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Las infecciones de trasmisión sexual casi se triplican en el último lustro en Castilla y León

Los casos registrados llegan a los 880, con un crecimiento y tasas más contenidas que a nivel nacional

Los casos de sarna repuntan en España: cómo se contagia, cuáles son los síntomas y qué hacer para prevenirla

Una pareja con un especialista en enfermedades de transmisión sexual ABC
Miriam Antolín

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Gonorrea, sífilis y clamidia, las infecciones de transmisión sexual más comunes, no han dejado de crecer en los últimos años. Un aumento que se registra en todo el territorio nacional y al que Castilla y León no escapa. En concreto, en la Comunidad autónoma estas tres patologías casi se han triplicado en el último lustro con 880 casos, si bien, por sus «características demográficas», con una población más envejecida que otros puntos del país, no cuenta con el volumen de casos que sí se han anotado en otros lugares. Por ejemplo, los registros de gonorrea han pasado casi a triplicarse en el año 2023 hasta llegar a los 300, respecto a los 107 que se contabilizaron en 2018.

Lejos están estas cifras de los más de 13.000 anotados en Cataluña o los 6.500 que contabilizó la Comunidad de Madrid, según el último informe de Vigilancia Epidemiológica de las Infecciones de Transmisión Sexual del Instituto de Salud Carlos III. En el caso de la sífilis, los afectados contabilizados fueron 264 en el ejercicio pasado y hace cinco eran la mitad (128), un dato que la sitúa en una tasa intermedia, del 11,08. En el de la Clamidia, de los 78 casos que se comunicaron en 2018 se ha pasado a 316, con una tasa del 13,26 por ciento.

Se trata, en general, de incrementos que se producen sobre todo en la población que va desde los 15 a los 35 años, señala el documento, y que también se ha percibido desde la Junta de Castilla y León, desde donde recuerdan que se trata de dolencias que son de comunicación obligatoria a la Administración sanitaria, por el hecho de su transmisión y de que es necesario llevar un control de los contactos con posibilidad de infección.

La jefa del Servicio de Epidemiología de la Dirección General de Salud, Carmen Pacheco, asegura que este incremento está relacionado con que hay una «baja percepción del riesgo» que antes «sí era más alta» o porque se han extendido algunas prácticas que conllevan mayor peligro de transmisión de estas infecciones. Pero también porque entre los jóvenes, «que representan el 95 por ciento de los casos que se detectan», el preservativo, «que es la medida profiláctica por excelencia», ha «caído un poco», explica Pacheco. Un método que, quizá es el más clásico, pero es «de los más efectivos», detalla. «En muchas ocasiones, toman la píldora anticonceptiva para que no exista un embarazo, pero olvidan que puede haber infecciones de transmisión sexual», advierte.

La «tendencia ascendente» sí preocupa al Gobierno regional, asegura. De hecho, explica que se ha articulado como «medida individualizada» dentro del Plan de Salud. La «información y la prevención» son dos de las claves para atajar el incremento de los afectados de los últimos tiempos, detalla, antes de explicar que se está también intensificando la «formación» a los médicos de Atención Primaria sobre el diagnóstico de estas patologías. En estos casos, dice, es «muy importante» acudir a un centro médico cuando existen «síntomas». «Hay jóvenes que no se atreven a exponerlo ante su médico de cabecera por vergüenza y, quizá por eso, también se ven muchos casos en Urgencias». Una vez que se detecta, son enfermedades de declaración obligatoria y es también «fundamental» el seguimiento de posibles contactos. «Pero ahí también a veces hay problemas porque hay gente que no quiere dar más información para no exponer a otros», expresa.

Para Lara Herrero, de Dialogasex, una asociación que se encarga de la educación afectivo-sexual a nivel de Castilla y León, el incremento de las infecciones «no es sólo cosa de los más jóvenes». Lo que sí han detectado es que la «percepción del riesgo» de contraer este tipo de patologías es ahora «menor» de la que podía haber en los noventa del siglo pasado como consecuencia del VIH. Desde la agrupación han detectado además que están extendidos determinados «mitos» sobre el uso del preservativo. «Por ejemplo que aprieta, que no se siente lo mismo...», ideas que, a su juicio, hay que desterrar en busca de que este método anticonceptivo sea «un elemento más» dentro de las relaciones. «Les preocupa más el miedo a que haya un embarazo», relata Lara Herrero, pero suelen preguntar, además, en caso de sospecha de padecer una infección de transmisión sexual, «qué pruebas tienen que hacerse, dónde tienen que acudir y cuál es el periodo ventana, es decir, cuánto tiempo pasa hasta que la dolencia da positivo en un test». El principal problema, opina, es que no existe «una educación sexual real» y que hay «desinformación». «Como sociedad, todos tenemos responsabilidad de fomentar una educación sexual saludable, más allá de la centrada en riesgos o peligros», reivindicando así un «cambio de enfoque en el que ya se está avanzando», concluye

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