Rafael Jódar: otro Rafa con los pies en la tierra

Está casi rozándolas, impulsado por su padre, del que aprendió todos los principios básicos, con pasos por el club Chamartín y el BTT Tennis de Barcelona, donde estuvo de forma puntual con Francis Roig, exentrenador de Rafael Nadal. Y obtuvo tras su éxito otro premio: 'sparring' del equipo español de Copa Davis en septiembre en Valencia, en cuyo vestuario compartió entrenamientos y experiencias con Carlos Alcaraz.

Es el cuarto español en levantar un título masculino de esta entidad, tras Javier Sánchez Vicario (1986), Daniel Rincón (2021) y Martín Landaluce (2022). No todos los campeones en categoría júnior se adaptaron bien al circuito profesional, Jódar lo sabe y trata de restar importancia a lo conseguido sabiendo que lo más importante llega ahora, en la frontera entre los 'challenger' y los torneos de la ATP. Pero tiene planta y ganas para ello. De 1,90 de estatura, ejerce sobre el saque una velocidad muy acorde con este tenis del hoy, tan rápido y vertiginoso. De ahí que la superficie rápida (15 victorias y una derrota) y la hierba (nueve triunfos, una derrota) le sean propicias y de las más queridas por él. En este 2024: finalista en el ITF World Tennis Tour Junior; título en Roehampton; cuartos en Wimbledon; título en College Park y corona en Nueva York.

«Además de la altura, tiene unas condiciones innatas bastante potentes: velocidad de bola muy alta, controla esa velocidad, es un jugador muy competitivo, muy ganador, es valiente, encara los momentos importantes con decisión, sin que le tiemble el pulso», cuenta Javier Soler, director deportivo de la Federación de Tenis. Pero también hay mucho que hacer todavía: «Ha de coger más fuerza. Sobre todo en el tren inferior, para que pueda desplazarse mejor y controlar la velocidad de pelota del contrario; y evolucionar la movilidad, las transiciones ataque-defensa».

Pero con cuidado a estas edades: «Hay que estructurar y medir los entrenamientos de preparación física, y también el número de torneos, calcular los descansos necesarios para no sobrecargarse. Y que compita en el nivel que puede: sin subirlo a torneos superiores que no le harían ningún favor. Es un conjunto físico, mental y de competición para que mejore técnica y tácticamente, por eso los próximos cuatro años son vitales», sigue Soler.

Algo que choca con la doble exigencia de estudios y tenis pero era prioritario en casa de Jódar. No obstante, tiene el chaval mucho hecho en el factor mental. Así le fue en la final del US Open, con un 2-6, 6-2 y 7-6 (1), en dos horas y seis minutos ante el noruego Nicolai Budkov Kjaer. «Lo he logrado gracias a mi mentalidad y a mi forma de ser», aseguraba. Al estilo del otro Rafa, ídolo y con el que comparte su afición al Real Madrid, aunque ahora el referente es Alcaraz y su estilo de juego se parece más al de Jannik Sinner. Una mezcla con muy buena pinta para el futuro.

Pero él es Rafael Jódar, hijo, nieto y bisnieto de otros Rafa, y sigue su propio camino, con calma, manteniendo la cabeza en grandes objetivos, pero a 190 centímetros, los pies bien anclados en la tierra