Es fútbol y es femenino
¿#SeAcabó o no se acabó?: el documental tampoco aclara el motín
Más allá de confirmar la cadena de traiciones de unas y otras entre las 15 de Las Rozas, la cinta sigue sin resolver nada de lo que ocurrió en la selección antes del beso
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Estábamos expectantes ante el estreno del documental #SeAcabó el pasado 1 de noviembre, que prometía contar todo lo que ocurrió en la selección española de fútbol femenino desde el motín de las 15 hasta la consecución del Mundial. A mí, personalmente, me ha decepcionado. ... Tal y como he comentado en esta columna en repetidas ocasiones, lo que ocurrió, simple y llanamente, fue que todos se traicionaron a todos. El documental tiene dos partes claramente diferenciadas, el antes y el después del beso de Rubiales. Me voy a centrar en la primera. La otra está en manos de un juzgado que será el que dicte sentencia.
Hablemos de las traiciones y vayamos por partes. Las 15 amotinadas son las que primero traicionan al director deportivo y entrenador que confió en ellas. Queda claro que las jugadoras pedían la cabeza de Jorge Vilda porque «queremos que las cosas se hagan mejor», insistían. Las jugadoras consideraban que el trabajo de Vilda no era el adecuado y que los resultados no llegaban, algo que queda como mínimo en entredicho con la consecución del Mundial y la infinidad de títulos que acumularon las categorías inferiores, en las que Vilda desempeñaba las labores de director deportivo.
Una vez organizado el motín por parte de todo el grupo, son las jugadoras del Real Madrid las que traicionan al resto de compañeras, reculando de la iniciativa y convirtiéndose en esquirolas. Según fuentes internas del club blanco, fue la directora deportiva del Real Madrid, Ana Rossell, quien les recomendó que tenían que acudir a la selección y mantenerse calladas. Y las blancas se explican (¿?). Ivana Andrés, que ejerció de capitana durante el Mundial (y bien que le atizan en la cinta por ello sus compañeras), dice que «el precio a pagar era muy alto…». Olga Carmona, que ahora se queja de las preguntas en la rueda de prensa, se limita a decir que «de eso no hablo…». Y Tere Abelleira esgrime que «tenía que ir porque otras no van…». Lo que realmente parece es que no les importaba absolutamente nada.
En ciernes del Mundial y viendo que nada se resolvía, Alexia Putellas se reúne con Luis Rubiales. Y se reúne con él a pesar de que como ellas mismas contaron antes del documental, «Rubiales fue a por nosotras». Tras esa conversación, la dos veces Balón de Oro decide que vuelve y se afana en convencer al resto. Y algunas vuelven, traicionando a las que se mantuvieron en su idea de no volver, las únicas que permanecieron estoica y dignísimamente en sus posiciones. A saber, Mapi León, Patri Guijarro, Claudia Pina y Lola Gallardo, que reconoce que «Jorge y Montse vendieron a las jugadoras».
También se traiciona a las que, a pesar de querer volver, no fueron convocadas. A la cabeza, Sandra Paños, que se traiciona incluso a sí misma mandando un mail en el que ponía en conocimiento de la federación su disponibilidad para volver, aunque reconociendo que fue incapaz de ver un solo partido del Mundial. Y aquí es donde me hace falta una respuesta de Alexia o Luis Rubiales (el documental sólo recoge la versión de las jugadoras). ¿Qué es exactamente lo que le ofreció el expresidente a Alexia para que volviera?
¿Tiene en esa reunión algo que ver la persona que, en ese momento, era el director de Integridad y Seguridad de la RFEF, Alfredo Lorenzo, que dejó su cargo de integridad, pero no de seguridad, antes del mundial femenino? Todo el mundo del fútbol femenino conoce la excelente y estrecha relación de amistad que mantenían Alfredo Lorenzo y Ana Rossell, directora deportiva del Real Madrid. Alfredo Lorenzo, como responsable de seguridad, debía ser el encargado de que no entraran en sus habitaciones quienes las jugadoras no quisieran, para no vulnerar su intimidad. Como responsable de integridad, ¿recibió alguna denuncia de las jugadoras por el (según ellas) excesivo y obsesivo control que ejercía Jorge Vilda ellas? ¿Fue la cabeza de Lorenzo la que puso Luis Rubiales en bandeja de plata a las jugadoras?
Durante el Mundial, Rubiales estuvo totalmente integrado en el trabajo deportivo diario de las jugadoras. En el documental incluso se ven imágenes de una arenga del presidente a las jugadoras en una reunión típica prepartido. Tras la victoria en semifinales, las jugadoras manifiestan que se sienten molestas porque Luis Rubiales atribuye el éxito a su trabajo y al de Jorge Vilda. Egos, vendetas y traiciones. En esta película, conviene no olvidar un papel fundamental que interpretó Montse Tomé, que se pasó el Mundial haciendo la cama a Jorge Vilda.
Y a partir de ahí, lo archicomentado: la asamblea del «no voy a dimitir» repetido hasta la afonía, los aplausos de Montse Tomé, el cese de Vilda, la negativa de todas las jugadoras (con excepción de Athenea, otra traición a sus compañeras) de acudir a la primera lista de Tomé. La lista de traiciones la completa la presidenta del sindicato Futpro, Amanda Gutiérrez, que afirma en el documental que solicitó revisar los móviles de las jugadoras para demostrar el complot. Resultado: uno 'hackeado' y otro con muestras de haberlo intentado en varias ocasiones, sin llegar a conseguirlo. ¿Quién tenía que velar por la seguridad de las jugadoras? ¿Quién facilitó ese 'hackeo'? ¿Quién lo ordenó? ¿Se han tomado medidas legales ante ese 'hackeo' de teléfonos? Porque, que se sepa, el hackeo de un teléfono es un delito. Y más: ¿por qué la salida del director de seguridad, Alfredo Lorenzo, se ha llevado con total ocultismo y silencio?
Ojalá todas estas preguntas y traiciones tengan respuesta, porque faltan capítulos por escribir y documentales que producir. #Seacabo es un cierre en falso. No se sabe toda la verdad. Y además, como en todo buen documental, deja cabos sueltos, porque después de hora y veinte de duración, seguimos sin saber cuál era el verdadero motivo por el que las jugadoras pedían a toda costa la cabeza de Jorge Vilda. ¿Continuará?
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