RUIDO BLANCO
Estabilidad de barro
Con un gobierno en minoría el botón rojo pasa 'de facto' del presidente a la oposición
Estamos llegando tarde
Comodín de la militancia
Había tanta felicidad en el nuevo Consejo de Gobierno de la Junta de Castilla y León como en el histórico posado de la Selección Española con su cuarta Eurocopa sobre el césped de Berlín. Pocos dirían que ha sido Vox el que rompió el acuerdo ... de gobierno con el PP mirando esas caras de ilusión con las que estrenan semana los populares. El presidente Alfonso Fernández Mañueco se pasea exultante por el Colegio de la Asunción controlando, por fin, lo que se decide en todos los despachos sin importar encontrase alguna puerta cerrada. Luce en la mirada ese desahogo que ansiaba desde hace cuatro años y que siente después de quitarse de encima una pareja tóxica que no hacía más que achicarle los espacios.
Asegura Mañueco que esta segunda parte de la legislatura será de estabilidad. El gobierno en solitario ahorra, en principio, estridencias y sobresaltos. Aunque la ansiada calma en el ejecutivo traiga consigo otras tormentas. Este Gobierno monocolor de Castilla y León recuerda a aquella estatua gigante con la que soñó Nabucodonosor según el profeta Daniel. Tenía cabeza de oro, torso de plata, caderas de bronce y piernas de hierro; pero los pies de barro. Una piedra llegó rodando y la desmoronó sin remedio. Los pies de Mañueco son sus apoyos parlamentarios. Los populares gobiernan ahora en minoría y no contar con respaldo para ganar votaciones no casa del todo con la solidez triunfalista del presidente. Es cierto que cruzar la mitad de legislatura con presupuestos aprobados es un buen comienzo. Que si Vox no quiere terminar de inmolarse se verá obligado a votar con el PP en multitud de ocasiones. Y que sin Vox se abren nuevas combinaciones. Pero con un gobierno en minoría el botón rojo pasa 'de facto' del presidente a la oposición.
Tiene Castilla y León sin embargo la oportunidad de volver a ser pionera. Lo fue estrenando el ciclo de gobiernos PP - Vox y podría cerrarlo demostrando en acuerdos con el PSOE que España puede recuperar la moderación perdida. Si el maltrecho Tudanca quiere y desde Ferraz le dejan abandonar una beligerancia que está en la esencia misma del sanchismo.
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