LAPISABIEN
El guanteo madrileño
Capital de un tiempo en el que, como decía el poeta, el hambre se quitaba a guantazos
Urtain, la confección de un mito
Madrid es ciudad de boxeo. De películas de José Luis Garci donde los peluqueros le cuentan a Alfredo Landa las últimas nuevas del Madison Square Garden, y ahí hay ya periodismo del bueno.
Es ciudad que fue capital de un tiempo y ... un país en el que, como decía el poeta, el hambre se quitaba a guantazos: héroes con y sin técnica, pero también cantores del ring.
Ya no hay hambre, pero sigue en el espíritu de la ciudad esa conciencia de gimnasio y linimento.
Yo quisiera haber sido cronista de boxeo, claro. Y quisiera serlo algún día, cuando la vida me dé tiempo y calma para entender a fondo el único deporte que no se juega, que se lucha.
Algo que me recordaba Manuel Alcántara, al sol, cuando vivíamos otros tiempos que no eran tan lejanos. Cuando un puñetazo, en cierto momento, era una forma de hacer diplomacia.
Cuando, un suponer, sacar las historias del Puma de Baracoa daban para hablar de lo humano, de lo divino. De aquel Madrid del que seguimos enamorados aunque ya no exista. Conversaciones de sobremesa que eran toda una escuela de vida.
Jero García y Javier Chicote, amigos por lo demás, guantearon hace unos días, y este periódico lo cubrió con los mejores. Jero sacaba novela, 'Cola de lagartija', y con una mano comprobaba la depurada técnica de Chicote.
Ése es el detalle, la anécdota. Lo importante es que fue en Madrid y que la capital tiene un legado que Legrá, Vadillo Alcántara y hoy mismo Chicote se encargan de mantener enhiesto, limpio. Como deporte de caballeros que es.
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Es importante que, más allá de arrastrar ruedas de tractores, se sepa que hay boxeo para rato.
Con dos embajadores de tronío. Y vinculados a quien le escribe y a esta Casa.
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