Víctor Ullate: «Lo importante en la vida es ser feliz»
Se estrena un documental, dirigido por Elena Cid, sobre el coreógrafo y maestro aragonés
DENTRO DE 'EL LAGO DE LOS CISNES' (I): ASÍ SE INVOCA EL MILAGRO DE LA DANZA
![Víctor Ullate, en una imagen del documental](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/play/2024/10/22/01.-ULLATE.-ENTREVISTA-LA-DANZA-DE-LA-VIDA-m-RaZEWvCyg28pCnWI9KvnUyN-1200x840@diario_abc.jpg)
«Lo importante en la vida es ser feliz, y yo he sido muy feliz, muy feliz». Sentado en el remozado patio de butacas del Teatro Albéniz, donde en tantas ocasiones se presentó su compañía, Víctor Ullate (Zaragoza, 1947) repite la frase como un ... mantra. El que es sin duda una de las figuras fundamentales en la danza española de las últimas décadas ha salido de su retiro extremeño para presentar 'Ullate, la danza de la vida', un documental dirigido por Elena Cid, que pudo verse en el pasado Festival de cine español de Málaga y que se estrena ahora en Madrid.
La tercera vacuna del Covid y dos infartos recientes -ya había sufrido otros dos- le han restado energía, pero no entusiasmo ni positivismo. «Estoy casi recuperado -dice Ullate a ABC-, aunque todavía tengo secuelas; pero estoy bien, estoy contento». Ahora vive en La Vera, en la provincia de Cáceres. «Estoy en plena naturaleza, con una libertad que no he tenido en la vida: de pensamiento, física... De todo. Procuro caminar, pintar, paseo mucho con mis perros... Hago cosas que me gustan, pero sin ninguna obligación. Disfruto mucho de la naturaleza y de la vida».
Durante muchos años, la vida de Víctor Ullate era casi exculsivamente la barra de un estudio de danza y el escenario; desde que, tras estudiar con María de Ávila, con catorce años empezó su trayectoria profesional al lado de Antonio Ruiz Soler. Vendrían después el Ballet del Siglo XX de Maurice Béjart, el Ballet Clásico Nacional -actual Compañía Nacional de Danza, de la que fue su primer director- y, ya como coreógrafo y responsable únicamente, su propia compañía, que echó el telón hace justamente cinco años, en octubre de 2019, después de más de treinta años de actividad.
El documental, asegura, le emocionó. «Pero ya es historia pasada. Mi vida ha sido la que ha sido. De pequeñito guardo recuerdos buenos y menos buenos, porque tenía a mi hermana como la tenía, minusválida y con meningitis desde pequeñita; y luego como bailarín fui muy feliz; tuve la suerte de trabajar con grandes maestros como Antonio y Béjart. Vino después la creación del Ballet Nacional, de mi propia escuela y de mi propia compañía. He sido feliz bailando, creando bailarines, creando coreografías, creando...»
De las aulas de Víctor Ullate han surgido artistas como María Giménez, Rut Miró, Igor Yebra, Eduardo Lao -su pareja desde hace más de tres décadas, y que está permanentemente a su lado-, Tamara Rojo, Lucía Lacarra, Ángel Corella, Carlos López, Joaquín de Luz... Como dice éste último en el documental, la llamada «generación de oro de la danza española». El recientemente nombrado director de los Veranos de la Villa madrileños es uno de los que interviene en la película; también expresan sus opiniones sobre Ullate sus hijos Víctor y Josué; Eduardo Lao, Nacho Duato, Carmen Guaita, José Manuel Garrido Guzmán, Mónica Cruz, Carmen Roche -madre de sus dos hijos mayores-, Cristina Marinero, Lucía Lacarra, Yolanda Correa, Iana Salenko y Dinu Tamazlacaru.
Cerrar la compañía, dice Víctor Ullate, fue «un mal sueño». «No me lo podía creer. Pero dije, si tiene que ser así, será así. Yo no puedo hacer nada más -se justificó «inviabilidad económica»- porque, además, tuve que prescindir de la escuela, porque de ahí salió el dinero para poder pagar a los bancos, a los bailarines, todo, una cosa detrás de otra. Pero estoy muy tranquilo; hice lo que tenía que hacer, no me arrepiento de nada».
![Víctor Ullate saluda al final de una función de 'El pájaro de fuego'](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/play/2024/10/22/06.-ULLATE-70s-EL-PAJARO-DE-FUEGO-m-U18754765024AAa-760x427@diario_abc.jpg)
Maestro, bailarín, coreógrafo. ¿Se siente más orgulloso de alguna de sus tres facetas? «No le puedo decir... Quizás de la de maestro; he logrado que muchos bailarines consiguieran su sueño de llegar a ser grandes estrellas de la danza. Eso me satisface mucho, sobre todo cuando los veo ahora dirigir o bailando, me hace muy feliz».
Ha aprovechado Víctor Ullate estos días en Madrid para ir a ver al Teatro Real 'El lago de los Cisnes', presentado por el San Francisco Ballet, que dirige una de sus más destacadas pupilas, Tamara Rojo. ¿Lo sintió un poco suyo? «No, no, no... Para nada. Me sentí muy orgulloso de Tamara; la recordé cuando era niña, cómo era... Es Tauro, como yo, y ha conseguido muchísimas cosas por su voluntad, además de por su talento, y eso me hace sentirme muy feliz, como con tantos otros».
Todos sus alumnos destacados se marcharon fuera para desarrollar su carrera. La situación de la danza no solo no ha mejorado en los últimos años, sino que va a peor -un ejemplo: no hay más que una compañía que trabaje el repertorio clásico: la CND-. «Cada vez ha ido a peor -lamenta Ullate-. No hay más que oír a los políticos, tirándose piedras unos a otros. Y fuera no está mejor, quién iba a pensar que íbamos a vivir otra guerra. Y en cuanto a la danza, si me pongo a pensar no puedo sino sentirme afortunado, por la carrera que he hecho y los buenos momentos que he tenido. Porque ¡pobrecitos los que vienen detrás! Ojalá cambie el panorama en nuestro país, porque España tiene una gran cultura: literatura, música, pintura... Hay muy buenos bailarines que están dando tumbos; estudian danza porque les gusta, pero después, ¿qué camino tienen para seguir? ¿Dónde pueden trabajar si no hay más que una compañía? Ojalá todo cambie, porque hay gente con muchísimo talento, y ahora son ellos quienes tienen que seguir luchando como lo hice yo. Las compañías no pueden subsistir sin medios, sin ayudas económicas. Yo tenía la escuela y de ahí sacaba los fondos para la compañía; todo el dinero de la escuela iba allí, y yo lo avalaba con mi patrimonio personal. Pero ha merecido la pena. No hay que ser derrotista, sino al contrario, hay que ser triunfador; yo soy un triunfador en la vida: por todo lo que tengo, por todo lo que he hecho, por todo... Soy feliz hasta con mis perros; lo importante es ser feliz en la vida».
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