Álvaro Morte, del microteatro al West End pasando por 'La casa de papel'
El actor, célebre por su papel de El profesor en la popular serie, ha debutado en la escena londinense junto a Lily Collins en la obra 'Barcelona'
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![Álvaro Morte y Lily Collins, en una escena de 'Barcelona'](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/10/27/IMG_8360-RWG1NvjmnQtHw2eLaWYlz0L-1200x840@diario_abc.jpg)
Hace unos años, mucho antes del ciclón que supuso para él 'La casa de papel', Álvaro Morte (Algeciras, 1975) estaba junto a su mujer, Blanca, tomando un vino antes de entrar a ver 'King Lear', de Shakespeare, protagonizado por Ian McKellen, en el Duke of ... York's Theatre. «¿Te imaginas algún día poder hacer teatro aquí, en Londres? -recuerda el actor- Estaba pensando en cualquier cosa alternativa, claro». Hay veces, sigue, en que «la magia sucede y el Universo parece escucharte». Y es que años después de aquello, Álvaro Morte está en el Duke of York's Theatre interpretando 'Barcelona', una obra de Bess Wohl que dirige Lynette Linto y en la que el actor español tiene como compañera a Lily Collins, protagonista de la serie 'Emily en París' -además de hija de Phil Collins-. Al otro lado del teléfono suena, alegre y entusiasmada, la voz grave y tersa que medio mundo ha escuchado a su personaje más popular, 'El profesor' de 'La casa de papel'. «Estoy muy contento; yo empecé mi carrera como actor dentro del teatro y aunque he trabajado mucho en los últimos años delante de la cámara, estaba deseando volver porque es lo que corre por mis venas. Hacerlo de esta forma, en el West End, con esta directora maravillosa que es Lynette Linton y con Lily Collins, que está siendo una compañera fantástica, está siendo un viaje que estoy disfrutando muchísimo.
—¿Cuánto hace que no subía a las tablas?
—No lo recuerdo... Lo último que hice fue con mi compañía, 300 pistolas, y fuera de ella '¡Ay, Carmela!', dirigido por Andrés Lima.
—Eso fue en 2013.
—¡Ostras! Pues fíjese. Es verdad que después me ofrecieron algún proyecto para levantar dos obras de Lope de Vega, pero estaba ya con otras cosas y no pude. La vida te lleva por donde te lleva.
—Y ahora le ha llevado a Londres.
—Sí, enfrentarme a la sala de ensayos, a un texto que tienes que intentar levantar, a solucionar cada una de las escenas que se te presentan como retos. Hemos estado ensayando de diez de la mañana hasta las seis o las siete de la tarde, de manera muy intensa. Pero cuando llegué aquí, al teatro -donde yo había estado en el patio de butacas viendo una función-, y entré por la puerta de artistas, accedí al escenario y desde ahí vi la sala... Un teatro con terciopelos rojos y molduras doradas, 'old fashion', fue un absoluto subidón.
—¿Es otra liga, verdad?
—Yo respeto muchísimo el teatro que somos capaces de hacer en nuestro país, pero es verdad que la manera en que los ingleses valoran su teatro es envidiable. Fomentan mucho la cultura en general, valoran mucho la cultura teatral, y eso se nota. Hay gente de todo el mundo que viene a ver teatro aquí a Londres, y que su motivo para venir a esta ciudad es, principalmente, ver determinado musical o determinada función de teatro. Y luego visitan Hyde Park o el Big Ben. Esa sensación de que el teatro está muy arraigado dentro de la idiosincrasia londinense es fantástica, y me siento honrado y agradecido de poder formar parte de ese movimiento cultural.
«La manera en que los ingleses valoran su teatro es envidiable. Fomentan mucho la cultura en general, valoran mucho la cultura teatral, y eso se nota»
—Aprenderse un texto ya tiene su aquel. Más si es en inglés...
—Y más en el teatro; delante de una cámara, si te tropiezas repites, y ya está. En el escenario no puedes, y además tienes la responsabilidad de que el público de la última fila ha de entender lo que estás diciendo como el de la primera. En 'Barcelona' interpreto a Manuel, un español, que conoce a una turista americana que está en Barcelona y pasan la noche juntos en el apartamento de él. Y no tengo que forzar para hacer un inglés muy británico ni perder el acento... Incluso digo alguna cosita en español -que a los hispanohablantes que han venido a ver la función y me han esperado a la salida les parece divertido-. Pero sí, es complicado; hay partes que son verdaderos trabalenguas, pero bueno, ahí estoy, me manejo como puedo.
—Pero ni lo dudaría cuando se lo ofrecieron...
