El segundo palo

A Chus

«El Real Madrid de ese hombre invisible que recibió hace un año y medio el regalo envenenado de sustituir al insustituible es el equipo más sólido de Europa y va de récord en récord»

Como dice el hijo de Pablo Laso, Llull es Dios

Chus Mateo, dirigiendo al Madrid Efe

L o primero que me dijeron de Chus Mateo es que no tenía ni puñetera idea. Aquello me intranquilizó un poco, la verdad sea dicha, porque me gusta muchísimo el baloncesto (más el europeo que la NBA, soy raro hasta para eso) y amo ... profundamente al Real Madrid, de modo que recibir así la noticia de que un orate le había entregado mi equipo a alguien sin la preparación necesaria me inquietó bastante, aunque, justo en ese preciso instante, recordé que mi interlocutor (un sabio de la canasta) me había insistido mucho en que Pablo Laso (2 Euroligas, 6 Ligas y 6 Copas del Rey) tampoco tenía ni pajolera idea, y entonces, de repente, me vino a la memoria aquella maravillosa escena del juicio de 'El secreto de vivir' en el que las dos hermanas cotillas de Mandrake Falls acusan a Longfellow Deeds de estar como una chota porque en realidad piensan que, salvo ellas mismas, todo el mundo está como una cabra en ese pueblo.

Seamos sinceros, los lasistas quisieron hacerle pasar las de Caín a Chus pegándole patadas a Juan Carlos Sánchez en el culo del nuevo entrenador madridista. Yo creo que hubo también quien, y con tal de que el tiempo les diera finalmente la razón, soñaron con que Mateo se estrellara a las primeras de cambio aunque eso perjudicara notablemente al equipo de sus amores.

Y, ya que estamos metidos en harina, incluso me atrevería a decir que Pablo no fue excesivamente cariñoso con su sustituto. El Partizán se puso 0-2 («¿ves?»), el Madrid remontó hasta el 3-2 (ya no lo ves), ganó al Barça de Mirotic en semifinales y esa canasta del increíble Llull a falta de 3 segundos le dio la undécima al Real ante Olympiacos y, de repente, Chus pasó a convertirse en don Jesús.

No se sabe cómo acabará la cosa, nunca se sabe. Pero, hoy por hoy, el Real Madrid de Chus Mateo, ese hombre invisible que recibió hace un año y medio el regalo envenenado de sustituir al insustituible, es el equipo más sólido de Europa y va de récord en récord. Me apetecía hablar bien de Chus porque, además, ha culminado esa transición imposible con todos los presagios en contra y un 'savoir faire' a prueba de bombas.

Hay dos estilos a la hora de heredar, el noble de Mateo y el traidor de Montse Tomé, que acaba de decir que a lo largo de cinco años (¿sólo?) se fue distanciando (en silencio, eso sí) de Jorge Vilda, que fue el que la enchufó ahí. Y es que la clase no se entrena como la puerta atrás.

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