España suma una milagrosa y agónica victoria para acercarse al Eurobasket

En una nómina de jugadores plagada de juventud, fue el veterano Fran Guerra quien asumió desde el inicio la tarea de predicar con el ejemplo. El pívot del Tenerife impuso su superioridad física en la zona y sus compañeros, conscientes de ello, le buscaban constantemente. Nueve puntos sin fallo en los primeros cinco minutos, incluso se animó a buscar su primer triple de la temporada, rectificado a canasta de dos por centímetros.

El primer descanso de Fran Guerra frenó en seco la inspiración del ataque español. Ante la ausencia de acierto exterior, era el rebote ofensivo el que mantenía con ventaja a los de Scariolo, que gozaban de una sensación de dominio. Sin embargo, no lo reflejaba así el marcador. Un triple lejanísimo de Ihring redujo a cuatro la distancia en un primer cuarto muy escaso de anotación (10-14).

Llegó el turno para el futuro, obligado a convertirse en presente, con la entrada de De Larrea, Almansa y Saint-Supery. Los dos últimos, debutantes con la selección, fabricaron una deliciosa asociación que concluyó con los primeros puntos del prometedor pívot con España. Miquel Salvó, curtido en muchas más batallas, fue el encargado de poner fin a la sequía española desde la línea del 6,75.

Fran Guerra regresó a la pista y, esta vez en modo pasador, devolvió la fluidez a las posesiones de los de rojo con dos grandes asistencias a López-Arostegui y Santi Yusta, quien también anotó dos triples consecutivos para ubicar la ventaja española en una máxima de 13 al descanso.

Tras el paso por vestuarios, Eslovaquia abandonó su empecinamiento en tratar de sumar de tres en tres y encontró en la agresividad hacia el aro una buena alternativa. El resultado, un 7-0 de parcial para comenzar el tercer parcial. Fue López-Arostegui, con un triple y un dos más uno, quien puso fin a los más de tres minutos de sequía anotadora para volver a poner distancia en el marcador.

Pero los eslovacos habían encontrado la manera de frenar a una espesa España que dejó de tener en la pintura su gran fuente ofensiva. El combinado dirigido por Aramis Naglic encontró la inspiración de Krajcovic y Brodziansky, encargado el del UCAM Murcia de levantar a los 10.000 espectadores citados en Bratislava y recortar la ventaja española hasta los dos puntos antes del comienzo del último cuarto.

Alocén, reencontrado como jugador de baloncesto en Gran Canaria, asumió la batuta cuando más quemaba la pelota. Cinco puntos y dos asistencias a Almansa consecutivas que, sin embargo, no permitieron respirar a Scariolo por la incapacidad de interrumpir el intercambio de puntos, liderados los eslovacos por el brillante mando de Ihring.

A falta de cuatro minutos, un triple de un Brodziansky en trance puso por delante a Eslovaquia por primera vez en el encuentro. La fortaleza de Pradilla en la zona, que flirteó con la falta en ataque, devolvió la ventaja de un punto a España, con un marcador de 58-59 que se quedó congelado por la falta de acierto de ambas selecciones. Fusek, con seis tapones, dos en los últimos minutos, brindó a los suyos la opción de llevarse la victoria en la última jugada. Brodziansky se adueñó de un decisivo rebote ofensivo, pero, trasladado a la línea de tiros libres, solo pudo anotar un punto para forzar la prórroga. Reclamó Scariolo una falta sobre la bocina a Pradilla, pero nada quisieron escuchar los árbitros.

En el tiempo extra, la inoperancia ofensiva de ambos se elevó a la enésima potencia. Krajcovic y Brodziansky dejaron casi sentenciada la victoria eslovaca, pero, cuando todo parecía más que perdido para España, un robo y triple milagrosos de Yusta a falta de cuatro décimas añadió otros cinco minutos al crono.

En la segunda prórroga, fue Salvó quien se vistió de héroe, aunque menos épico, gracias a un lanzamiento de tres y un rebote ofensivo, traducido en tiros libres, para sentenciar el triunfo de los de Scariolo.