El próximo desafío de Andalucía: seducir al turista que más gasta

Tal y como se ha dejado ver en Fitur, esa meta para 2025 de los 37 millones de turistas en la región no se oculta, pero no se debe llegar a ella a toda costa, ni mucho menos. El paradigma empieza a cambiar, si no lo ha hecho ya del todo, y la Administración autonómica ha incluido en sus procesos de trabajo y promoción dos variables que van a ser fundamentales. Una, ajustar el 'tiro' para poder seducir definitivamente al turista que más gasta. Y dos, generar un tipo de turismo «buscando la calidad y los valores» que incluso conlleva la puesta en marcha de un código ético del turismo con objetivos «regenerativos y de convivencia». La sostenibilidad y ahuyentar los fantasmas de la turismofobia forman ya parte del plan.

Con respecto al primero de esos dos elementos esenciales, el propio Moreno lo hizo ver sin rodeos este miércoles. El presidente sostuvo en su intervención que todos «estos datos positivos que se vienen acumulando no son por casualidad», sino «resultado de una promoción inteligente» para la «búsqueda del turista que más nos interesa», y que es «el que más gasta» y «el que viaja en las épocas del año en que menos impacto tiene en el territorio». En ese sentido, el responsable del Ejecutivo autonómico explicó que «es el momento de la reforma, de la transformación, de hacer transiciones para mejorar la calidad de nuestro turismo, para apostar por que esta industria no solamente sea mucho más duradera, sino que además ofrezca empleos de más calidad y que mejoren también y tengan la capacidad de regenerar la vida social y económica de nuestra tierra».

Moreno hizo hincapié, de hecho, en que que la Junta está desarrollando «una estrategia que está fortaleciendo una industria más sostenible, en términos, también, de propiciar la propia convivencia, mejor distribuida y mucho más tecnológica», y que fomente «un modelo equilibrado donde se alineen no solamente los intereses de los visitantes y de la industria, sino también los locales», y con el que se cree «empleo estable». Lograda sobradamente la cantidad, hay que fijarse en la calidad.

Para seducir a ese perfil de turista que permanece más días en el destino y, sobre todo, gasta más, son fundamentales las conexiones de larga distancia, de ahí que se hayan intensificado los contactos para lograr de una vez no sólo la unión con Estados Unidos sino el ansiado vuelo directo a China que conecte Andalucía con todo el mercado de Asia-Pacífico. Al hilo de ello, tanto Moreno como Bernal subrayaron que se está trabajando desde hace varios años y que, aunque no es sencillo, esa conexión se logrará, bien con Málaga, bien con Sevilla. Otra de las líneas de trabajo fija sus promociones en el sector del lujo, que vuelve a atraer a un porcentaje creciente de viajeros superado el 'agujero' de la pandemia.

El segundo de los pilares de ese cambio de modelo en busca de la excelencia es el de la ética y el mayor respeto a la convivencia con los residentes en los puntos de destino. El presidente ensalzó en Madrid la apuesta de la Junta «por un turismo sostenible y regenerativo, donde prime la calidad a la cantidad», y cuyos beneficios «redunden en el territorio» y «tengan impacto en cada uno de los municipios».

Aludió Moreno a las campañas «Andalusian Crush» y «Surrender to de Andalusian Crush», y al Código Ético del Turismo Andaluz que va a impulsar la Junta y que incorporará los principios del turismo aprobados por la ONU. Se trata de una estrategia que, según expuso el presidente, se va a plasmar en la futura Ley del Turismo, que iniciará su trámite en el Parlamento andaluz en pocas semanas y cuya clave será «consolidar el turismo sostenible en Andalucía». Esta segunda vertiente tiene en su evidente trasfondo la lucha contra la turismofobia, que en algunos destinos ya masificados empieza a calar entre los residentes por las molestias que genera ese impacto turístico tan intenso.