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Fútbol / MUNDIAL FEMENINO

Los pilares de una España que aspira al oro

Las claves del éxito de una selección que quiere sentarse este domingo en el trono del fútbol mundial

Barcelona tendrá pantalla gigante para ver la final del Mundial de fútbol femenino

Jorge Vilda da instrucciones en el último entrenamiento antes de la gran final REUTERS
Laura Marta

Laura Marta

Enviada especial a Sídney (Australia)

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Disputa este domingo España su primera final de un Mundial. Ante Inglaterra (12.00 horas, La1). El fútbol, como la vida, no regala nada. Lo saben las veteranas de esta selección, tanto tiempo chocando contra molinos de viento reales e imaginarios, y lo ponen en práctica las jóvenes, conscientes de que esto no es fruto de la casualidad, sino del trabajo, el esfuerzo, las caídas anteriores y la ilusión por lo que vendrá.

Después de la renuncia de algunas jugadoras a volver a la selección si no cambiaban algunos aspectos, el vestuario se ha llenado de nombres nuevos, con poca experiencia en citas internacionales, pero no por eso menos preparadas mentalmente para afrontar la exigencia de un Mundial. Salma, Cata, Zornoza, María Pérez. Han respondido a la confianza que les han otorgado; se han sincronizado de maravilla y han absorbido todos los consejos que Jorge Vilda y el resto de compañeras les han ido ofreciendo de palabra o de acción.

Ha habido fortaleza física y sobre todo mental, unión en el vestuario y en el campo, cambios de posiciones y alternativas para cada rival. Ha habido y hay ilusión a raudales, buen juego, alegría y confianza de que este, sí, es su Mundial.

Juventud

Algunas no habían disputado nunca un campeonato del mundo absoluto, pero se han plantado en este como si llevaran años haciéndolo. Es verdad que muchas de ellas sí han disputado torneos internacionales en categorías inferiores con España, y que han sido campeonas del mundo, como Cata Coll, con la sub-17, Salma Paralluelo, con la sub-17 y la sub-20, y campeonas de Europa, como Athenea del Castillo, con la sub-19. Pero hay diferencias, sobre todo de atención, como indicaba Eva Navarro a este diario, y no ha sido eso ningún obstáculo para ninguna. «Me encanta estar rodeada de gente joven porque son las que les apetece hacer todo. A mí me transmiten mucha energía y positividad. Quiero tenerlas cerca», admitía Esther González en una entrevista a ABC.

Han llenado el vestuario de aires nuevos, despreocupación y una energía que se transmite de área a área. La infalible inconsciencia de Cata Coll en portería, siempre un segundo de más el balón en sus pies para desesperación de la afición, pero seguridad de sus compañeras; la transparente garra de Athenea del Castillo; la vertiginosa rapidez de Salma Paralluelo en cualquiera de las bandas. «No le da muchas vueltas al coco, sale a jugar como si fuera una niña», alababa Aitana sobre la zaragozana y su forma natural de salir al campo.

Ha habido entrenamientos de gimnasio a ritmo de la nueva música que imponían las jóvenes, siempre que les dejaba Irene Guerrero, dueña del altavoz. Y siempre aderezado con algo de Camela de la veterana Jenni. Ha habido salidas de excursión a playas, montañas y comidas por el centro de Palmerston North, de Wellington, de Auckland y de Sídney. Mezcla, y unión, que ha resultado muy beneficiosa para el conjunto, capaz de levantarse todas a una del batacazo de Japón y de llorar de alegría por estar en la primera final de un Mundial.

Veteranía

Para siempre esa imagen de Jenni Hermoso abrazada a Alexia en el banquillo tras alcanzar la semifinal. Muchas cicatrices en esos dos cuerpos y esas dos carreras. Ha costado mucho llegar hasta aquí, nadie lo sabe mejor que ellas, que han visto casi nacer el fútbol femenino, que han pasado casi de los campos de tierra y las gradas vacías al césped impoluto y los estadios llenos. Como ellas saben lo que ha costado el crecimiento, Jenni aplaudió a las que la precedieron: «Me siento una privilegiada, muy orgullosa de formar parte del fútbol femenino; y quiero dar las gracias a todas las que pusieron las bases para que nosotras pudiéramos disfrutarlo. Yo quiero hacer lo mismo para que las nuevas generaciones puedan disfrutar aún más».

