Feijóo mantiene el pulso de la calle y anticipa más protestas
Critica que se acepte un mediador: «Es una humillación. Exijo en nombre de España que cese este despropósito»
El PP congrega a miles de personas en Madrid y pide a su base mantener la tensión: «No vamos a pasar ni una»
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Mantener el pulso de la movilización social en repulsa a las alianzas de Pedro Sánchez con las fuerzas independentistas es una prioridad para el PP. Y un reto de grandes dimensiones que es objeto de debate entre los dirigentes del partido. Alberto Núñez Feijóo ... sabe que la movilización de la calle no puede ser la única pata de su acción de oposición. Quizás tampoco la principal. Pero sí que es fundamental. Tras haber encadenado semanas de mucha exposición con movilizaciones masivas y en algún caso históricas, como la manifestación simultánea en las 52 capitales de provincia del pasado sábado, el PP volvió a salir ayer a la calle en Madrid con un acto en el Templo de Debod que reunió a 15.000 personas según la organización. La Delegación de Gobierno cifró la asistencia en 8.000 personas.
Unas cifras discretas para una manifestación, especialmente si se compara con las anteriores, pero de gran magnitud para un acto de partido. Que es lo que fue. Alguno de los asistentes se quejaba y reconocía haberse enterado «a último hora» del acto. En un momento en que el partido en la mayoría de los territorios ha accedido al poder, los últimos cambios en la formación se explican también en la intención de mantener a las filas en tensión, una vez que muchos de los principales cargos han entrado a ocupar responsabilidades institucionales. Ese va a ser el gran reto de la nueva vicesecretaria de Organización, Carmen Fúnez. Mantener la tensión y a la base social del partido activada. Para lo que es «fundamental» que las organizaciones provinciales lo estén, reconoce un presidente autonómico.
Feijóo dejó claro que no abandonará ese frente y que el PP seguirá en la calle: «Si no les gustan estas movilizaciones habrá muchas más (…) No será la última vez que vayamos a convocar a todos los españoles que creen en la convivencia, en la igualdad de todos los españoles».
Fue una constante en el discurso de Feijóo y lo está siendo en los últimos días en el relato del PP: la reivindicación del derecho a ejercer la oposición frente a un Gobierno que criminaliza y denuncia a quienes critican sus decisiones: «Si no les gusta que les llevemos la contraria, que actúen conforme a un Estado de derecho. Si no les gusta que ejerzamos la oposición, que lo sean ellos, para eso han perdido las elecciones. Y si no les gustan estas movilizaciones, que se preparen. Habrá muchas más mientras no restablezcamos el Estado de derecho en nuestro país».
El presidente del PP se afanó especialmente en confrontar ese intento del Gobierno de anestesiar la crítica a su gestión: «Nos quieren quietos, con las manos en alto, contemplando el atraco a nuestra igualdad, callados, mansos y sumisos porque no les gusta el caldo que ellos mismos están cultivando, tendrán varias tazas democráticas al día».
La humillación de Ginebra
Feijóo ha criticado el marco de negociaciones entre PSOE y Junts. «No se negocia en la clandestinidad la democracia de España. Es una humillación que ponga a un ciudadano de El Salvador a decir cómo tiene que ser la relación entre el Estado y una de sus comunidades autónomas: Exijo en nombre de España que cese este despropósito». Momento en el que el público coreó 'no en mi nombre', que junto a 'Puigdemont a prisión' fue de las consignas más repetidas.
El presidente del PP demostró tener muy claro que la estrategia del Gobierno pasa por normalizar estos hechos entre toda su acción legislativa y enmarcados en el resto de sus decisiones sobre Cataluña: «No vamos a acostumbrarnos a sus engaños aunque sean sus costumbres. No vamos a acostumbrarnos a sus escándalos. No vamos a naturalizar la indecencia por más que sea su modo habitual de actuar. Cuanto más intenten controlar la Justicia más tendrán que responder ante ella. Cuanto más mientan más verdades tendrán que escuchar. Cuanto más cierren el Congreso más saldremos a la calle».
