Orientadores, el 'escudo' contra la ansiedad, el estrés y la depresión en las aulas

Más de 200 profesionales se han unido como refuerzo a una labor que se ha «multipicado»

Juegos de la convivencia, la amistad y los valores

Mariola Rodríguez, junto a su compañera de refuerzo este curso, y Jesús Niño, orientador del IES Arca Real de Valladolid abc/i. tomé

Son los encargados de dar la voz de alarma. Los orientadores educativos se ponen en contacto con familia y servicios sanitarios y sociales cuando perciben en los estudiantes que algo no va bien, y desde el pasado curso cuentan con un « ... refuerzo» de 220 profesionales más con el que hacer frente a nuevas «necesidades y conductas» que se habían detectado. En su misión de 'escudo' frente a problemas y malestar emocional, pero también como faro académico, han visto así un respaldo «importante» a una labor que ha «crecido exponencialmente» en los últimos tiempos por los «rápidos cambios sociales» y la mella que la pandemia ha dejado en algunos adolescentes. «Nos estamos encontrando con más casos de ansiedad, estrés y estados de ánimo depresivos», apuntan estos profesionales, normalmente psicólogos o psicopedagogos, que destacan también que hay intentos autolíticos, aunque «no representan un porcentaje importante».

Inicialmente, el trabajo de los orientadores era más bien «puntual»; ir directamente a la «problemática» y desde un punto de vista «más clínico» para conseguir que aquellos con más dificultades tuvieran «éxito» académico. «Hoy, los centros se han convertido en lugar de atención a los menores», explica la presidenta de la asociación autonómica que agrupa a estos profesionales, Mariola Rodríguez. «Tenemos protocolos para la detección de violencia de género, de maltrato familiar o consumo de drogas, aparte de las funciones que ya teníamos encomendadas antes para problemas de conducta y la orientación de alumnos de Secundaria, Bachillerato y FP», expresa. Eso añadido a la era postCovid. «Nos ha pasado un poco factura a todos», asegura, y estos especialistas en psicología de los institutos han visto aumentar la ansiedad, el estrés y los estados depresivos en unos menores en los que la diversidad también es «cada vez mayor». Por ejemplo, hay «más casos» de autismo o de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) porque «la ciencia avanza».

Un «derecho de todos»

Hasta ahora solo había un orientador por centro. «Hay que tener en cuenta que los hay de 500 alumnos y también de mil, y la orientación es un derecho para todos. Tenemos que llegar a ellos de una manera o de otra, también a través de los tutores», recalca.

Las «necesidades» para actuar, sobre todo en el área de salud mental, hicieron llegar los refuerzos, explica el orientador del Instituto Arca Real de Valladolid, con 600 estudiantes, Jesús Niño. A eso y a reconducir también algunas problemáticas como el absentismo se están dedicando los 220 profesionales que se han sumado a las aulas en los dos últimos cursos. «En el último trimestre del año pasado estaba a tiempo parcial y ahora tengo una compañera que está a jornada completa», relata Niño. Y el respaldo «se ha notado», dicen ambos, en un «mayor seguimiento y acompañamiento». Así, casos específicos de absentismos, fracaso escolar, situaciones emocionales inestables, pero también de malestar emocional se han podido derivar a los refuerzos y permite «mejor organización y preparar las intervenciones con los chicos». «Se trata de que los alumnos se sientan un poco más fuertes y preparados en esta etapa», recuerda el orientador.

Y es que el número de actuaciones se han incrementado tras el paso de la epidemia, coincide Niño. «Tenemos un papel fundamental para detectar los problemas o las situaciones difíciles que afectan a los adolescentes», subraya, y, además, los chicos sí se acercan a sus despachos en busca de ayuda. «Ahora nos lo cuentan más. No sé si vemos más cosas porque antes acudían menos o porque hay más problemas», indica Niño, pero lo que tiene claro es que actualmente tienen «menos reparo» a pedir apoyo. Destaca también que las autolesiones «no son un porcentaje elevado» dentro de lo que ven los orientadores en el día a día, pero asegura que son «difíciles de explicar». Es una forma de hacer frente a una situación que ellos ven como «complicada» y ante la que «no tienen recursos». «No saben enfrentarse a ello», por lo que la clave está en que haya «una adaptación más serena» a ese escenario que se percibe oscuro.

Los casos más serios y graves son derivados a la rama sanitaria a través del personal de enlace que se puso en marcha desde el Gobierno autonómico y reconocen que la actuación suele ser «rápida».

Desde su posición ven también cómo las redes sociales se están convirtiendo en un elemento que «influye muchísimo en los jóvenes». No solo en aspectos como que les cuesta «mantener la atención escuchando» y que les requiere «mucho esfuerzo» al estar acostumbrados a las «imágenes rápidas», sino que también tratan de imitar «conductas» o «retos» de determinados influencers o páginas y lo que hace falta son «líderes positivos».

Ante este panorama, a los orientadoresles gustaría que el «refuerzo» permaneciera en el tiempo –la Junta dijo que así sería– porque, según Rodríguez, están «desbordados». Lo que temen es que ese apoyo no cuente con el respaldo económico al ser una medida «financiada con fondos europeos». Si bien, según los cálculos de la asociación, con el número de vacantes publicadas creen que sí estará garantizado el «doble orientador por primera vez» en los centros con más de 500 alumnos y en aquellos que tengan una mayor problemática. «Europa recomienda un orientador por cada 250 alumnos, Así que todavía podríamos mejorar más», concluye.

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