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David Raya: «No se lo decía a mis padres, pero en Inglaterra muchas veces lo pasé mal»
El portero del Arsenal, que nunca ha jugado en España, cuenta en ABC su periplo por las categorías inferiores del fútbol inglés hasta llegar a la élite
16 equipos y 7 Ligas en la selección
Se hace la noche en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas y los dos pendientes que lleva David Raya (Barcelona, 29 años) en su oreja derecha brillan entre la oscuridad de la zona de entrevistas de la selección española. El portero del Arsenal ... toma asiento y con la misma seguridad que transmite en su profesión contesta a la preguntas de ABC antes del partido con Dinamarca (este viernes, 20:45, La 1), valedero para la Nations League.
—¿Cómo es el camino inverso que ha hecho para llegar a la selección?
—Te da una gratitud diferente no haber estado en ninguna categoría inferior en la selección española y tener la posibilidad de ir con la absoluta directamente después del camino que he tenido y que tengo desde que me mudé a Inglaterra con 16 años. Y me hace ver que la decisión fue correcta, irme con 16 años tan jovencito solo a otro país y ver la carrera que llevo.
—¿Lo cambió todo de un día a otro?
—Pues sí, al final lo cambié todo. Mi día a día cuando vivía en Barcelona era levantarme a las 6 de la mañana para coger el bus e ir a estudiar, porque estaba haciendo un grado medio, y después volvía por la tarde. Sobre las 5 o las 6 entrenaba en Cornellá. Cuando firmé por el Blackburn era totalmente diferente, me levantaba en la academia para ir a desayunar y era todo el día fútbol. Entrenábamos por la mañana y después de comer. Luego la cena y al día siguiente lo mismo. Me di cuenta de la diferencia que hay en el tema futbolístico, en Cornellá estaba en tercera división y en Blackburn estaba en una academia de un equipo de la Premier.
—¿Cómo es esa soledad con 16 años?
—Son etapas, lo vives diferente porque tienes 16 años, pero también es la oportunidad de tu vida al estar en uno de los mejores equipos que había en la Premier en ese momento, uno que había ganado la Premier. Los primeros meses fueron más llevaderos, porque era todo nuevo, eres como una esponja, quieres absorber todo. Llegué en enero y al segundo o tercer mes, ya sí me costó más, te cuesta porque has dejado a tu familia, tus amigos. Ahí sí me sentí solo, sobre todo los fines de semana, cuando veía que mis compañeros se iban a casa y yo me tenía que quedar en la residencia. Mi familia hizo todo lo posible para venir a verme al menos una vez al mes.
—¿A qué se dedican sus padres?
—Ya están retirados. En su momento tenían dos joyerías en dos pueblos cercanos a donde vivíamos, Corbera de Llobregat y la Palma de Cervelló que están uno al lado del otro, nosotros vivíamos en Fontpineda. Hicieron todo lo posible para venir a verme… Al fin y al cabo yo siempre he hecho lo mismo y lo he pasado mal muchas veces en Inglaterra. Yo no se lo decía a ellos porque sé lo difícil que fue el momento de dejar ir a tu hijo pequeño con 16 años a un país que no conocen y a un sitio que no conocen. Creo que incluso mis padres lo han pasado peor que yo.
—¿Cómo era ese fútbol de barro inglés en el que se educó?
—Con 18 años decidí irme a la quinta división, al Southport, y me hizo evolucionar y madurar mucho más porque es, como dices, ese fútbol del barro. Un fútbol semiprofesional con gente de mucha calidad que ha jugado en segunda o tercera, pero que bajan su estatus porque se hacen mayores, pero para ellos son muy importantes los partidos de fin de semana. Jugadores que necesitan ganarse el bonus de la victoria para poder llegar a fin de mes o ayudar con los pagos. Había compañeros que tenían un trabajo de 9 a 5 de la tarde y lo compaginaban con el fútbol. Jugábamos a lo mejor a las 8 de la noche en Londres y al día siguiente tenían que estar en pie a las 8 de la mañana. Y habíamos llegado a las 4 de la mañana en bus. Esas experiencias te sirven para agradecer muchísimo de dónde vienes.
