Gego, la artista que tejió una constelación de líneas en el espacio
El Museo Guggenheim de Bilbao rescata el trabajo de esta creadora singular, que huyó de la Alemania nazi y desarrolló en Venezuela su carrera, centrada en la abstracción geométrica
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![Gego, en el montaje de 'Reticulárea' en el Museo de Bellas Artes de Caracas en 1969](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/11/07/gego-vertical_20231107160335-RCpbodgUmuZSf6pOVIrU7IN-1200x1440@abc.jpg)
Mujer, artista, judía, exiliada... No lo tuvo fácil. Su verdadero nombre es Gertrud Goldschmidt, aunque es conocida como Gego. En 2019, el Museo de Arte de Sao Paulo le dedicó una gran retrospectiva, pero la itinerancia internacional prevista para 2020 y 2021 se ... paralizó por la pandemia. Se retomó en el Museo Jumex de Ciudad de México, el Guggenheim de Nueva York y ahora llega al Guggenheim de Bilbao. 'Gego. Midiendo el infinito' –una paradoja, pues resulta imposible medir el infinito– reivindica a esta artista germano-venezolana, así como su compleja y polifacética producción: arquitectura, diseño, docencia, arte... Experimentó con el espacio, la luz, la sombra, la línea, la retícula y el volumen. El resultado, unas obras donde priman la transparencia, el vacío, la tensión, la fragilidad, los efectos ópticos del movimiento, las relaciones espaciales...
No recibió el reconocimiento internacional hasta después de su muerte, en 1994, con varias retrospectivas póstumas: Caracas, Houston, Monterrey, Ciudad de México... En Europa, no fue hasta 2006, cuando la Fundación Serralves de Oporto le dedicó una exposición, que después viajó al Macba. En los últimos años ha habido varias muestras en su Alemania natal.
Nacida en Hamburgo en 1912, fue la sexta de siete hermanos de una familia judía y liberal. Su padre era propietario de un banco fundado por su abuelo. Formada en arquitectura e ingeniería en Stuttgart, en 1939 huye de su país a causa del nazismo. Los padres encuentran asilo temporal en Inglaterra, pero ella se retrasó y no logró ningún visado para un país de habla inglesa. Puso rumbo a Venezuela a bordo de un carguero. Se convirtió en su país de adopción. «Tiré (para mí misma y ostensiblemente) la llave de la casa en el río Alster. Y me fui hasta el río Elba, donde me quedé refugiada en casa de Fritz Warburg», explicaba Gego.
![En el centro de la imagen, 'Ocho cuadrados', de Gego (1961)](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/11/07/gego4-U46053188724nPL-624x350@abc.jpg)
En Caracas, sin hablar español ni conocer su cultura, trabajó como arquitecta en varios estudios de urbanismo. Se casa con Ernst Gunz y abre en su casa la fábrica de lámparas, muebles y alfombras Gunz, conocida como Taller Gunz. También trabaja como docente. Enseñó Bellas Artes en tres prestigiosas instituciones culturales de Caracas. Abandonó la capital para afincarse en el pueblo costero de Tarmas. Con 41 años, en la década de 1950, decide dedicarse por completo al arte. Aunque en sus comienzos apuesta por la figuración, pronto se centra en el arte óptico, el arte cinético y la abstracción geométrica, siguiendo el trabajo de sus colegas venezolanos Jesús Rafael Soto, Carlos Cruz-Díez y Alejandro Otero, que habían pasado por París. Gego, sin embargo, alérgica a que la encasillaran, tuvo una trayectoria muy personal.
El Guggenheim de Bilbao reúne, hasta el 4 de febrero de 2024, unas 150 obras que repasan una carrera de cuatro décadas: de 1953 a 1993. Se exhiben esculturas, obras sobre papel, textiles, libros, fotografías, documentos... Entre los prestadores, la Fundación Gego, que dirigen sus hijos, Tomás y Barbara, y que preserva su legado; destacadas colecciones latinoamericanas, como las de Patricia Phelps de Cisneros, Ella Fontanals-Cisneros, Hochschild o Daros; museos como el MoMA y la Tate...