-¡No, no! Tenía dos proyectos sobre la mesa, una serie y una película, y me dio mucha rabia tener que elegir, porque los tres me apetecían mucho... Pero la oportunidad de hacer teatro en Londres, en inglés, es un reto muy apetecible. A ello se sumaba el personaje, poder trabajar con Lily Collins y con Lynette Linton (de ella no sabía nada, pero es una directora muy interesante) resultaba muy apetecible. Hemos levantado la función en muy poco tiempo, poco más de un mes: hicimos una semana de trabajo de mesa con el texto, dos semanas y media de ensayos y otra semana de ensayos técnicos.
—Cuanto mayor es el reto, mayor es el aprendizaje...
—¡Efectivamente! Y esa es una razón más para elegir un proyecto. A mí no me interesa lo que ya he hecho -personajes parecidos, quiero decir-. De eso se trata ser actor, de no hacer siempre lo mismo, de ofrecer distintas caras. Y yo a ese tipo de proyectos donde hago personajes que se parecen a los que ya he hecho intento decirles que no, precisamente para ver si soy capaz de hacer otras cosas, que es lo divertido.
«A mí no me interesa lo que ya he hecho -personajes parecidos, quiero decir-. De eso se trata ser actor, de no hacer siempre lo mismo, de ofrecer distintas caras»
—¿Le da pena no haber vuelto al teatro en España?
—¡Y tanto! Claro que me da pena, pero por unas u otras razones no ha podido ser. ¡Ojalá hubiera recuperado el teatro mucho antes! Me encanta hacer teatro en España y en español; me encantan los clásicos. Pero ha surgido esta oportunidad. Soy muy partidario de lo que cantaba Monty Python: «Always look at the bright side of life» (Mira siempre el lado bueno de la vida); soy muy optimista, y lo que quiero es disfrutar de esta oportunidad que me está ofreciendo el West End, que no sé si va a ser la última. Me han ofrecido algún proyecto de teatro, pero me ha pillado trabajando delante de la cámara, y lo que no podía era estar trabajando de lunes a viernes en una serie y sábado y domingo en el teatro porque es que entonces hubiera sido ya demasiado. Tengo que equilibrar mi vida profesional para llegar mínimamente sano a fin de mes.
—'La casa de papel' ha dado un vuelco a su vida -no hace tanto estaba haciendo microteatro-. Le ha pillado con una buena edad para asumir el éxito, ¿no?
—Siempre he pensado que la edad es meramente un número. He conocido a gente muy joven con una tremenda madurez y a gente muy mayor con una absoluta estupidez. Por fortuna, yo me he encontrado muy arropado. Nadie te enseña a gestionar el éxito repentino -y a mí me llegó de la noche a la mañana-, es algo que tienes que lidiar por ti mismo y, efectivamente, es tremendamente complicado. No es sencillo pasar de ser un actor conocido a un nivel normalito en España a todo lo que sucedió con 'La casa de papel' y con todas las series que han venido después. No lo es en términos de gestionar la fama, cómo se te acercan los fans, cómo interactúan contigo en redes sociales, cómo interactúas tú mismo con las redes sociales; hay veces en que cualquier cosa que digas en redes sociales se puede usar en direcciones que tú no pretendes jamás. No sé si me ha pillado en plena madurez; lo que sí sé es que me ha encontrado muy bien arropado.
«No sé si la fama me ha pillado en plena madurez; lo que sí sé es que me ha encontrado muy bien arropado»
—Pero ha pasado un poco la marea, ¿no?
—La gente me sigue parando por la calle en Londres. Es agradable cuando me preguntan si soy Álvaro Morte y dicen que les gusta mi trabajo. Pero sí, la fiebre ha pasado, ahora está todo más calmado, y es muy agradable porque permite tener una relación más cercana y más sana con los fans.
—Usted tenía una compañía teatral, 300 pistolas, ¿se le ha despertado el gusanillo de recuperarla?
—Más que despertar el gusanillo, ha confirmado un sentimiento. Paramos por la pandemia y tenemos muchas ganas de volver. De hecho tenemos un proyecto en la cabeza, pero es complicado de levantar. La experiencia de 'Barcelona' me ha hecho vivir de nuevo esa maravillosa sensación de pisar el escenario y sentir la comunión con el público, esa sensación de hacer un viaje juntos. Los espectadores son parte de la función, te modifican; en el momento en que los oyes respirar, reírse, encogérseles el corazón, la función cambia. El momento en que se encienden los focos y notas a esa masa, esas caras que no acabas de ver, es absolutamente indescriptible. En la obra, además -y fue otro de los motivos que me llevó a embarcarme en el proyecto-, se habla de algo terrible que sucedió en España hace unos años -no puedo hacer 'spoiler'-, y me parecía bonito que tuviéramos la capacidad de poder hablar de aquello. Puede sonar pretencioso, pero si eso hace que una sola persona pueda sentirse identificada o puede ayudarle a encontrar algún camino para poder enfrentarse a aquello, mi trabajo ya tendría sentido. Nosotros los actores no podemos pretender cambiar el mundo, pero si podemos ofrecer una pequeña brizna de ayuda, es fantástico.
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