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ETA llegó a contar con un millar de militantes en el año 2002

Un informe de la Guardia Civil sitúa a nueve exjefes de la banda terrorista en el puesto de mando cuando asesinaron a Querol

El exdirigente de ETA Ignacio de Gracia Arregi 'Iñaki de Rentería', en una imagen de archivo EFE
Isabel Vega

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En noviembre del año 2002, ETA contaba con un total de 1.031 miembros, incluidos los presos, según la contabilidad de la banda terrorista que fue intervenida a uno de sus miembros, Jan Ibón Fernández Iradi, alias 'Susper', y que ahora ha incorporado a un informe la Guardia Civil en su esfuerzo por esclarecer si hubo una orden de asesinar al magistrado al juez Francisco Querol en Madrid en octubre de 2000 y quién estuvo detrás de la misma.

El trabajo, al que tuvo acceso ABC, se presentó ante el Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional que, a partir de una querella de Dignidad y Justicia, investiga la autoría mediata de aquel atentado que se llevó por delante a otras dos personas. Sitúa a nueve exjefes de ETA en la cúpula de la banda terrorista o Zuba en esas fechas que podrían así, haber dado la orden de cometer aquel atentado o haber ignorado el poder que tenían para evitarlo.

Se trata de Ignacio Gracia Arregi (Iñaki de Rentería), Mikel Albisu (Antza), Javier García Gaztelu (Txapote), Juan Antonio Olarra Guridi (Jon), Asier Oyarzábal (Baliza), Vicente Goicoechea (Willy), Ramón Sagarzazu (Ramuntxo), María Soledad Iparragirre (Anoto) y Ainhoa Múgica (Olga). Todos iban a ser citados esta semana en la Audiencia Nacional, pero el instructor, Santiago Pedraz, pospuso la fecha en espera de este informe de la Guardia Civil que ya tiene sobre su mesa.

Conforme explica el análisis, todos ellos «habrían participado en el diseño, dirección, seguimiento, facilitación de medios e impartición de las órdenes oportunas para la materialización de la acción terrorista», en el contexto de una estrategia que la cúpula de ETA había pactado «de forma colegiada» cinco años antes que marcaba la pauta de su campaña de terror.

Los agentes lo sustentan con una batería de sentencias que sitúan a los nueve en puestos de responsabilidad en ETA en las mismas fechas así como con otros indicios periféricos de su posición en la banda terrorista, incluidos los papeles intervenidos a Susper en el año 2002, incluido el que «expresa de forma numérica la contabilidad de los miembros de ETA que formaban parte de sus diferentes estructuras, así como la cantidad de presos que se encuentran en prisión».

Eran 1.031 miembros para una estructura articulada en aparatos bajo un único «comité ejecutivo»: militar, logístico y político. «Cabe destacar que pese a que los datos contenidos en los citados documentos se corresponden con fechas posteriores al atentado, la organización terrorista ETA no habría sufrido cambios considerables en su estructura directiva desde el año 1999 hasta el año 2004, a excepción de las detenciones producidas en el mes de septiembre de 2002 de Juan Antonio Olarra y Ainhoa Múgica», dice el informe.

Informe Guardia Civil

«Los dirigentes que ejercieron la máxima responsabilidad sobre el comando Buruahuste desde la clandestinidad en Francia fueron Txapote, Jon y Múgica Goñi»

Aquel golpe a la banda supuso «una fuerte repercusión en el seno de la organización terrorista», que hubo de reestructurarse, pero la clave para los agentes es que fue muy poco después del atentado contra Querol. En ese momento, dice el informe, «la organización terrorista ETA mantenía una gran estabilidad estructural tanto en sus líneas de actuación como en el número de miembros que integraban sus diferentes «Aparatos», siendo este el motivo por el que la cifra del número de miembros expuesta en la reunión de noviembre de 2002 es muy aproximada a la del momento de producirse el citado atentado terrorista».

Buruahuste y la dirección

Y en esa estabilidad, entra el comando Buruahuste, ejecutor material del asesinato. El informe recoge la declaración policial y la «cantada» de Ana Belén Egües para reconstruir que «los dirigentes de ETA Txapote, Jon y Olaia imparten instrucciones a los integrantes del comando Buruahuste respecto al modo de funcionamiento del «talde»», dice el informe.

Esas instrucciones les llevaron a alquilar primer un piso en Salamanca y luego otro en Madrid. En septiembre de 2000, «a través del enlace, la «dirección» en Francia hizo llegar al comando una nueva entrega de material, entre la que se encontraban 120 kg de dinamita y cordón detonante» con los que fabricaron el artefacto explosivo «que fue utilizado el 20 de octubre de 2000 en el atentado terrorista» contra Querol que mató a su escolta, Jesús Escudero, y su conductor, Armando Medina. Formaban parte del comando Gorka Palacios, la propia Egüez, Juan Luis Rubenach y Oier Goitia.

«El comando dependía directamente de la dirección de ETA en Francia, cuyos miembros le impartían las directrices a seguir en cada momento coyuntural, le marcaban los potenciales objetivos, le facilitaban informaciones sobre los mismos, y le proporcionaban las armas y el material», dice el informe.

Según la Guardia Civil, «los dirigentes de la organización terrorista ETA que ejercieron la máxima responsabilidad sobre el comando Buruahuste desde la clandestinidad en Francia fueron Txapote, Jon y Múgica Goñi, que ejercieron esa responsabilidad desde la constitución del comando en 1999 hasta su desarticulación en septiembre de 2001».

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