Crítica de:
'La práctica del arte', de Tàpies en el Museo Reina Sofía: centenario con Instagram de invitado
Centenario del artista
'La práctica del arte' es el título de la grandiosa exposición en el Museo Reina Sofía con la que se celebra el centenario y la vigencia del artista
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«Todavía tengo la ilusión de que los artistas servimos». Este titular encabezó la entrevista que realicé a Antoni Tàpies en noviembre del año 2003 en su casa de Barcelona –un exquisito y 'minimal' diseño de Coderch a modo de hangar, nave industrial–, ... y se publicó en las páginas de este suplemento. Tàpies estaba a un mes de cumplir los ochenta años y acababa de obtener el Premio Velázquez. El 2004 lo iba a recibir lleno de proyectos, entre ellos, dos retrospectivas y una muestra con obra última en la que era su galería en Madrid, Soledad Lorenzo. Estaba en el tramo final de su vida, moriría en 2012 a los 89.
También comentó en aquella charla que «el hacerse mayor tiene muchas desventajas, pero también muchas ventajas: te da una perspectiva mucho más serena de todo lo que he hecho y me puedo criticar». Por supuesto, le repliqué con un «¿y en qué se critica?». Él remató: «Creo que he hecho cosas interesantes y algo quedará». Ha llegado el momento de averiguarlo en la primera gran exposición que se inaugura desde su fallecimiento, hace más de una década, y en este recién estrenado 2024 en el que celebramos su centenario.
Sí: más de una década sin Tàpies y –como lamentaba su hijo Toni en la rueda de prensa de presentación de esta muestra conmemorativa–, abocados a un cierto olvido por lo que respecta a su obra y su figura, no siempre comprendida y a veces satirizada en ese manido intento de ridiculizar el arte contemporáneo en su totalidad o, en concreto, ciertas expresiones de la abstracción.
Fuerzas telúricas
Sin duda, la omnipresencia de Tàpies en el arte español durante la segunda mitad del siglo XX y en los albores del XXI se ha ido diluyendo hasta su práctica desaparición, invisibilidad entre las nuevas generaciones y entre las que lo conocimos (un punto de autocrítica), en esencia y en materia; en cuerpo y alma. Podemos recabar, incluso, una cierta desvalorización de sus logros, de sus hallazgos, de su modo de hacer pintura en diálogo constante con unas fuerzas telúricas, con otras filosofías más esenciales y menos espectaculares, volátiles, que la que nos rigen en estos tiempos de Inteligencia Artificial.
Como afirmaba el comisario de la muestra, Manuel Borja-Villel, en un dardo envenenado e irónico dirigido al respetable, «Tàpies no es un artista para Instagram«. Aunque, desde ya le digo a Borja-Villel que la red está inundada de imágenes, 'reels'... de la exposición, de sus obras, de Tàpies, en definitiva.
La pregunta que gravita sobre este aniversario no es otra que si su trabajo, su obra pictórica y sus escritos, aún nos ayuda a pensar y a entender el presente. Ha tenido que llegar este centenario y esta exposición para darnos un golpe de gracia y despertar del olvido. Tàpies vuelve a la vida y por todo lo alto. Tàpies era modesto cuando afirmaba que «algunas cosas habría hecho interesantes», porque lo que viene a refrendar este conjunto de más de 220 piezas puestas en pie, en orden y en concierto por Manuel Borja-Villel, traídas de colecciones y museos de medio mundo, no solo es la vigencia de su legado sino que además ya nadie le puede arrebatar su posicionamiento en la cúpula de la Historia del Arte español (e internacional) de las últimas décadas.
Dudo que se pueda hacer una retrospectiva-homenaje tan trabajada, tan completa, tan mimada, tan sabia y equilibrada en su recorrido entre laberíntico y lineal (cronológico) sobre Tàpies. De la infancia a la vejez, a la muerte. Borja-Villel se ha esmerado en darle vida a Tàpies, en rescatarle de entre los muertos, en respirar con él (y nosotros con ambos) no solo las inquietudes de un artista, de un ser humano, sino de un siglo y sus contratiempos. Los de ayer y los de hoy. O los de siempre. Porque si a él le conmovió la guerra de Yugoslavia cuando recibió en 1993 el León de Oro de la Bienal de Venecia, a nosotros nos conmueve la de Ucrania… Y así, una tras otra. Nos conmueve Tàpies.
El recorrido se compone de diez «estudios», como los define Borja-Villel, que, en realidad, son diez capítulos o espacios que compendian todo su trabajo, desde sus primeros años hasta sus últimos momentos como artista. Aunque a veces parece que te pierdes en un plano muy compartimentado, a modo de laberinto, rápidamente te encuentras inmerso en lo esencial, en una suerte de corrientes subterráneas que lo mismo te hablan de la materia, que de su posicionamiento político en los años de la dictadura o estético, si es que en su caso se pueden diferenciar. Ética y estética van de la mano.
La pregunta que gravita sobre este aniversario no es otra que si su trabajo, su obra pictórica y sus escritos, aún nos ayuda a pensar y a entender el presente
Quizá lo 'asfixiante' de algunos recovecos ayuda a comprender lo asfixiante de un artista que convive con la enfermedad desde su juventud arropado por la influencia de las vanguardias y las ensoñaciones surrealistas y que evoluciona hasta dibujar (y digo bien 'el dibujo', el simple trazo, porque está en el origen de toda su obra, como en las pinturas prehistóricas) un estilo que le lanza a la conquista y al éxito internacional a una edad muy temprana, a los 38 años.
Memorable es el espacio que reúne por primera vez las gigantes piezas que llevó a la documenta III de Kassel o el que le sigue en el recorrido compuesto por un friso de dibujos de la serie dedicada a su mujer Teresa. Su vínculo con la Tierra. Contundente la progresión por las salas donde se van reconociendo las señas de identidad: de las cruces a los elementos físicos incorporados al lienzo (toallas, una cama, una prótesis, objetos cotidianos…).
Antoni Tàpies
La práctica del arte. Museo Reina Sofía Santa Isabel. Calle Santa Isabel, 52. Comisario: Manuel Borja-Villel. Hasta el 24 de junio. 5 estrellas
Tàpies ha vuelto para nunca más irse de nuestra memoria. E Instagram ayudará a ello. Tampoco hay que negar a las nuevas tecnologías y a lo nuevos públicos que con ellas vengan.
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