Tenis
Alcaraz cede en semifinales ante un Jarry crecido
Open de Buenos Aires
El español sucumbe ante el chileno, que ofreció su versión más pegadora y concentrada y jugará la final contra Facundo Díaz (7-6 (2) y 6-3)
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Alcaraz, durante el partido de semifinales ante Jarry
Carlos Alcaraz se queda clavado en la semifinal en Buenos Aires. Lo frena un Nicolás Jarry estupendo en su estrategia, inspirado y convencido en cada golpe y que impidió que el español encontrara ritmo y estilo. Es el chileno, 28 años y 21 del mundo, quien jugará la final del torneo argentino, ante Facundo Díaz, y es Alcaraz el que cede la corona conquistada en esta pista el año pasado, en otro torneo en el que no consigue despegar, pero preparado ya el español para su siguiente intento: el ATP 500 de Río, donde debutará contra Thiago Monteiro.
ATP Buenos Aires
Semifinales
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7 | 6 |
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6 | 3 |
Era este su segundo torneo del año, después de caer en los cuartos de final del Abierto de Australia, ante Alexander Zverev. Y venció a Camilo Ugo Carabelli en la primera ronda (6-2 y 7-5); en la segunda, Andrea Vavassori le exigió en el primer set, pero salió indemne (7-6 (1) y 6-1). Ya en semifinales, Alcaraz choca con un Jarry concentradísimo que se hizo gigante ante el 2 del mundo.
Se planta el chileno en la final con un partido sin brillanteces, pero con cien por cien de confianza y convicción. No dejó espacio para un juego fluido, de peloteos largos, y ahí se enredó Alcaraz, sin poder despegarse del juego de saque y pegada de uno o dos puntos que, esta vez, sí encontraron premio para Jarry.
Los dos choques previos habían caído del lado del español, pero siempre el chileno había apretado en algunas fases de los partidos. Fue un 6-7 (6), 7-5 y 6-0 en Río 2023 y un 6-3, 6-7 (2), 6-3 y 7-5 en los dieciseisavos de Wimbledon. Volvió a pasar en estas semifinales. Un partido de pico y pala, consciente el chileno de que tenía en el saque el arma que lo sostendría, y así fue sacando sus juegos, siempre pegado al marcador porque ese primer golpe lo saco de más de un apuro. Alcaraz ofrecía una versión más ágil y liviana, contundente en sus turnos de saque, que ganaba con más facilidad que su rival, pero sin poder imponer ese punto de chispa con el que suele despegarse y apagar a sus contrincantes.
Jarry siguió fiel a su guion, y no se despistó ni un milímetro en un primer set de dos estilos y pareceres muy distintos que convergían en el tie break. No hubo en su mano errores de bulto con los que suele apagarse unos minutos cruciales, así que Alcaraz tuvo que esforzarse en esa muerte súbita para encontrar el truco que hiciera descentrarse al chileno. Pero fue el murciano quien estuvo temblón con su servicio por primera vez en el partido: cometió una doble falta en el primer punto y Jarry se lo creyó: apretó con potencia consiguiendo varios restos ganadores, empujando a Alcaraz hacia atrás y cortándole las alas de su juego alegre.
Encontró sus mejores momentos Jarry en ese final del primer set y ya no lo soltó. Asentado en el fondo, mano fuerte y bien dirigida que abrió muchas dudas en la cabeza del español, que no encontraba ritmo ni espacios para poder desplegar su tenis. Siempre había un golpe más fuerte e inspirado desde el otro lado de la red que no le permitía crear y cuando tenía su oportunidad faltaba esa chispa que se consigue si las piernas y la mano están calientes. Y no era el caso. La estrategia del chileno surtía efecto a pesar de que Alcaraz comenzó el segundo set con rotura a favor.
Se soltaba el murciano por momentos, con golpes marca de la casa con los que reencontrarse mientras animaba a una grada llena de nuevo para verlo en acción. Una dejada que moría a un centímetro de la red, un passing a la carrera y sin dejar botar la pelota, un globo perfecto ante los 198 centímetros del rival. Pero sufría ante un Jarry que hizo su partido, sin ceder y sin que asomara por él grieta alguna. Al contrario, cuanto más apagado veía a Alcaraz, más se encendió él. Se lo jugó todo, derecha potentísima de lado a lado, y aunque hubo errores, le salió todo. Confianza por las nubes y muchos los aciertos que atascaron todavía más a Alcaraz.
No solo levantó el break en contra, sino que hurgó en las heridas del español, todavía en rodaje y lejos aún de su esplendor. Aunque se desquitó con unos últimos golpes magistrales, con los que tuvo hasta dos opciones de devolver la rotura y alargar el partido con 5-3, no pudo hacer nada ante la tercera bola de partido y entrega la corona de Buenos Aires, que se llevarán Jarry o Díaz. Además, cede el español terreno con respecto a Novak Djokovic en la clasificación ATP, pues eran 250 puntos los que defendía de 2023. Próxima parada, esta semana que viene en Río de Janeiro.
«Es uno de los mejores jugadores, así que esta victoria significa mucho para mí. Estoy muy feliz de haber podido volver. No he empezado muy bien porque he tenido varios errores con mi servicio, pero luego he ido mejorando paso a paso. Me encantan los partidos duros, así que intentaré estar lo más preparado posible para esta final. Cada partido te va preparando para el siguiente», comentó un Jarry crecido, verdugo de Carlos Alcaraz en las semifinales del torneo de Buenos Aires.
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