Un 'plan Marshall' para reconstruir el corazón industrial de Valencia
Empresarios y economistas valoran la rapidez con la que se han dispuesto medidas de choque, pero advierten que será necesario un fondo millonario y plurianual de reconstrucción
Desarrollar las obras hidráulicas nunca ejecutadas, mejorar la red de comunicaciones, vivienda social y ayudas a fondo perdido a empresas, prioridades
Los efectos de la DANA causan daños en una tercera parte del PIB valenciano
La catastrófica riada del pasado 29 de octubre arrasó un área económica que supone una tercera parte del PIB de la provincia de Valencia, en torno a una sexta parte del de la Comunidad Valenciana y alrededor de un 1,5% del PIB español. ... La cicatriz abierta, cuya profundidad está aún por determinar tres semanas después del que ya se sabe que será el más gravoso episodio climático en décadas, no se podrá cerrar con un puñado de medidas de choque por bien dirigidas que estén, según coinciden en advertir economistas, empresarios e ingenieros. Recuperar el cinturón industrial de Valencia va a requerir de un plan de reconstrucción sin precedentes en España, una especie de plan Marshall, con una dotación millonaria y que no se podrá dejar a la autoridades locales y regionales, sino que requerirá del compromiso del Gobierno central y de la Comisión Europea.
«Lo que ha sucedido aquí no tiene nada que ver con la pandemia», advierte el decano del Colegio de Economistas de Valencia, Juanjo Enríquez, a cuenta de la similitud de los paquetes de medidas dispuestos desde el Gobierno con los aprobados en los primeros compases del Covid. «Aquí ha habido destrucción de instalaciones y de capital, y se va a necesitar de un esfuerzo extraordinario, de una magnitud que solo puede asumir el Estado, si se quiere evitar que la catástrofe se lleve por delante a una parte significativa del tejido empresarial de las zonas afectadas», advierte.
Salvar el tejido empresarial
La tentación de afrontar esta reconstrucción con las recetas aplicadas durante la pandemia preocupa. «Hay una serie de medidas de apoyo individual que van en la buena dirección, los ERTE, las ayudas a familias y el supuesto de incapacidad temporal, por ejemplo, donde se aprecian carencias es en las ayudas al tejido productivo», señala Raymond Torres, director de Coyuntura Económica de Funcas. «Es crucial que se impida que las empresas o explotaciones agrarias que han resultado más dañadas por la DANA terminen echando el cierre por falta de liquidez para reanudar su actividad, y si no aparecen pronto otro tipo de ayudas más allá de los avales del ICO va a ser difícil lograrlo».
En este punto incide el presidente de la Cámara de Valencia, José Vicente Morata, al que inquieta que los paquetes de ayudas dispuestos hasta ahora no terminen de asumir que lo que se necesita para recomponer el tejido empresarial local son transferencias a fondo perdido a las empresas. «En los polígonos arrasados había instalados cientos de empresas de pequeño tamaño para las que los avales del ICO no son ninguna solución», argumenta. «Debe abrirse un crédito público relevante para atender esta situación», coincide el decano de los economistas valencianos, Juan José Enríquez. «Si no se resuelven las situaciones uno por uno con ayudas concretas se perderá tejido económico».
«Parece que Hacienda se está comportando como los hombres de negro cuando estamos en una situación crítica»
Salvador Navarro
Presidente de la CEV
Intervenir para tratar de salvar el tejido empresarial de la zona parece una tarea imprescindible, pero a juicio de la catedrática emérita de la Universidad de Valencia e investigadora del Instituto Valenciano de Investigación Económica (IVIE), Matilde Mas, cómo hacerlo será tanto o más importante. «Hay una parte de ese tejido destruido, de pequeños negocios regentados por personas mayores que seguramente no tenga las fuerzas para empezar de nuevo, al que más que salvar habrá que ayudar a salir con políticas laborales y sociales adecuadas».
Mas entiende que la catástrofe también es una oportunidad para modernizar la economía de la zona aprovechando la disponibilidad de fondos europeos, una puerta que el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, abrió hace unos días, al plantear la creación de un nuevo vector en el Plan de Recuperación para apoyar las zonas afectadas por la DANA.
