VÍA PULCHRITUDINIS
La verdad os hará libres
Después de veinte años impartiendo clases de periodismo siento lo viejo que soy y no por las canas sino por lo peligrosamente distinto que es atender hoy a un debate sobre nuestra merecidamente denostada profesión
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Esta semana no he podido por menos que recordar las aulas de la facultad de Ciencias de Información de la Complutense. Pasillos repletos de crestas punkis, de carteles descomunales donde inexorablemente leías «la tierra para el que la trabaja» y muchas horas de cafetería, la ... cafetería más grande de España. La memoria me traicionaba mientras escuchaba al profesor Celso Almuiña narrando las vicisitudes de la puesta en marcha de los estudios de Periodismo en la Universidad de Valladolid. El relato tenía su justificación dentro de las celebraciones por el vigésimo aniversario de los únicos estudios públicos de periodismo en nuestra Comunidad.
El periodismo tuvo su momento de moda e, incluso, de reconocimiento en la que ya parece olvidada transición y hasta que el algoritmo de las redes sociales consiguió poner a nuestra disposición aquello que queremos escuchar en lugar de lo que acontece a nuestro alrededor. Después de veinte años impartiendo clases de periodismo siento lo viejo que soy y no por las canas sino por lo peligrosamente distinto que es atender hoy a un debate sobre nuestra merecidamente denostada profesión. Estamos dejando escapar entre los dedos su verdadera razón de ser.
Al entrar en mi primera redacción de la Cadena Cope se me tatúo en la retina aquel otro gran lema: «La verdad os hará libres». Como eslogan, Juan 8:31-38 no dista tanto de «la tierra para el que la trabaja» y no lo hace porque, en ambos letreros, hay una conexión tan sutil como real. Puedes estar de acuerdo o no pero ambos encarnan la realidad, incluso la realidad desde la trinchera del enemigo pero con la virtud de no ocultar nada y atesorando incluso la infravalorada capacidad para molestar, para incomodar porque un periodista se ha molestado en que lo veas o sí o sí.
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Mientras atendía la acertada reflexión del profesor Almuiña sobre lo que es el periodismo escuchaba a un buen amigo y también profesor que no, que había que cambiar, que los chicos ya no quieren eso, que ahora lo que quieren es aprender a hacer Twitch. Sé que diciendo esto a lo mejor me juego mi nómina como periodista y como profesor pero bien vale la pena: si antes que de la Verdad o de la Tierra hablamos de cómo dominar las Redes Sociales y pretendemos que los periodistas no nos molesten, la cruda verdad es que no sólo no seremos libres sino que estaremos muertos como sociedad.
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