Laporta, acorralado

Si ya el proyecto de Limak, por sus grotescas características, estaba teniendo muy serias dificultades para encontrar una financiación realista -La Vanguardia medio publicó que el club contaba con un banco que le iba a prestar el dinero a la estratosférica e impracticable cifra del 6%, que supondría que el Barcelona tendría que pagar intereses de 100 millones de euros durante los primeros años-, ahora el club podría tener que anular las obras si no encuentra ningún banco serio que se arriesgue a prestarle el dinero en unas condiciones ni que sólo sean medianamente asumibles.

Laporta está acorralado por el Gobierno, la Justicia, las constructoras del Íbex, la UEFA -ha abierto una investigación al club sobre el caso Negreira-, Tebas, Rubiales y por el Real Madrid, porque a pesar de que Florentino Pérez ha querido mantener un perfil bajo y de no confrontación con el Barça en este asunto, la personación ha enrarecido las relaciones entre los dos principalísimos aliados para la Superliga.

Jan intenta negociar con todos, pero algo tiene que ofrecer a cambio, y los ofrecimientos son contradictorios. Entre Florentino por un lado y Tebas y la UEFA por el otro, está el muro insalvable de la Superliga. A las constructoras del Íbex les está haciendo llegar que de alguna forma les va a dejar participar en la construcción del nuevo Palau Blaugrana y del Espai Barça -los alrededores del nuevo estadio- pero por su insistencia en mantener a los turcos, si finalmente Goldman Sachs le presta dinero, o encuentra a quien se lo preste, será sólo para el Camp Nou y algunos directivos han explicado en los últimos días que ni el nuevo Palau ni el Espai Barça, al menos de momento, van a construirse.

Poco que ofrecer, pues, a las constructoras. Rubiales, como presidente de la RFEF, y como ha empezado a hacer la UEFA, algo tendrá que decir, y que decidir, sobre cómo castiga al Barça por unos pagos que, diga lo que diga la Justicia sobre el reproche penal que merecen, sabemos que existieron y que fueron manifiestamente irregulares (por decir lo menos).

Lo único que beneficia o que no acaba de hundir a Laporta es que hay muchas guerras en marcha, muy diferentes, en las que todo el mundo tiene algo que ganar y mucho que perder. Es verdad que han salido todos a atacar al Barça, porque entre otras cosas ha sido tal el escándalo que era difícil permanecer en silencio, pero abierto el fuego inicial ahora cada cual trata de proteger sus intereses. En este sentido, resulta poderosamente llamativo que el nombre de Ángel María Villar aparezca de un modo tan tangencial, como si mientras estos pagos tuvieron lugar, e incluso se multiplicaron, no hubiera tenido el mayor protagonismo en el fútbol español, europeo y mundial.

Fue el presidente de la Federación durante 29 años, vicepresidente de la UEFA y llegó a ser temporalmente el presidente de la FIFA cuando Joseph Blatter tuvo que dejar el cargo precipitadamente. Además, su hombre fuerte en Cataluña, José Contreras, fue durante varios años el canalizador de los pagos del Barcelona a Negreira. Además de la comisión que Contreras se quedaba, no sabemos aún -pero lo sabremos- a quién y en qué cantidades concretas repartía el resto del dinero.

Con todo, aún no tiene fecha la rueda de prensa que Laporta se comprometió a celebrar para dar explicaciones sobre el caso Negreira y la financiación de las obras del Camp Nou. Lo que sí ha hecho, al más puro estilo soviético, es abrir un canal de comunicación en el club para que los socios denuncien las informaciones negativas que sobre el Barça aparezcan en los medios, para presentar las correspondientes querellas.