Fondo de reconstrucción
Todos los caminos parecen confluir en una solución: un fondo extraordinario para la reconstrucción, coordinado desde el Estado y con apoyo de Europa, o en los términos en que lo formuló el presidente de la Confederación de Empresarios Valenciana (CEV), Salvador Navarro, apenas unos días después de la catástrofe, en una especie de plan Marshall para las zonas más afectadas por la DANA.
«Lo que estamos viendo es que el Ministerio de Hacienda parece que actúa como los hombres de negro cuando lo que hay aquí es una situación crítica», denuncia el presidente de los empresarios valencianos, en relación a las restricciones impuestas por el Gobierno para acceder a los primeros paquetes de ayuda. «Hay un riesgo enorme de que muchas empresas tengan que abandonar su actividad, lo que la zona va a necesitar es un Fondo de Reconstrucción, con recursos presupuestarios específicos y en el que se tendrá que implicar a Europa», dice.
La tarea por delante es ingente y no será cuestión de meses, sino de años, como subraya José Vicente Morata, presidente de la Cámara de Valencia. Cita entre las inversiones urgentes a abordar, tanto a corto como a largo plazo, las obras hidráulicas «que no se han hecho y que están aprobadas en el BOE», imprescindibles para evitar que futuras DANAS tengan efectos tan devastadores como la del pasado 29 de octubre; un plan de apoyo financiero a los ayuntamientos afectados para que puedan recomponer la red de servicios municipales que ha resultado arrasada; un plan de ayudas directas «a fondo perdido» para que los empresarios de la zona puedan reanudar su actividad; y las inversiones necesarias no solo para recomponer de forma urgente la red de comunicaciones afectada por la riada sino también para desarrollar las infraestructuras por ejecutar, como la ampliación de by-pass de Valencia.
«No puede ser que un nodo esencial de comunicación entre Europa y África como es Valencia tenga una sola conexión de entrada y salida», abunda el presidente de la patronal valenciana, Salvador Navarro.
La prioridad número uno, sin embargo, es la ejecución de las obras hidráulicas que como la canalización del caudal torrencial del barranco del Poyo hacia el nuevo cauce del río Turia están programadas desde hace 20 años pero nunca se ejecutaron, y que hubieran minimizado sino evitado la tragedia. Las voces consultadas coinciden en que esto puede volver a pasar en los próximos cinco, veinte o cincuenta años y en que hay que hacer las inversiones que sean necesarias para que no vuelva a tener estos efectos.
Replantearse el urbanismo
Los ingenieros entienden, no obstante, que no será suficiente con acometer esas grandes obras de encauzamiento, sino que habrá que analizar la red de alcantarillado y desagües de la zona. «El proceso de reconstrucción es complicado porque hay poblaciones que se encuentran situadas en zonas inundables y sus infraestructuras no están diseñadas para poder admitir la cantidad de lluvia que cayó», señalaba hace unos días en una nota Xavier González, ingeniero y profesor de OBS Business School. «Hay que realizar un estudio completo de cuáles son las vías de desagüe, los desagües y colectores principales, así como los emisarios submarinos que llevarán toda esa agua al mar para, al menos, redimensionar esas infraestructuras y poner más puntos de captación».
La investigadora del IVIE, Matilde Mas, considera que la catástrofe debería aprovecharse prara darle una vuelta a la planificación urbanística de la zona. «Hay que acabar con las barbaridades urbanísticas. Se debe impulsar la creación de suelo industrial y residencial en áreas no inundables y asegurar que la relocalización de los negocios destruidos se haga en zonas sin riesgo», plantea. El presidente de la Cámara de Valencia advierte que esto incluso puede acabar siendo una obligación porque es posible que las aseguradoras no estén dispuestas a asegurar negocios situados en determinadas zonas a partir de ahora.
Matilde Mas reclama también una nueva política inmobiliaria. Considera que las necesidades de vivienda que se van a poner de manifiesto son una oportunidad para el desarrollo de un parque de vivienda social en la zona.
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