Ayuso normaliza la relación preferente con Vox en la Asamblea de Madrid pese a su mayoría
La nueva legislatura en la Comunidad de Madrid empieza con gestos recíprocos de entendimiento
Ayuso anula a Vox con una batería de medidas fiscales y profamilia en su discurso de investidura
Una Asamblea de Madrid con una mayoría absoluta que puede convertirse fácilmente en una apisonadora legislativa sin freno no parece, a priori, el 'summum' del diálogo y la negociación política. Tampoco es el escenario perfecto para la búsqueda de pactos y acuerdos, innecesarios en ... teoría por esos 70 diputados, de un total de 135, que consiguió el PP en las elecciones del 28 de mayo. Pero contra todo pronóstico en estos primeros días de legislatura ya se han visto varios guiños entre el PP y Vox que indican que entre los dos partidos habrá una relación preferente, por mucho que Isabel Díaz Ayuso no lo necesite en absoluto.
El primer 'guiño' de los nuevos tiempos en Madrid se produjo en la constitución de la Mesa del Parlamento regional, el órgano de gobierno de esa institución. El PP 'regaló' a Vox un puesto que no habría podido obtener por sus propios medios. Así, los de Rocío Monasterio consiguieron, gracias a los votos prestados de una parte del PP, una secretaría en la Mesa de la Asamblea, y se aseguraba estar presente en un órgano clave para la organización de los debates y la tramitación de las iniciativas. Ese puesto de Vox, por cierto, fue posible también porque el PSOE se abstuvo y no votó la candidatura de Más Madrid. La respuesta de Vox ante el gesto del PP llegó unos días después, en el debate de investidura de Ayuso. Los 11 diputados del grupo que lidera Rocío Monasterio se abstuvieron en la votación de la candidatura del PP, como gesto de buena voluntad.
En estos primeros compases de la legislatura, Vox ha confesado que le gusta la «música del discurso» de Ayuso, con promesas como la de reformar la ley Trans en los próximos meses. «Habrá que conocer la letra pequeña», advirtió Monasterio ante Ayuso. Desde el Grupo Popular, el nuevo portavoz, Carlos Díaz-Pache, ha mostrado su voluntad de llegar a entendimientos y ha ampliado ese objetivo hasta llegar a un PSOE liderado por un Juan Lobato que está destacando, al menos de momento, por un talante moderado y constructivo en su oposición.
El portavoz del Grupo Popular, del equipo más próximo a la presidenta regional desde que ésta era la responsable de redes sociales en el partido, sigue la línea marcada por Ayuso y ha asegurado que su objetivo, pese a la mayoría absoluta, es tender puentes en el Parlamento y buscar el entendimiento y los acuerdos.
Sin bloqueos a la vista
Desde el 28 de mayo se está viendo en Madrid una normalización de la relación del PP con Vox, después de que los puentes saltaran por los aires a finales de la legislatura pasada, entre otros motivos por el bloqueo del partido de Monasterio a los presupuestos regionales. Esos bloqueos ya no podrán existir esta legislatura, y Ayuso está dispuesta a cumplir su programa sin cortapisas, pero el objetivo, al menos de palabra en este inicio de legislatura, es al menos mostrar disposición al diálogo y al entendimiento con otros grupos parlamentarios.
En la negociación para formar los ayuntamientos en la región tras los comicios del 28 de mayo, Ayuso dejó manos libres a los candidatos populares para que acordasen con Vox si lo necesitaban y evitar así que la izquierda llegara al poder municipal. En algún municipio avaló, incluso, una posible coalición aunque los candidatos del PP no lo necesitaban en absoluto. En Móstoles, Colmenar Viejo y Torrelodones hubo ese pacto de coalición, a pesar de que para el PP no era necesario, pero se optó por una mayor estabilidad. En Alcalá de Henares el apoyo de Vox sí era imprescindible y el acuerdo se produjo. También hubo pactos de coalición en Villaviciosa de Odón, Aranjuez, Galapagar, Moralzarzal, El Boalo, Cerceda, Mataelpino y Guadarrama. En Rascafría hubo acuerdo, pero con Vox en la Alcaldía del Gobierno local.
Esa normalización en Madrid contrasta con las tensiones que otros barones del PP están viviendo con Vox en algunas comunidades, en plena negociación para la formación de los nuevos gobiernos regionales. El caso más significativo ha sido, hasta el momento, el de Extremadura, donde la líder del PP, María Guardiola, rechazó de entrada negociar una coalición con Vox por diferencias profundas ideológicas y programáticas.
El mensaje desde Madrid fue el contrapunto al extremeño (el inicial, anterior al pacto). Ayuso rechazó imponer líneas rojas en las negociaciones con Vox y recalcó que el objetivo era llegar a acuerdos que evitasen dar un minuto más de oxígeno al sanchismo. Su 'ejemplo' lo llevó a la práctica en las negociaciones municipales de sus candidatos locales.
Primeros gestos
Un puesto en la mesa de la Asamblea
El Grupo parlamentario Popular en la Asamblea de Madrid prestó una parte de sus votos para que Vox consiguiera un puesto en la Mesa, en concreto la Secretaría segunda, en detrimento de la izquierda.
Abstención en la investidura
Rocío Monasterio reconoció que le gusta la «música» del programa de Ayuso, aunque esperará a conocer toda la letra. Mientras, los 11 diputados de Vox se abstuvieron en la votación de la investidura.
Pactos locales en distintos municipios
El PP ofreció a Vox gobiernos de coalición, pese a no necesitarlo en diferentes municipios, como Móstoles, Colmenar Viejo y Torrelodones. En Alcalá sí era necesario, y el pacto se selló.
Fue en el acto institucional de su toma de posesión como presidenta de la Comunidad de Madrid, el viernes 23 de junio, cuando se recibió con absoluta «frialdad» a la baronesa extremeña, según reconocieron fuentes próximas a Ayuso, para hacer ver la discrepancia respecto a su posición frente a Vox. Esas mismas fuentes subrayan que el PP «no debe meter la pata» y actuar pensando en los votantes y en doblar el pulso a Sánchez en las elecciones generales, objetivo prioritario en este momento también en Madrid.
En esa estrategia, el entorno de Ayuso ha expresado su total apoyo a la posición del presidente nacional del partido, Alberto Núñez Feijóo, con una primera premisa: «Respetaremos el deseo de cambio de los españoles», una observación que, según Sol, debe condicionar las negociaciones. Eso sí, sin convertir las exigencias de Vox en un 'trágala' para el PP. Los acuerdos, subrayan, deben ser «proporcionados» al peso de cada partido.
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