FÚTBOL / MUNDIAL FEMENINO

España, a las puertas del cielo

La creciente selección de Vilda se mide a Inglaterra, campeona de Europa, por la gloria mundial. Dos estilos y guiones distintos en mucho más que un partido

Los pilares de una España que aspira al oro

La selección española, durante el entrenamiento de hoy en la sede de la final RFEF

«No es día de cambiar, es día de ser nosotros». Con esta frase definía Jorge Vilda cómo va a afrontar España el partido de los partidos, uno que significará la eclosión completa del fútbol femenino, pero también uno que pondrá una huella ... indeleble en la historia del fútbol español en general. La segunda vez que la selección nacional juega la final de un Mundial bien merece ya ese reconocimiento.

Es ya un clásico este Inglaterra-España, pues son 16 enfrentamientos. El último, en los cuartos de final de la Eurocopa 2022, está muy presente en la memoria de los dos entrenadores. Ganaron las de Sarina Wiegman (2-1, remontando el gol de Esther González, con tantos de Toone en el 84 y de Stanway en la prórroga), y es lo que se queda en los libros, que las inglesas pasaron a cuartos y, al final, se llevaron el título. Pero hay algo de ese partido que gusta mucho a Vilda: «Supimos que estábamos por encima, pero lo que queda es el resultado. Sé lo que Inglaterra sintió en ese partido y sabe lo que tiene mañana delante. Son buenas referencias, en partidos de máxima exigencia, pero el equipo ha ido creciendo y a nivel mental se ha dado un paso más allá». España se lo cree.

Ha conseguido rentabilizar sus recursos al máximo para aprovechar a todas las jugadoras, variar sus cualidades lo justo para desequilibrar a todos los rivales. Y conservar lo que la ha hecho fuerte: posesión del balón, velocidad por las bandas, control del centro del campo. Algo que Wiegman, alabó a medias: «Han hecho un grandísimo torneo. Es un gran equipo, muy dinámico, van al ataque incluso desde la defensa. Pero no es diferente a lo que plantearon antes, no han cambiado mucho. Es un reto, sí, pero nosotros también».

Porque habrá, como dijo Vilda, muchos minipartidos dentro del partido ante la campeona de la Europa. Este Inglaterra y España se jugará en las áreas, donde Cata Coll (tres goles encajados en tres partidos) simboliza el riesgo y el juego de pies, y Mary Earps (tres goles en seis partidos) la altura y la experiencia. También en el centro del campo Teresa Abelleira, pilar en esta España de Vilda con 23 oportunidades creadas y 51 centros, tendrá que vérselas con el cerebro inglés, una Keira Walsh que se recuperó de un golpe ante Dinamarca para liderar a las suyas con una combinación muy efectiva de pases hacia la línea de vanguardia y frontales cortes de ataques rivales. Arriba, la batalla del área la tendrá Jenni Hermoso, si Vilda no revoluciona lo que ha funcionado tan bien hasta el momento. De la madrileña se espera que se lo deje todo en el campo porque, como dijo, solo le falta algo grande con la selección y está tan cerca...

«No es día de cambiar, es día de ser nosotros, de presionar y atacar como sabemos; jugar como un equipo unido que lucha y se ayuda», prometía Vilda. La motivación va intrínseca en las jugadoras. Algunas, como Irene Paredes, son más conscientes de la trascendencia de este partido, aunque intentara quitar el ruido del «y si» porque «solo resta». No obstante, la central asume la responsabilidad de esta final, y hay un fondo que explicó con la emoción de saber que ya has cambiado el rumbo de la historia: «Muchas hemos crecido pensando que el fútbol no era nuestro lugar. Que te ha entrenado gente que casi no estaba preparada, que has tenido los peores horarios. Hemos mejorado las condiciones en el fútbol profesional, pero no en el amateur. Si sirve para que las chicas y las niñas sepan que este lugar también es nuestro y que se puede jugar una final de un Mundial, si somos referentes, nos hace muy felices».

«Estoy encantado de ver lo que veo en mis jugadoras. De sentir un país que está empujando al equipo. De que para mucha gente mañana puede ser el día más feliz de sus vidas. Es un poder y una responsabilidad», admitía Vilda. «Estamos deseando ganar. Es mucho más emocionante sabiendo que hay un país detrás. Y que es un partido trascendental para inspirar a muchas niñas y seguir creciendo como profesionales. Es mucho más que un partido», aceptó Wiegman. Es la final de un Mundial.

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