Ciclismo
El Tourmalet gallego de Carlos Rodríguez
El granadino, de Ineos, charla con ABC sobre la dura climatología de la prueba del noroeste
Continúa la tiranía de Vingegaard en Galicia
![Carlos Rodríguez, durante O Gran Camiño](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2024/02/24/carlosineos-RqfbXhTpqkanr2b2ISK7DyI-1200x840@diario_abc.jpg)
Tapado con gorro y braga, dejando ver simplemente una pequeña porción de su joven rostro, Carlos Rodríguez baja del autobús -o cuartel- del poderoso Ineos para dedicar unos minutos a este periódico. El clima lucense da un breve respiro al personal, sale el sol y, como los caracoles tras la lluvia, los ciclistas reclamados abandonan sus guaridas para sacarse alguna foto con los chavales, responder alguna pregunta y acudir al control de firmas situado en el corazón del pequeño y bonito pueblo de nombre Taboada.
Sin embargo, pese al pequeño oasis en medio de un temporal apocalíptico, la incomodidad en Rodríguez es demasiado evidente. Tiembla la promesa española en sus respuestas, le sorprenden las rachas viento; es un chico nacido y criado en la Costa Tropical granadina, donde el termómetro rara vez baja de los 15 grados y el sol es perenne. Precisamente preguntado por su comportamiento a lomos de una bicicleta con lluvia, viento y bastante frío, el de Almuñécar dice no tener ni idea de cómo reaccionará a la climatología adversa. «Lo estamos descubriendo en este O Gran Camiño. Creo que puedo ir bien, pero las piernas dirán».
Ciertamente, tras estas palabras, el ganador en Morzine en el último Tour de Francia vive una pesadilla en la segunda etapa de la carrera gallega. Porque mientras Vingegaard brilla de amarillo entre los viñedos de la Ribeira Sacra y vence sin sobresaltos en Chantada, Rodríguez sufre las consecuencias de un tiempo hostil.
Llega el líder del Ineos a más de nueve minutos del monstruo danés, pierde cualquier opción de disputarle la carrera y, pese a la decepción y el cansancio, tiene tiempo de felicitar en la meta la enorme etapa de su colega Xabier Mikel Azparren (Q 36.5), que tras una demostración de valentía y arrojo en la montaña lucense, muere en la orilla del triunfo parcial.
El Tour como objetivo
Horas antes de tales acontecimientos, el ciclista granadino confirma que tanto el Tour como el Mundial serán sus grandes objetivos de esta temporada neonata y deja ver -entre la timidez y la prudencia- que será el líder del gigante británico en Francia a pesar de sus escasos 23 años.
Su calidad es superlativa, pero es su carácter cohibido extramuros podría minar sus dotes de liderazgo. Sobre ser la cabeza visible del Ineos, uno de los gallos del pelotón, Carlos explica que va por el camino adecuado: «Lo estoy haciendo lo mejor que puedo, intentando hacer las cosas igual que hasta ahora… Si los resultados llegan o no es algo secundario».
Otro aspecto importante en la psicología de un ciclista es la capacidad para pasar tanto tiempo al año lejos de su familia y no derrumbarse. Uno de los ejemplos más evidentes de ello es Vingegaard, quien suele hablar con su mujer e hija por teléfono mientras hace rodillo, que trata de tenerlas cerca en las vueltas de tres semanas e, incluso, sacrifica carreras para pasar más tiempo en casa.
Esta ausencia del hogar pasa factura a más de un joven del pelotón profesional, sin embargo a Rodríguez no parece pesarle en exceso: «Por un lado es emocionante estar tanto tiempo al lado de estos compañeros de equipo, es un sueño, la verdad. Por otro, como hablo con mi familia a diario tampoco los siento tan lejos».
Obviamente, O Gran Camiño no será la prueba donde el granadino muestre su mejor pico de forma de la recién comenzada temporada, aunque, tras el año de su confirmación como un corredor total, tiene en Ineos la oportunidad idónea para seguir construyendo a un posible campeón. Como él mismo reitera, no sabe si este año llegarán o no las victorias, pero, ciertamente, su ambición se intuye enorme.
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