Feijóo defendió que, sin cuestionar la legitimidad del Gobierno, su oposición será implacable: «No pondremos en cuestión la legitimidad del Gobierno, pero sí su sinrazón, su amoralidad y su desvergüenza. No tienen razón, no tienen vergüenza y no tienen moral (…) No dan una y no le vamos a pasar ni una».
El PP mantendrá en su acción de oposición actos de este tipo. Pero es difícil que vuelva a celebrarse alguno más antes de que se imponga un parón en la actividad política con motivo de las fiestas navideñas. El frío también se dejaba sentir ayer en la capital como un elemento desincentivador para actos de estas características. Génova irá organizándolos siempre supeditados a su acción legal e institucional. El PP los irá distribuyendo en función de cómo se desarrollen los acontecimientos. Y tratando de darles un cariz propositivo. El de ayer, por ejemplo, se justificaba en la antesala del aniversario de la Carta Magna que se celebra este miércoles: «Este Gobierno no está con la Constitución. No vamos a aceptar la opacidad con la que Sánchez se reúne y negocia. No se negocia en la clandestinidad la dignidad y la democracia de España». Feijóo criticó que Sánchez quiera «levantar un muro» para dividir a los españoles y reclamó defender «los principios y valores con los que hemos llegado hasta aquí».
«A la altura de las FARC»
Antes que el presidente del partido, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, defendió que nuestra «joven Constitución está muy clara»y que «no hay que reinterpretarla». Criticó que el proyecto de Sánchez «va contra la unidad de España» y solo tiene el objetivo de que no gobierne el PP.
La líder madrileña consideró «una vergüenza» las reuniones en Ginebra que suponen de facto estar «controlados por un comisario político». Un formato que consagra un imaginario «como si fuéramos dos Estados» y que nos deja «a la altura de las FARC». Ayuso alertó de que nos encontramos ante un proceso de deconstrucción institucional: «El daño es inmenso. Las democracias no mueren de golpe, van poco a poco, pero claro que lo están intentando», dijo Ayuso, que se comprometió a «hacer frente a este Gobierno cueste lo que cueste» porque «decir no a la amnistía es defender la democracia y la Constitución. Es defender a España».
El alcalde de Madrid, José Luis Martinez-Almeida, fue el encargado de abrir el acto con un encendido discurso para criticar la negociación del PSOE con Junts y para reivindicar que el país tiene «un futuro que no pasa por Waterloo ni Ginebra». El alcalde de la capital pidió «optimismo en España» porque «no necesitamos un mediador entre un prófugo de la democracia y un prófugo de la Justicia».
Almeida criticó que el pasado fin de semana, por primera vez en muchos años, el PSOE poblase su acto en Ifema de banderas de España: «Esas banderas no podrán tapar la traición que a España y a la Constitución ha propiciado Pedro Sánchez». El alcalde de Madrid reivindicó que la Constitución «no va a ser un paréntesis» sino «lo mejor que hemos hecho los españoles en nuestra historia reciente».
Reivindicó la oposición a la amnistía y a la negociación con un verificador internacional como «un grito de auxilio a Europa» ante un momento crítico: «Los enemigos de la Constitución y de España nunca habían estado tan cerca de conseguir sus objetivos». Después de que Sánchez reconociese que ha decidido impulsar la amnistía por la necesidad que plasmó el resultado del 23 de julio, Almeida hizo hincapié en que «han estado meses vendiendo la convivencia, el reencuentro, el diálogo» pero que al final ha quedado claro que la decisión ha sido «por mendigar la presidencia» y que esa dependencia convierte al «sanchismo en la página más oscura de la historia del Partido Socialista».
Al igual que sucedió hace tres semanas en la masiva movilización de la Puerta del Sol, el acto del PP estuvo apoyado por Vox. Pero al contrario que entonces no hubo presencia de los primeros espadas. La formación de Santiago Abascal estuvo representada por el diputado José María Figaredo. En las inmediaciones del acto se instaló un punto de información de Solidaridad, el sindicato impulsado por el partido, que llamaba a continuar la movilización en Ferraz al término del acto del PP. La sede del PSOE se encontraba a poco más de un centenar de metros, y hasta allí se desplazaron en torno a un millar de personas, según la Delegación de Gobierno. La Policia volvió a establecer un perímetro de seguridad en torno a la sede y no hubo ningún incidente destacado.
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