El legado ha dado sus frutos, porque ha habido consejos en el vestuario, no para crecer, que las jóvenes ya van crecidas de serie, sino para anticipar situaciones y emociones. Ahí está el comentario de Irene Paredes a Laia Codina cuando esta no se entendió con Cata Coll y supuso un gol en contra ante Suiza. «Si no le hablo en ese momento, sé que en cuanto volviera a tener el balón en los pies empezarían los nervios».

Las más jóvenes han entendido desde el principio la oportunidad que tenían delante. Y que están ahí gracias a todas las que estuvieron antes. «Nos han abierto las puertas a todas las jóvenes para ir rectas, sin hacer muchas curvas y eso se agradece a muerte. Lo tenemos más fácil. Ellas nos pueden enseñar y nos pueden decir que bajemos los pies. Y si estamos aquí y vamos a ir a por la final es por todas ellas», acepta Cata Coll. «He ido a buscar a Alexia, Jenni, Irene, Mariona. Jugadoras que llevan muchos años picando piedra, y no hay nadie que se lo merezca más que ellas, que han sufrido mucho. Estoy muy feliz por ellas porque se lo merecen. Y por ellas queremos hacer algo grande», comenta Laia Codina.

Mentalidad

«La mentalidad fuerte está en el ADN de estas jugadoras. Sin ello sería imposible», así respondía Jorge Vilda a una pregunta de ABC sobre cómo se ha trabajado en el grupo esta capacidad que asombra al mundo de superarlo todo y hacerse más fuerte por el camino. Se hablaba del miedo o de la falta de experiencia en competir que tantos disgustos había dado en el pasado. Esa barrera psicológica de no superar una ronda eliminatoria anteriormente y ese desfondarse en las prórrogas. Pero en este Mundial no hay obstáculo que no se supere por convicción y confianza, en cada jugadora por sí misma y en la compañera. Ahí estaba la derrota ante Japón, un 4-0 muy doloroso que hizo mella pero no para apagar la ilusión sino para encender la llama de la rabia. «Parecía que se había acabado todo, pero nosotras estábamos tranquilas. Hemos creído en todo momento», comentó Paredes señalando a los de fuera como los únicos que no creían en este equipo: «Internamente siempre hemos pensado que era posible. Si piensas que te van a eliminar a la primera, ni vienes».

Se han levantado de mil pases y solo tres goles, de un 4-0 de Japón, de un gol en propia puerta ante Suiza, de un gol en el 91 y una prórroga ante Países Bajos y de un empate en el 85 para acabar marcando el de la victoria en el 89. Y las protagonistas lo explicaban así: «Estaba convencida de que íbamos a marcar en la prórroga», decía Cata Coll tras el partido ante Países Bajos. «Veníamos de ese partido y el 1-1 ante Suecia fue como si hubiera pasado. Seguimos con la sensación de que íbamos a por el partido, y que el gol llegaría, y eso es lo que hace grande a España», comentaba Laia Codina tras el de Suecia. «Cuando ha Salma ha metido gol hemos dicho 'esto no se escapa', pero nos metieron casi en la siguiente jugada. Pero sabíamos que íbamos a tener alguna más, y solo era meterla», aceptaba Irene Paredes. «A todos nos gustaría jugar perfecto todos los partidos y ganar 3-0 pero esto es un Mundial, y hay que aprender a sufrir. Y en este grupo hay tranquilidad, madurez, confianza y saber competir», admitía Mariona.

Estaba en el ADN y se ayuda desde fuera con la presencia del psicólogo Javier López Vallejo. Vilda no era ni siquiera partidario de esta figura, pero tuvo que reconocer que está ayudando a todos, jugadoras y no. «Tener a López Vallejo es un privilegio. Hasta ahora no habíamos tenido un psicólogo y reconozco que tenía mis reticencias. Pero es una figura muy importante y pronto se ganó el respeto y la confianza de las jugadoras. Hace trabajos colectivos e individuales. Todo trabajo rinde y tiene sus frutos». Pero también la profesionalidad de las jugadoras ha llevado a muchas de ellas a contar con una figura de este tipo en sus clubes y en su día a día.