—Es el fútbol obrero…
—Exacto, exacto. Es todo así. Muchos jugadores combinaban su trabajo con el fútbol y tenían que dormir tres horas para ir a trabajar. Yo venía de una residencia en el Blackburn, donde los utilleros te hacen todo, lavan la ropa, te la dejan preparada para el día siguiente… Cuando estuve cedido en el Southport, entrenaba dos o tres veces por semana y debía lavarme mi ropa y hacer todo autónomo. Eso te da un golpe de realidad y un motivo para agradecer lo que tienes, ya que hoy no todos los jugadores lo tienen. Y te da para pensar que eres un privilegiado, aprovéchalo y no des nada por sentado.
—…
—Lo más duro creo que fue no jugar en un equipo de quinta división, estuve 18 meses sin jugar, sin explicaciones, sin nada, trabajando y demás pero sin jugar. Cuando las cosas no van tan bien como tú esperas o como tú crees que deberían es cuando echas más de menos a la familia.
—¿El fútbol inglés es igual que el español para progresar desde abajo?
—No, no, no, ni punto de comparación creo yo. La experiencia que yo tengo en el tema de llegar hasta la élite es muy diferente. En Inglaterra tienes un poquito más de oportunidad, no por ser Inglaterra sino por el nivel de los clubes que hay, por el nivel de ligas también. La Premier sabemos que es de las mejores ligas en el mundo, pero si te bajas a la Championship (segunda división) también hay un gran nivel. Yo creo que es la más complicada, hay 24 equipos y al menos 12 o 13 equipos tienen la esperanza o luchan por el ascenso. La Liga 1 (tercera) igual, hay gente que ha jugado en la Premier. Son ligas muy muy competitivas, que dan muchísimas posibilidades a los jugadores de poder triunfar y poder vivir de ello. En España pienso que cuanto más bajas en las categorías, más complicado es vivir del fútbol.
—¿Ha llegado a la cima por su mentalidad o por sus cualidades?
—Fue un poco de todo, desde muy pequeño me ha gustado mucho entrenar, me podía tirar en Cornellá cuatro o cinco horas al día entrenando con César, el preparador de porteros, después de entrenar con el equipo. Es algo que me ayuda muchísimo, entreno cada día como si fuese el último y entrenar de esa manera te sirve para explotar tus cualidades y que salga el fruto. Las virtudes las vas puliendo, incluso ahora tengo cosas que aprender y pulir. Es tener la mente abierta para poder mejorar en todos los aspectos y creer en lo que te están intentando inculcar.
—¿Prefiere que le digan los errores o le gusta que le adulen, como suele pasar con los futbolistas?
—Prefiero que me digan los errores y no hace falta porque ya me lo digo yo mismo, soy una persona muy crítica conmigo misma. Prefiero que me metan caña a lo otro (que lo adulen). Si no me meten caña significa que no se preocupan por mí y no quieren que mejore. Prefiero a mi alrededor las personas que te hacen ver los errores para poder enmendarlo y corregirlo. Al fin y al cabo así es como se aprende.
—Se dice que el fútbol inglés es más noble y auténtico. ¿Verdad o patraña?
—Yo solo diría que es un fútbol diferente, de alta intensidad, en el que cualquier equipo te puede hacer daño sea la división que sea, juegues contra el primero o contra el último o incluso contra el último de dos categorías inferiores a la tuya. Esa intensidad es lo que hace que la Premier sea muy auténtica y divertida, no es un fútbol parado en el que no pasa nada.
—¿Es verdad que los aficionados respetan más la privacidad de los futbolistas?
—Son igual de apasionados con el fútbol, pero a lo mejor en la calle si te ven comiendo con tu familia se esperan a que acabes para pedirte una foto. En España me ha pasado que en medio de una comida con mi familia, me han sacado de la comida para hacer una foto o cualquier cosa. Son un poco más respetuosos, pero bueno somos personas públicas y estamos para ellos también.
