Todo irá bien
Alianzas que duran un segundo
«Con Florentino es de fondo y sólida, y el Madrid está ayudando al Barcelona a encontrar el modo de financiar razonablemente las obras del nuevo estadio»
El Barça, entre los implacables y los desesperados
![Florentino Pérez y Joan Laporta, en un acto por la Superliga](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2023/04/03/laportayflorentino-RmdV8mZiMXUhw6JYW0jaTEI-1200x840@abc.jpg)
Continúa la guerra de guerrillas en el fútbol español. Ayer 'La Vanguardia' acusaba al presidente de la Liga, Javier Tebas, de haber presentado una prueba falsa ante la Fiscalía para perjudicar al Barcelona. Se trata de unas anotaciones del que fue el hombre ... fuerte de Villar en Cataluña, José Contreras, que no tienen nada que ver con el hecho, fundamental y acreditado, de que el Barça pagó a Negreria a través de una de sus empresas, pero en las que los nombres que aparecen no hacen referencia a directivos y abogados del club, como inicialmente se creyó, sino a ejecutivos de bancos con los que Contreras operó en el pasado y que ya no existen.
El Barça se defiende atacando y aunque Tebas niega las acusaciones, acusa el recibo. Rosell, Bartomeu y Laporta, enfrentados personal y judicialmente, se unen para atacar a Tebas, aunque sea en un episodio anecdótico. Es una advertencia en un mundo en que las alianzas duran un segundo. Luego se desvanecen hasta la guerra más cruda. La inestabilidad es total. También al revés.
El ataque de ayer se puede convertir en una alianza mañana, si Laporta pacta con Ceferin –ayer tan indignado con el Barcelona en la prensa eslovena–, Tebas y Rubiales (juntos, pero no revueltos) su renuncia a la Superliga a cambio de que el Barça no se quede un año o dos sin jugar en Europa, y sobre todo, que no sea descendido de categoría. La semana pasada, el advertido fue precisamente Ceferin: sin base y haciendo bastante el ridículo, Laporta amenazó a la UEFA con exigir indemnizaciones millonarias si expulsaba al equipo (o mejor dicho, no le invitaba) a la Champions de la próxima temporada.
Muchos frentes, todos abiertos, todo el mundo inquieto. La alianza con Florentino es de fondo y sólida, y el Madrid está ayudando al Barcelona a encontrar el modo de financiar razonablemente las obras del nuevo estadio. Pero, y es un gran pero, hacer las obras todas de golpe, cerrar el Camp Nou, y jugar en Montjuic es un suicido económico para el Barça; y Laporta se ha dado esta semana para pensar si acepta las condiciones extremas que le imponen Goldman Sachs y JP Morgan para hacer las cosas a su irracional manera, o si recula y se basa en la realidad para tomar decisiones más sensatas.
¿Quién podrá más? ¿El Tebas obsesionado en su enfrentamiento con Laporta y Florentino, o el Tebas que sabe que el 99% del valor de su Liga lo aportan Barça y Madrid? ¿Qué Ceferin va a imponerse, el que dice que el caso Negreria «es una de las situaciones más graves que yo haya visto en el fútbol» y veladamente amenaza al Barça con dejarlo fuera de Europa, o el que le ofrece la salvación a cambio de que traicione a Florentino? ¿Quién ganará, Florentino con su proyecto a largo plazo de la Superliga, y su ayuda al Barcelona en todos sus frentes financieros, tan acuciantes como infinitos; o la tentación de Laporta de tomar el camino fácil, solucionar el presente inmediato, y arrinconar al Madrid y a su presidente?
Si Laporta aguanta y el Tribunal de Justicia Europea dictamina que la UEFA es un monopolio, ¿hasta qué punto va estar Tebas dispuesto a arrodillarse para que Barça y Madrid le perdonen la vida y salven de alguna manera la Liga? ¿Y Ceferin? ¿Se marchará a vivir a Qatar o tiene pactado con Al-Khelaïfi algo discreto en París?
No hay nada seguro, nada previsto, ningún horizonte claro, ningún rumbo cierto. En esta incertidumbre se maneja mejor Laporta que los demás, aunque está demasiado apurado en todos los sentidos para pensar con claridad. La acusación de denuncia falsa contra Tebas, y el sonajero del regreso de Messi –imposible, pero ahí está la prensa catalana jugando a la distracción para ayudar al club– le servirán para llegar al Clásico de este miércoles, y si elimina al Madrid, el ambiente de euforia le puede envalentonar en las negociaciones con Goldman. Aunque no se sabe si para mandarlos a paseo, o para sentenciar al club definitivamente, aprovechando la tonta alegría de los socios para aceptar sin que se note condiciones draconianas con tal de continuar con las obras tal como él siempre ha querido ejecutarlas, y sólo él sabe por qué, y esto es precisamente lo que nunca va a explicarnos.
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