por mi vereda
Más que fango, pecina
Ahora nos topamos con un presidente de Gobierno absolutamente incapaz de buscar un sinónimo de fango. Ni él ni sus cientos palmeros / aduladores / mamporreros
Tics antisemitas
Todo sea por prevenir
De la singular personalidad de José María Ruiz Mateos, tan dada al esperpento, sobresalía sin duda una incontenible verborrea. Una soltura innata para hilar frases que apenas dejaba opción al entrevistador a formular las preguntas, adornada de una dicción muy característica, que tan pronto pasaba ... del registro culto al coloquial. Porque en todos los terrenos se sentía a gusto. El empresario no se cansaba de reclamar un juicio justo ante la expropiación de Rumasa y el escándalo posterior de la reprivatización para los amigotes del incipiente felipismo. El regalo de Galerías Preciados al magnate venezolano Cisneros por 1.500 millones de pesetas fue un ejemplo de libro, en la época del pelotazo, de los GAL y los fondos reservados, pero esta realidad incómoda mejor que no se toque en 'El hormiguero'.
En sus intervenciones públicas, muchos recordarán la proverbial capacidad de Ruiz Mateos para emplear ristras de tres sinónimos. Siempre tres, como la Santísima Trinidad. Al hablar de los presos que había conocido en Alcalá Meco, aseguraba que nunca se interesaba por los delitos cometidos, sino por el hombre, el ser humano, la persona. Al retar al ministro Solchaga a mantener un cara a cara con él, se refería a un debate amplio, extenso, profundo. Al rogar a los periodistas que analicen el proceso de expropiación, pedía que lo hicieran con objetividad, ponderación, ecuanimidad. La tríada como socorrido recurso dialéctico y literario. Pero como el patio político y el sistema educativo han degenerado una barbaridad, ahora nos topamos con un presidente de Gobierno absolutamente incapaz de buscar un sinónimo de fango. Ni él ni sus cientos palmeros/aduladores/mamporreros que mueven día y noche el incensario.
Y no será porque no los hay: barro, cieno, lodo, limo, légamo... A cual más bonito y más sonoro. Pero no dan más de sí. Ni el mando ni la tropa. Acorralado en el Congreso el miércoles, Pedro Sánchez repitió la palabra fango cerca de una decena de veces en un minuto. No acertaba a decir otra cosa. Como un pobre autómata sin alma. Porque le cuesta pensar un poquito fuera del argumentario de los asesores. Que trabajen ellos, como los discípulos de Miguel Sebastián que pergeñaron la tesis doctoral. Aquí todo vale, pero ya no cuelan los señuelos de Milei, Palestina y la fachosfera para tapar las investigaciones judiciales en curso a Begoña Gómez. Tan tocado está el presidente que le espetó a Feijóo que «volverán a perder las próximas elecciones», cuando es él quien las perdió en julio. Solo que con tal de asegurar la investidura compra los siete votos de Junts mediante la amnistía, que es el mayor golpe infligido al orden constitucional en toda la democracia porque rompe la igualdad ante la ley. Debe dar explicaciones quien se mueve entre negocios y negociados, un terreno enfangado donde empieza a oler mal. A pecina.