Así serán las ciudades del futuro

Con robots con inteligencia artificial, coches eléctricos, autobuses sin conductor, drones limpiando postes de alta tensión y cámaras de 360 grados, nos asomamos a las urbes del mañana en la Smart City Expo de Taiwán

Xi Jinping ordena reforzar la seguridad y levantar una «Gran Muralla de acero»

Cámara de 360 grados para controlar el tráfico, lo que permite reducir el número de estos aparatos de vigilancia en las calles pablo m. díez

Pablo M. Díez

ENVIADO ESPECIAL A TAIPÉI (TAIWÁN)

Robots con inteligencia artificial dando información o entreteniendo a los niños y ancianos, coches eléctricos recargando sus baterías en los parquímetros, autobuses autónomos, drones repartiendo paquetes por los aires, cero emisiones contaminantes gracias a las energías renovables, aplicaciones de realidad aumentada en la sanidad y ... para estudiar escaneando dibujos y, vigilándolo todo, cámaras de 360 grados. Así serán las ciudades en torno 2050, a las que hemos podido asomarnos en la Smart City Expo celebrada esta semana en Taiwán.

Con 1.950 pabellones y expositores y 1.500 participantes extranjeros de 111 ciudades y 41 países, entre ellos 87 alcaldes y funcionarios gubernamentales, la edición de este año ha supuesto la recuperación total tras la pandemia de Covid al superar las cifras de asistencia de 2019 con más de 150.000 visitantes. Organizada por la Asociación de Informática de Taiwán, junto al Consejo Nacional para el Desarrollo y los ayuntamientos de Taipéi y Kaohsiung, esta muestra tecnológica recobra su importancia internacional gracias a la apertura de fronteras en la isla el año pasado y al fin de las cuarentenas al llegar.

Celebrada desde el martes hasta el viernes en Taipéi, la capital, y desde el jueves hasta el sábado en Kaohsiung, en el extremo sur de Taiwán, esta Exposición de Ciudades Inteligentes se ha centrado en la sostenibilidad y en el objetivo de alcanzar la neutralidad de emisiones contaminantes en 2050. Dicha meta afectará radicalmente a las ciudades, que generan entre el 67 y 72 por ciento de tales emisiones y donde vive más de la mitad de la población mundial. «De las 246 ciudades del planeta que se han fijado el objetivo de cero emisiones, seis están en Taiwán», anunció en la inauguración el ministro del Consejo Nacional para el Desarrollo, Kung Ming-hsin. «Implementando activamente una estrategia de transformación cero», prometió «generar oportunidades de negocio para el futuro», que al fin y al cabo era de lo que trataba esta exhibición.

Entre sus pabellones y expositores, abarrotados de público, destacaban los de energías renovables y vehículos eléctricos, que cambiarán la fisonomía de las ciudades. Buena prueba de ello son los parquímetros con cargador para coches eléctricos que está instalando en las calles el gigante taiwanés Acer, que es el quinto fabricante mundial de ordenadores y ya explora nuevos campos para el futuro. «Con este aparato, se puede aparcar en la calle y recargar al mismo tiempo la batería eléctrica del vehículo, pagando luego ambas cosas con una tarjeta de crédito o con el móvil», explica Scott S. Chow, director de Planificación Estratégica de Acer, ante un poste de más de un metro con una pantalla en su parte superior que indica los detalles del estacionamiento y la carga.

El gigante informático taiwanés Acer, quinto fabricante mundial de ordenadores, ha dado el salto a la recarga de vehículos eléctricos y ya instala parquímetros que también cargan la batería de los coches. pablo m. díez

Al lado de este expositor, otro coloso de la industria taiwanesa, la veterana marca de motos Kymco, también ha dado ya el salto hacia los vehículos eléctricos. Pero no solo produciendo ciclomotores que no se mueven con gasolina, sino inventando unas estaciones de recarga instantánea que comercializa bajo la marca Ionex. «Solo hay que depositar la batería usada en el punto de recarga y, sin códigos ni llave ni tiempo de espera, sale otra nueva para ponerla en la moto en solo 20 segundos», desgrana ante una de dichas estaciones Michael Ko, director de Desarrollo de Negocio de Ionex.

Con módulos para insertar diez baterías, cada una de las cuales pesa diez kilos, se pueden formar puntos de recarga de hasta medio centenar. Desde 2021, por todo Taiwán hay ya distribuidos más de 2.500 puntos de intercambio de baterías, que son muy utilizados por los repartidores a domicilio y las patrullas de policía porque cada una de estas grandes pilas da para unos 50 kilómetros. Las perspectivas de este negocio son gigantescas porque en Taiwán, una isla con 23 millones de habitantes, circulan más de 14 millones de motos.

«Las ciudades están en primera línea del frente para luchar contra la crisis climática, pero no pueden responder a tales retos por sí solas. En su lugar, debemos coordinar los esfuerzos a todos los niveles del Gobierno y hace falta que trabajen juntos», advierte Gino Van Begin, secretario general de Gobiernos Locales por la Sostenibilidad (ICLEI), del importante papel de las urbes en la reducción de emisiones contaminantes.

