Perfil
Ángel Víctor Torres, el hombre que sueña con Canarias y se desvela con Aldama
Ángel Víctor Torres, ministro de Política Territorial, es una de las caras visibles del Gobierno y uno de los más salpicados por las revelaciones del comisionista
Aldama asegura que alquilaba un piso en Atocha para Ángel Víctor Torres
![Ángel Víctor Torres, ministro de Política Territorial, en la celebración de la Constitución](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/12/07/torres-e2-k1yF-U603457533972ot-1200x840@diario_abc.jpg)
En la vida de Ángel Víctor Torres (Arucas, Las Palmas, 1966) hay, como en la de todo ser humano, varias vidas en una. Hasta cerca de los cuarenta años, el hoy ministro de Política Territorial y Memoria Democrática jugó al fútbol en el ... equipo de su localidad de origen, el Arucas Fútbol Club, llegando a militar en tercera división. Era un discreto pero eficaz lateral que lucía una frondosa melena.
Echando más atrás la moviola, el niño Torres sufrió una grave rotura de brazo con nueve años que le tuvo postrado en cama largo tiempo, y que marcó el final de su infancia. Y saltando de nuevo hacia delante en el tiempo, después de licenciarse en Filología Hispánica por la Universidad de La Laguna, opositó para profesor de secundaria y ejerció la docencia en varios institutos de Gran Canaria hasta el año 2000.
Un año antes, cumplidos los 33, comenzó su idilio con la política que dura hasta hoy, un cuarto de siglo después, como concejal de Arucas. Siempre Arucas. Apenas cuatro años después, en las siguientes elecciones municipales, se convirtió en alcalde de su ciudad natal. Ganó las elecciones municipales de 2007, pero no pudo gobernar por un pacto de la oposición. Cuatro años después volvió a ser alcalde. Y cuatro más tarde, en 2015, encabezó la candidatura del PSOE al Cabildo de Gran Canaria y tras un pacto con Nueva Canarias fue nombrado vicepresidente primero y responsable de obras públicas de esa institución.
A mitad de mandato, en 2017, se convirtió en el líder de los socialistas canarios tras ganarle unas primarias a Patricia Hernández y a Juan Fernando López Aguilar, exministro con José Luis Rodríguez Zapatero. Llegaría luego su ascenso a la cumbre de la política insular en 2019, cuando ganó en votos y escaños y se convirtió en presidente autonómico. En 2023 volvió a ganar, algo de lo que suele presumir, pero un pacto de Coalición Canaria y el Partido Popular le impidió repetir como presidente, teniendo que ceder el testigo al nacionalista Fernando Clavijo.
Como a otros damnificados del batacazo socialista en las municipales y autonómicas de mayo del año pasado, que muchos atribuyeron a Sánchez y a sus pactos con los nacionalistas, Torres fue rescatado para un puesto de relevancia. En el tercer gobierno Sánchez le esperaba la cartera de Política Territorial, que heredó de Isabel Rodríguez, a la que sumó la competencia de Memoria Democrática, hasta ese momento en manos del ministro de la Presidencia Félix Bolaños.
Volver a casa
Un año después, puede presumir de ser un dirigente que conoce todos los niveles de la administración, del local al central, pasando por el autonómico y el de los cabildos. Sigue como líder del PSOE canario, y su ambición nada disimulada es volver a presidir el gobierno de las islas, después de las elecciones de 2027, cuando además se habría cumplido su mandato como ministro, de conseguir Pedro Sanchez llevar adelante la legislatura.
Allí está su vida, y lo habitual es verle embarcar en un avión a última hora del viernes para pasar el fin de semana en su tierra y con los suyos. Un cuento de la lechera, el de regresar a la presidencia insular, sobre el que ahora se cierne la sospecha de la corrupción tras el estallido este año del caso Ábalos/Koldo.
En cada uno de los embates del escándalo, desde la operación de la UCO en febrero, que detuvo a Koldo y al comisionista, Víctor de Aldama, se ha visto salpicado. Primero por los contratos de mascarillas en la pandemia, y ahora, incluso por haberse beneficiado de mordidas en dinero en especie, según le acusa Aldama.
Él se muestra tranquilo, y lo niega todo con una sonrisa. Este viernes, lo volvió hacer en la recepción en el Congreso de los Diputados, con motivo del día de la Constitución, donde lejos de rehuir el contacto con los invitados se mostró relajado y abierto al diálogo, con una cerveza en la mano. Con buen humor, se mofa de alguna de las insinuaciones del comisionista, particularmente las que parecen apuntar a una vida de ajetreo extra matrimonial en Madrid.
«Quienes conocen a Ángel Víctor, saben bien que eso es impensable», aseguran estos días sus más próximos. En el partido hay quienes ponen la mano en el fuego por él, y quienes son algo más cautos. Quienes minimizan su relación pasada con Ábalos a la normal entre un ministro y número 3 del PSOE y un presidente autonómico, y quienes por el contrario subrayan que fue una relación de especial confianza y sintonía.
Su desconfianza en el comisionista es tal, que incluso en su entorno creen que no le pueda faltar razón a José Luis Ábalos cuando le desmiente. Un extremo al que otros compañeros de gobierno y del partido evitan contestar, dada la condición de apestado político dentro del PSOE de Ábalos.
Colmadas con creces sus aspiraciones en política nacional, al haber pertenecido al Gobierno, el culmen de su carrera sería volver a presidir las islas. Un camino incierto, pues depende en última instancia de la decisión de los canarios en las urnas, y sobre el que las acusaciones de Aldama ponen palos en las ruedas. Aunque él se muestra convencido de poder desmentirlas todas y superar pronto esta situación.
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