque es una apasionada de eso mismo: de las galerías de Madrid que tanto enriquecen el mapa de los planes culturales de la capital. Fue directora adjunta y profesora de Operación Triunfo, de modo que la música, en ella, tiene la doble capacidad de hacerla intérprete y docente.
En su trayectoria ha tocado todos los palos: desde la gestión a enfrentarse al estudio de grabación y el escenario. Ahora anda dichosa porque el mes pasado, y en plataformas digitales, presentó 'Orgullosa', una criatura melódica parida entre ella y el productor Igor Romero. En este trabajo, como en la entrevista, acaricia la bandera de la libertad. La libertad de Jarcha, la libertad que le otorga esta ciudad que ha acogido sus éxitos.
Su historia es la historia de lo que es amasar la notoriedad en Madrid, pues llegó de Caracas en la época de la Movida desde aquella Venezuela donde, aún, los perros se ataban con longanizas. Ha acompañado a artistas que están en el ADN de la música patria, de Miguel Bosé ('El hijo del Capitán Trueno') a José Luis Perales ('La hija del alfarero'), pasando por Amaia Montero o su paisano Carlos Baute. En el mercado tiene seis álbumes, y el privilegio de haber probado las mieles del teatro, el cine y la televisión.
Salazar, hay que insistir, lleva la palabra «arte» como un escapulario, y así recomienda algo aún más fundamental para todo aquel que quiera triunfar en esta Babel que es Madrid: dejarse ver. Dejarse ver como un mandamiento, y lo dice con conocimiento de causa quien pulsó los timbres que pudo cuando decidió instalarse en un tiempo y un país abierto a todo; incluso a los cantares de su propio idioma. Adora a Camarón de la Isla, y se la puede ver en el Retiro o la Gran Vía cantando, haciendo ejercicios de respiración, necesarios como el agua para quien tiene un diamante en la garganta. El español, y por ende, el madrileño es latino. Un ser apasionado bajo este sol, perlado de una luz que la entrevistada adora sin necesidad de preguntarle por ella.
—¿Qué música le iría bien a Madrid?
—Además del chotis... Yo creo que Madrid es como una obra sinfónica. Pero moderna.
—¿Moderna?
—Sí, porque tiene lo antiguo, la solera arquitectónica. Y al mismo tiempo el vanguardismo. Creo que la vanguardia y lo clásico conviven muy bien en Madrid.
—El artista en Madrid, ¿qué siente?
—Yo me siento muy bien, porque Madrid es una ciudad muy libre, que te deja libre. Hay mucha libertad. Hay mucha luz. Hay mucho arte y el arte llama al arte. ¿Cómo, si no, puede sentirse un artista en una ciudad tan artística?
—Habrá más condicionantes...
—El ser humano que habita Madrid es abierto.
—¿Se parece el madrileño al caraqueño?
—De aquí viene el carácter latino, latinoamericano, aunque a mí me gusta decir iberoamericano. El español es vividor. El latino es vividor.
—Concrete en Madrid, que es nuestro pueblo.
—El madrileño goza la vida. Se come la vida.
—Todo tiene una explicación...
—Es que con una luz como la que hay aquí, con una noche como la que hay aquí, cómo no ser vividor. Entras a cualquier bar y haces amigos en el acto.
MUY PERSONAL

- LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO. Caracas, 3 de diciembre de 1965.
- CUÁNDO LLEGÓ A MADRID. En 1985.
- SU RINCÓN FAVORITO. La Gran Vía, el Retiro.
- QUÉ NO LE GUSTA. Las obras.
—¿Canta por Madrid? Así, de forma casual.
—Sí, tengo un videoclip cantando por la Gran Vía. Y me encanta ir al Retiro. Y cantar, y respirar. Tumbarme en el césped.
—Y ¿qué le dice la gente? ¿Cuál es la reacción del público?
—Unos se quedan mirando, otros se acercan. Porque creo que canto bien (ríe).
—El tono musical de esta ciudad es ¿alto, bajo?
—Yo creo que el tono de Madrid es un tono fuerte. Medio tirando a grave no tan agudo. Bueno, no sé qué decirte, porque está la zarzuela. Podía ser el timbre o de una mezzosoprano o el timbre de un barítono.
—¿Le gusta la zarzuela?
—Sí, por supuesto. Creo que es un género que debería estar más valorado. Es una ópera menor, pero es un género riquísimo.
—¿El madrileño es muy zarzuelero?
—Sí, y 'chotisero'. Lo que pasa es que el madrileño-madrileño no existe. Ahora hay muchos extranjeros. Cuando yo llegué no había apenas foráneos.
—Casi cuatro décadas en Madrid. ¿A dónde vamos?
—Es una gran metrópoli. No tiene nada que envidiarle a ninguna capital del mundo. Contamos con un transporte público que es una referencia. Es una ciudad que ha sabido evolucionar. Anoche estaba en un musical y, hoy en día, Madrid es una de las capitales del mundo con más musicales. Hay muchísimo talento en todos los ámbitos. Madrid es una ciudad llena de talento. Yo soy una loca del arte, me verás siempre en una exposición, en un museo.
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—Póngase en el pellejo del joven músico que llega a esta capital...
—Lo primero, formación; lo segundo, disciplina y constancia. Y lo tercero, dejarse ver. Nadie va a ir a tocar a la puerta de tu casa. Que te escuchen, a mi me abrieron las puertas en Madrid porque yo fui, y corrí persiguiendo el sueño. Yo, el día que aterricé, conseguí trabajo. El ser humano tiene que buscar la oportunidad. Iba a los bares con mi casete. Fíjate.
—Se instaló en en el 85.
—En plena Movida. Esto era un hervidero de arte. De libertad. El arte estaba en la calle.
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