![En el centro de la imagen, 'Esfera en hexaedro', de Gego (1964)](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/11/07/gego5-U07827516461BmD-624x350@abc.jpg)
Tras charlar con la hija de Gego sobre su madre, recorremos la exposición, acompañados por la comisaria, Geaninne Gutiérrez-Guimarães, quien conoció la obra de Gego en 2003 gracias al poeta e historiador del arte Luis Pérez-Oramas. «Su interés por la línea es el eje de toda su producción», advierte la comisaria. Arranca la muestra con sus primeros dibujos en tinta, de 1953 y 1954, y sus gouaches y témperas, aún figurativos. Poco después, indaga en las posibilidades de las líneas paralelas en grabados, dibujos y esculturas, y experimenta con los efectos ópticos del movimiento y la vibración, con la luz, el movimiento, el espacio... Muy bellas, sus esculturas cinéticas de finales de los 50 y los 60: 'Doce círculos concéntricos', 'Esfera', 'Ocho cuadrados', 'Selva', 'Cuatro planos rojos'...
En 1961, el Museo de Bellas Artes de Caracas le dedica su primera exposición individual. El taller Tamarind Lithography Workshop de Los Ángeles la invitó en dos ocasiones a sendas residencias, en 1963 y 1966. Realizó grabados, dibujos y libros de artista. Hay buenos ejemplos en la exposición. En Estados Unidos, entra en contacto con el arte conceptual, el minimalismo, el op art, el pop... Conoce al director del MoMA, Alfred H. Barr, que la incluye en varias colectivas importantes; a marchantes como Betty Parsons y David Herbert, y a artistas como Josef y Anni Albers. Pero Gego no quiso quedarse en Estados Unidos, donde hubiera tenido una carrera muy prometedora, y regresa a Venezuela.
Su creación más célebre es 'Reticulárea' (palabra formada por retícula y área, bautiza con ella un área de redes): una instalación con mallas metálicas cuadradas y triangulares que crean una red maleable que cuelga del techo y las paredes. El resultado, etéreas y transparentes esculturas, realizadas con alambre de acero inoxidable. Hizo la primera en 1969 y varias versiones hasta 1982. Gego se ocupaba de componer estas redes meticulosamente con sus manos. Decía que ella no hacía esculturas, sino estructuras, a través de las cuales puede ver el espectador. Sus 'Reticuláreas', en las que Gego teje las líneas con el alambre formando bellas e hipnóticas constelaciones, se exhiben en el centro de la gran sala de la muestra.
El recorrido prosigue con otras series tridimensionales: 'Chorros' (1970-74) –«esculturas colgantes realizadas con finas varillas de aluminio conectadas que se derraman hasta el suelo y crean el efecto de cascadas de metal fluido que modelan el espacio»–, 'Columnas' (1971) –grandes esculturas colgantes compuestas por una red modulada de retículas–, 'Troncos' (1974-81) –estructuras verticales cilíndricas hechas de alambre, que emulan a los troncos de los árboles–, 'Dibujos sin papel' (1976-88) –Gego dibuja con alambre y cuelgan esas obras de la pared como si hubieran sido dibujadas sobre ella–... También se incluye en la exposición uno de sus textiles, colgado de la pared.
No faltan piezas de sus dos últimas series escultóricas: 'Bichos' (1987-91) y 'Bichitos' (1987-89). La palabra bicho remite a aquello que no tiene nombre. «Representan estas series el colapso total de la geometría dentro de la evolución de su trabajo; el caos, el desorden», explica la comisaria. Gego realiza estos caóticos ensamblages, de pequeño tamaño, con materiales recuperados o descartados de otras obras. Además, debido a su frágil salud, la artista retoma los dibujos sobre papel. En su última serie, 'Tejeduras' (1988-91), realiza obras en dos dimensiones realizadas con tiras entrecruzadas de papel de revistas, folletos comerciales...
Gego murió a los 82 años en Caracas. Hay quien la denomina 'la Calder venezolana', dada la conexión entre sus esculturas y los móviles del artista norteamericano Alexander Calder. La huella de Gego en el arte contemporáneo es visible en los trabajos del argentino Tomás Saraceno y la japonesa Chiharu Shiota, por citar solo dos ejemplos.
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