Junto a los vehículos eléctricos y autónomos, como los autobuses sin conductor cuyas grabaciones se muestran en la exposición, los drones serán otro de los aparatos tecnológicos más usados en las ciudades del futuro. Servirán no solo para repartir paquetes o hasta transportar pasajeros en coches voladores, sino también para vigilar, reparar y limpiar infraestructuras de altura.

«Este dron puede cargar hasta 30 litros de agua y rociarla a presión para lavar por ejemplo los postes de alta tensión, algo que ahora hacen los operarios subiéndose a ellos o desde un helicóptero, lo que es muy peligroso y más caro. Este método es más fácil e inteligente», se congratula Ko Yi-fu, ingeniero del Instituto para la Investigación Tecnológica e Industrial (ITRI). Dicho organismo estatal, que está detrás del desarrollo del potente sector de los semiconductores en Taiwán, está probando este aparato en colaboración con la empresa Macroblock.

Smart City Expo Foto principal y foto izquierda, dron para limpiar las infraestructuras de altura, como los postes de alta tensión, desarrollado por ITRI (Instituto para la Investigación Tecnológica e Industrial) y la empresa Macroblock; Foto derecha, con robots, inteligencia artificial, vehículos eléctricos y autónomos, drones y energías renovables, la Smart City Expo celebrada en Taipéi, capital de Taiwán, asoma a sus visitantes a las ciudades del futuro. PABLO M. DÍEZ

Para el control del tráfico y la vigilancia en general, las cámaras serán de 360 grados, como la que ha diseñado Kevin Chiang, de DP Smart Technology. «Esta cámara, llamada Rogy 360, es única en Taiwán porque tiene seis lentes y retransmite fácilmente en directo con una conexión al móvil», demuestra el fundador de la compañía girando con el dedo la imagen en la pantalla del teléfono, a izquierda y derecha y de arriba abajo.

«También incorpora una plataforma para retransmitir en directo en 360 grados y trabajamos con otros colaboradores que desarrollan algoritmos para predecir y mejorar el tráfico o para hacer labores de vigilancia», añade con orgullo.

La inteligencia artificial y la realidad aumentada estarán muy presentes en las ciudades del mañana, desde el manejo remoto de brazos robóticos en las fábricas hasta la sanidad pasando por la educación. Es el caso de la aplicación Bilingual Smart Campus, que ya enseña inglés y cultura general a los niños de 200 escuelas de Taiwán y también ha sido instalada en una universidad de Corea del Sur.

«Tenemos mapas de diez países con dibujos de 20 atracciones, monumentos y personajes, que podemos escanear con nuestra ˝táblet˝ o el móvil para aprender sobre ellos con vídeos breves y explicaciones sencillas», nos enseña David Chen, director de LiveABC, que empezó en 1997 como una academia de inglés y ha publicado libros de texto incluso para universidades. «Además de la información, podemos hacer ejercicios a modo de examen», dice escaneando un dibujo de Monet en el mapa de Francia.

Como se ve en la Smart City Expo, la tecnología será omnipresente en la vida futura, pero todavía hay muchos escépticos o reacios al cambio por su edad o formación. «La integración digital no la puede hacer solo el Gobierno, sino también las empresas y la comunidad», advierte Alison Burgess, funcionaria de la región de Durham, en Canadá. Dicho municipio es una de las siete primeras comunidades inteligentes nombradas el año pasado por Intelligent Community Forum (ICF), «think-tank» que desde hace dos décadas asesora, evalúa y elige a las ciudades más punteras del mundo según su conectividad de banda ancha, conocimiento, innovación, sostenibilidad, inclusión digital e implicación social.

Para ello, Burgess señala que «además de los programas de aprendizaje para mayores, muchas casas tienen el altavoz inteligente myDurham 311 con Google Home o Amazon Alexa, al que los residentes pueden preguntar por servicios regionales como quién es su concejal, dónde está la oficina del Gobierno, a qué hora pasa el próximo autobús o cuándo se recoge la basura».

Para Sindy Yeh, responsable del Desarrollo Económico del condado de Arlington, cerca de Washington, «la clave no es tener solo una ciudad inteligente, sino gente inteligente». Por el dinamismo y alto nivel educativo y tecnológico de esta zona, donde se ubican el Pentágono e importantes compañías aeronáuticas y de defensa, Amazon decidió en 2018 instalar allí su sede central, una inversión de 2.500 millones de dólares que generará 25.000 empleos directos en los próximos diez años.

Como dice con cierta envidia TJ Cawley, el alcalde de Morrisville, una pequeña localidad de Carolina del Norte que también aspiraba a captar el proyecto de Amazon y trabaja por ser «comunidad inteligente», «si tienes un gran lugar para vivir, es también un gran lugar para hacer negocios».

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