Las Ventas: Peter, el antitaurino que pisa más ruedos que los novilleros
Luis Pasero da la vuelta al ruedo con un estupendo Manchego, de Casa de los Toreros, en una novillada remendada con Montealto en la que la terna acusó su falta de pericia
Del concesionario a la plaza de toros de Madrid

Y de pronto un payaso con el torso al aire y unas letras mayúsculas de 'TOROS VIVOS' saltó desde el tendido 5 al redondel. No podía ser otro que el 'asaltarruedos' Peter Janssen, el activista holandés a sueldo del animalismo que ha pisado más ... plazas que los novilleros (y eso que alguno ya acumula un buen número para lo que se estila en estos tiempos). Porque como decía el tercero del cartel, un veterano de 28 tacos, antes se iba a los pueblos para ir a Madrid y ahora se va a Madrid para ir a los pueblos. Un despropósito. No como el antitaurino de Países Bajos, que hizo los 'deberes' y antes de Las Ventas -la Policía se lo llevó detenido- se pasó por Anchuelo. El dios del animalismo quiera que no vuelva por San Isidro, que el personal está calentito. Y con razón.
No pasó el reconocimiento toda la novillada de Casa de los Toreros y hubo que remendar con tres de Montealto. En primer lugar aparecieron los titulares. Manseó el que abrió plaza, que se dolió en la primera vara y acabó en el que guardaba puerta. Ni quería peto ni banderillas. Un concierto de 'berreo' dio. Luego metió la cara en la muleta en una faena que no terminó de tomar vuelo pese a los deseos del debutante Solalito.
Iba y venía el segundo a las telas del Niño de las Monjas, el torero de las veinticinco madres. Un espejismo fue aquella serie en la que se aferraba el público a la fe de la emoción. Hasta su apoderado, El Soro, lo aplaudía desde el tendido. No hubo nada más, pues nada ayudaba el mando a distancia con un viaje con tendencia a abrirse. Más apreturas tuvo el final por manoletinas, que levantó las palmas. Pero luego pinchó y pinchó...
No podía tener una novillo más agradable Luis Pasero para su debut: abrochadito, con unas hechuras para embestir y derrochando nobleza. Tras una triste imagen con el capote y zurrar tela al novillo en el peto, cuando se quedó a solas con Manchego se creció desde el prólogo por bajo, tirando de la voz y con miradas al tendido. Y de pronto, cuando nadie lo esperaba, corrió la mano con despaciosidad a izquierdas en una faena brindada a Miguel Abellán. De ensueño el pitón zurdo de un ejemplar humillador al que le colgaba el triunfo. Pero su falta de rodaje se acusó pese a dejar naturales sueltos con cierta hondura y sabor. Tras un pinchazo, enterró un espadazo hasta los gavilanes. No cuajó la petición y dio una vuelta al ruedo con algunas protestas.
Madrid
- Monumental de las Ventas. Domingo, 5 de mayo de 2023. 6.210 espectadores. Novillos de Casa de los Toreros (1º, 2º y 3º) y Montealto (4º, 5º y 6º), excelente el 3º.
- Solalito, de marino y oro. Pinchazo, estocada perpendicular y descabello (saludos). En el cuarto, estocada (saludos con protestas).
- El Niño de las Monjas, de salmón y oro. Cinco pinchazos. Aviso (silencio). En el quinto, pinchazo, estocada trasera con travesía y descabellos. Dos avisos (silencio).
- Luis Pasero, de azul y oro. Pinchazo y espadazo (petición y vuelta al ruedo con protestas). En el sexto, estocada (saludos).
Enseñando las puntas salió el cuarto, de Montealto. Cogió ahora los palos Solalito, que clavó trasero. Brindó al público y se plantó en los medios para citar a Capirote en la distancia. No ayudó el viento, aunque el novillero francés lo intentó en una labor extensa mientras el animal punteaba las telas. A la primera lo cazó.
A la puerta de chiqueros se marchó El Niño de las Monjas. Se santiguó, miró al cielo y esperó la salida de Espinosillo, que pasó completamente de Jordi. Por lo que no hubo larga. Sí hubo pase cambiado por la espalda en la apertura de su labor con un obediente montealto que se defendía por su justeza de fuerzas. Aunque anduvo algo más centrado con este, aquello no tuvo eco. El único eco fue el de uno que pedía la hora antes del «¡viva Morante!». Para colmo, se eternizó con el descabello y se quedó en el filo de los tres avisos.
Otra vez lo pasó malamente con el capote Pasero. Menos mal que Rafael González lo recogió por bajo tras las probaturas del madrileño criado en Casarrubios del Monte. Momentos de apuro sufriría luego González, que se desmonteró tras dos arriesgados pares con Veraniego apretando a las tablas como el verano aprieta en la primavera de mayo. Nada que ver tenía con Manchego, más asperote. Luis Pasero se mostró deseoso en medio de un ambiente ya enrarecido.
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