El quinto en discordia
Y ahora, ¿quién?
La salida de Calviño no es un éxito como nos quieren vender y el precio de su renuncia es una buena medida del personaje que para algunos al menos ha sido una tremenda decepción
Nadia Calviño, una tecnócrata reconvertida en política que dirigirá el brazo inversor de Bruselas
Calviño se va. Enemigo que huye, puente de plata. La gestión de la vicepresidenta saliente ha sido decepcionante. El puesto le ha superado. Y su único logro es que sin ella todo podía haber sido peor, magro consuelo. El espejo donde debería mirarse es ... en los países de nuestro entorno que han sabido aprovechar esta crisis impulsando reformas estructurales que aquí no se han siquiera planteado. Y no vale decir que ha servido de dique de contención de los planteamientos imposibles de una parte del Gobierno. Es una excusa de mal pagador (a), máxime cuando la deriva de los últimos tiempo le había llevado a abrazar muchos de los postulados de los que antes abjuraba.
Su salida no es un éxito -salvo, quizá, para ella claro- como nos quieren vender y el precio de su renuncia es una buena medida del personaje que para algunos al menos ha sido una tremenda decepción. La satisfacción de sus ansias personales se ha saldado con un alto coste para los intereses generales. Por el camino nos hemos dejado puestos más relevantes (y merecidos) y todavía no conocemos toda la letra pequeña del acuerdo.
Importa más quien le pueda sustituir. No es fácil encontrar una persona de valía que quiera desembarcar en este Gobierno en las circunstancias actuales. Por lo tanto, lo óptimo no es que esté reñido con lo bueno sino que sencillamente es que no es planteable. Lo que se trata es de encontrar el mejor remiendo para este descosido sobrevenido. De fuera del Gobierno no parece posible convencer a nadie sensato. La llamada podría ser la siguiente: «Fulanito (a) deja lo que estás haciendo para venirte aquí a lidiar con esta panda que trata de sacar la mayor tajada posible mientras esto dure. Pero no te preocupes, cuentas con todo mi respaldo». Y esto lo plantea quien lo plantea. En fin...
De su equipo actual parece que hay poco rescatable porque otra de las cosas de la Vice saliente no ha sabido hacer muy buen equipo. Por lo que todo parece reducirse a alguien de dentro del Gobierno con conocimientos económicos y que ya no tenga nada que perder. De hecho podría tratar de recuperar parte del prestigio perdido estos últimos años. Escrivá parece que puede ser la solución por aquello de lo de hacer necesidad virtud.
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