Físico

Se constata una mejora enorme en la preparación física de las jugadoras. Ayer, en el entrenamiento en Leichhardt Oval, una parte del grupo se extendía en unas esterillas y realizaba ejercicios de estiramientos con pelotas de tenis, con rodillos, con cintas. Blanca Romero está pendiente de todo con el portátil en la mano. «Al principio la odiábamos un poquito, pero todas agradecemos su trabajo», aceptaba Codina. «Hay gasolina sí. Son partidos muy intensos emocionalmente también, pero estamos teniendo días para recuperarnos. Con la ayuda de fisios y el descanso lo estamos haciendo bien», admitía Paredes. En esta concentración, que ya son más de cincuenta días, aunque se pasen con gusto, solo ha habido algunas molestias esporádicas: un golpe fortuito en el pómulo de Laia Codina, sin gravedad; otro golpe en el tobillo de Athenea del Castillo que la tuvo unos días de baja; y la microrrotura en el soleo de Ivana Andrés, pero de la que ya se ha olvidado.

Han jugado todas, pocas han repetido titularidad y 90 minutos. Desahogo, cambio de ritmo en el partido, pero también rotación para no cansar demasiado al personal. La carga de trabajo es la justa y las ganas de seguir remando hacia lo más alto también protegen de lesiones. Incluso quienes llegaban de algún otro problema físico, como Salma, trabajan aparte y con todo el mimo del mundo para seguir ahí. Incluso Alexia, que llegaba de otro cruzado roto ha sabido interpretar cuántos minutos podía tener sobre el campo. Una vez se constató que no estaba al cien por cien, se ha ido racionando sus salidas para ser efectiva con los minutos adecuados.

Alternativas

Repetía Jorge Vilda que tenía 23 Balones de Oro, y 23 capitanas, y las mejores 23 futbolistas del mundo. Que esta era una España de 23. Lo ha sido, partidos orquestales de viento, cuerda, percusión y voces que han dado el do de pecho en cada una de las funciones. Solo Enith Salón, la tercera portera, no ha debutado hasta el momento. Porque custodió bien la portería Misa ante Costa Rica y Zambia y tras el apagón colectivo ante Japón hubo difíciles decisiones que tomar. Apareció Cata Col por sorpresa ante Suiza y la catalana se divierte como nunca en su primer Mundial. Nunca había vestido la camiseta de España en un absoluto con anterioridad y firma partidos de estrella consagrada ante las suizas, Países Bajos y Suecia. «Nos fijamos en detalles y el rendimiento de los entrenamientos de Cata Col era extraordinario. El puesto se lo ha ganado por merecimiento», sentenciaba Vilda cuando se le preguntó por el sorprendente cambio. Sorprendente porque la portería no se suele tocar, pero no tanto por la cantidad de modificaciones que ha hecho en estos seis partidos.

Hay intocables, como Paredes, Ona Batlle, Aitana, Tere Abelleira y Jenni Hermoso, aunque no disputen todas los 90 minutos. Pero hay alternativas que Vilda ha sabido disponer de la mejor forma para engatusar al rival y hacer de España un equipo reconocible con múltiples combinaciones. Ante la baja de Ivana Andrés, probó con Rocío, pero se quedó con Laia Codina, que se entiende de maravilla con Paredes. A Oihane le ha podido dar libertad para que brille en el inicio de las jugadas de ataque. Tere Abelleira ha recogido con maestría la confianza y es inamovible en el centro del campo, la que más oportunidades ha creado, y con Aitana como directora de orquesta en perfecta relación con Jenni. Por las bandas al ataque ha destacado Alba Redondo y Mariona se desquitó contra Países Bajos. Y para los minutos de tensión, una Salma que enamora, estrella para los medios australianos, amenaza para Inglaterra.

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