Exposición
Shilpa Gupta saca el paraguas de la poesía, pero llueve sobre mojado
La artista nacida en Bombay (India) presenta la muestra titulada 'Yo también vivo bajo tu cielo', en la que es su primera exposición en España, en el Centro Botín de Santander
Otros textos de la autora
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Shilpa Gupta (Bombay, 1976) es menuda, muy menuda, y confiesa que lleva noches sin dormir, trabajando -de hecho, el atardecer anterior se veían las luces de las salas iluminando la bahía- para poder rematar la muestra que acaba de inaugurar en el Centro Botín ... bajo el título de 'Yo también vivo bajo tu cielo'. Hoy, el día de la presentación, el cielo en Santander está bajo, caído, neblinoso, con ese chirimiri, calabobos, tan característico del norte y puede que favorezca lo que aquí vamos a ver, a recorrer, a sentir: una escenificación del mundo contemporáneo y buena parte de sus males, esos que tienen que ver con las fronteras, con el nacionalismo, con la censura, con la persecución, con la guerra (aunque sin citar expresamente), con la resistencia del ser humano en condiciones infrahumanas, con la palabra silenciada… Y, ciertamente, el cielo del mundo está muy nublado y amenaza tormenta constantemente.
Gupta saca el paraguas de la poesía (ayer se celebró su día) para protegerse(nos) de los males que caen de ese cielo tormentoso y para denunciar sin agresividad alguna, con la sutileza de una lírica muy contenida, que este universo que habitamos es un nido de víboras, cuyo veneno mata a los más desprotegidos. Y, aunque pensemos que nada de esto va con nosotros, todos estamos amenazados. Resulta evidente que en cuestión de segundos podemos pasar de elegidos a perseguidos, que se lo digan a los ucranianos, a los palestinos, a los judíos… De ahí que 'Yo también vivo bajo tu cielo'. Al cabo, todos vivimos bajo tu/su cielo. Apunta Gupta que «esta exposición analiza cómo los individuos atravesamos expectativas e imposiciones visibles e invisibles. Incluye algunas obras nuevas en conversación con otras de las últimas décadas, que analizan la movilidad, la persistencia y el riesgo del cuerpo y de la palabra»
Si avanzamos por las salas iremos descubriendo ese conjunto de poemas encadenados en que se constituyen las piezas de Gupta
Durante la rueda de prensa, Gupta agradece a todo el equipo del Botín (y más) el esfuerzo, y no es para menos, porque ha conseguido que las salas de este maravilloso espacio diseñado por Renzo Piano a punto de cumplir una década, se conviertan en un refugio de la palabra perseguida. Su aparente fragilidad es un torrente de energía y te da el primer golpe de efecto desde la entrada misma de la exposición con una escultura minúscula, que pasa casi desapercibida, titulada 'Un líquido, la boca se congeló', que no es otra cosa que el molde de una boca abierta realizado en bronce de munición fundido. A su lado, la siguiente frase: «Iba caminando por la calle. Un coche se detuvo, salieron unos hombres y me introdujeron un líquido en la boca. La boca se congeló». Censura, silencio, violencia explícita e implícita. Poesía pura y dura. Como apunta Bárbara Rodríguez Muñoz, directora de exposiciones y de la colección del Centro Botín, «para esta exposición hemos seleccionado trabajos recientes en los que la voz y la poesía atraviesan fronteras y generaciones, invitando así a nuestros públicos a participar en un canto colectivo a la vida»
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Si avanzamos por las salas iremos descubriendo ese conjunto de poemas encadenados en que se constituyen las piezas de Gupta. Como lo son la serie de dibujos que recorren como hilo conductor todas las salas. Discretos y sutiles de trazo, en cada uno de ellos aparece un vacío, el que ha dejado el poeta silenciado, la palabra oprimida a lo largo de la historia en todos los países del mundo (de Pakistán a Corea, de Rusia a India…). Nombres conocidos y por conocer. Como la instalación titulada 'Poema hablado en una botella', una sencilla vitrina llena de frascos en cuyo interior Gupta ha susurrado un poema silenciado y en su exterior ha etiquetado la frase.
Banderas deconstruidas, cuyas estrellas se mezclan sin identidad alguna en una gran pieza textil que cuelga del techo. A su lado, y mirando a la bahía de Santander, un luminoso en el que el título de la exposición ('Yo también vivo bajo tu cielo') aparece traducido en tres lenguas distintas (inglés, español y urdu). Una suerte de columna vertebral, construida con aquellos objetos que no pasarían por la seguridad de los aeropuertos (martillos, cuchillos, tijeras…), se dibuja cual relieve de violencia contenida en uno de los muros. Al lado, una mesa, con un ventilador y un cuaderno en cuyas páginas cien personas de distintas partes de España han trazado de memoria el contorno del mapa de España. El aire mueve arbitrariamente las hojas de un lado para otro en evidente metáfora de que las fronteras políticas son aprendidas y creadas.
Pero Gupta, ha centrado todos sus esfuerzos en la gran pieza central producida especialmente para el Centro Botín, 'El aire escucha'. La sala está en penumbra. Del techo cuelga un conjunto de micrófonos que se van moviendo. De ellos, salen las voces de distintas comunidades oprimidas a lo largo de la historia. También se escuchan distintos cantos de marcada significación política a lo largo de la historia: 'Bella Ciao', 'No nos moverán'... Monumental, tan explícita como íntima. Gupta, quien vive y trabaja en su ciudad de origen, Bombay, sabe bien de lo que habla y lo que expone. Tras pasar por la Tate Modern, la Bienal de Venecia, el Centro Pompidou... es la primera vez que se puede ver su obra en España.
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