—¿Cómo sobrevive a la gastronomía británica?
—Pues al final comes donde tú quieres y te haces la comida que tú quieres, vas al supermercado y es verdad que los productos no son de tanta calidad como pueden haber aquí, que te vas al Mercadona y compras un set para hacer un caldo de pollo. Tienes que buscarte la vida o te vas a los restaurantes que tú quieres, ya sean españoles o italianos. Y en casa, lo mismo, haces la compra de la manera que tú comes.
—¿Pero tendrán un régimen del club, una dieta, las concentraciones?
—Un régimen en el club sí, pero hay variedad, no todo es blanco o negro, puedes variar las cosas, no es una dieta estricta de que hoy te toca comer 200 gramos de pollo y 100 de arroz. Tú sabes más o menos lo que tienes que comer y lo que no. Yo no he probado los fish and chips, los pasteles de carne poco. Al fin y al cabo nuestra cultura en España es muy buena y sabemos que aquí comemos muy bien.
—¿Cómo de involucrado está? ¿Toma el té de las cinco?
—No no, no, tengo una vida normal y corriente en casita con mi pareja y mis dos perros. Sí he tomado judías para desayunar hace años, y me gustaban. Tenía como desayuno una tostada con huevo y queso y judías encima.
—¿La Ley de la Atracción que practica no es básicamente soñar y perseguir sueños?
—Se puede decir así. Vi el documental hace muchísimos años y leí el libro que me dijo mi hermano Óscar. Es tener una mente positiva y no negativa y pensar de que tus pensamientos es lo que vas a atraer, si tienes un pensamiento negativo, vas a traer cosas negativas. Si tienes un pensamiento positivo, vas a atraer cosas positivas. Es tener esa mentalidad y herramientas para poder manifestarlo. Pero claro, si no trabajas y no haces nada para conseguirlo no va a funcionar. Hay que hacer todo lo posible para que suceda.
—¿Es verdad que Jurgen Klopp dijo que usted podría jugar con el dorsal 10?
—Sí, sí que lo dijo. Fue en 2021 creo, empatamos a tres y le hicimos mucho daño al Liverpool con balones míos, a la espalda o entre líneas. Bueno, pues fue un halago que un entrenador de esa magnitud dijese esas palabras en mi primer año de Premier.
—¿De dónde le viene ese juego estupendo con los pies? ¿No quería ser portero?
—Siempre he sido portero, pero siempre me ha gustado jugar con mis colegas a fútbol sala, lo típico en el patio del colegio o los fines de semana con los amigos en el campo de fútbol sala que hay en la urbanización. Nadie quiere jugar de portero en esas pachangas. Y es una habilidad que me ha ayudado mucho.
—La moda son porteros de dos metros, usted mide 1,86. ¿Va a imponer la moda del juego pulcro con los pies?
—Últimamente el juego de pies y tener un portero que pueda ayudar al equipo en ataque está más demandado de lo habitual. De aquí a unos años va a ser imprescindible. Ya sabemos que el fútbol evoluciona cada año, se sacan nuevas tácticas y maneras de jugar y va a ser muy importante para el futuro de los porteros.
—Nunca ha jugado en la Liga, ¿le llama la atención o se ve en Inglaterra?
—Me llama mucho la atención jugar en la Liga, está claro, es mi país, pero ahora mismo estoy muy a gusto, no voy a abrir ni cerrar la puerta porque no tengo ni idea del futuro. Estoy muy a gusto en el Arsenal, acabo de renovar este verano y ya veremos que pasa en el futuro, pero la puerta no está cerrada ni mucho menos.
—Ya hay debate con usted y Unai Simon para titular en la portería de la selección.
—Lógicamente todo jugador quiere jugar, ¿no? He tenido la oportunidad por una desgracia que le ha pasado a Unai en la muñeca y he tenido la suerte de poder jugar estos últimos partidos y poder demostrar lo que puedo hacer y cómo puedo ayudar al equipo. Se trata de hacerle un poco la vida más difícil al míster.
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