Una nave de la NASA, a punto de 'tocar' el Sol en un acercamiento récord

«La sonda Parker es una maravilla de la ingeniería», afirma a este periódico Alicia Mendoza Hill, ejecutiva de programa en la división de heliofísica de la NASA en Washington. Evitará derretirse gracias a un escudo térmico de tan solo 12 cm de grosor, «capaz de mantener los instrumentos en su interior a una temperatura ambiente de unos 30º C», explica. Curiosamente, este escudo es similar a las placas usadas en los viejos transbordadores espaciales, pero tiene una capa extra de fibra de carbono y está recubierto con pintura cerámica blanca.

La distancia al Sol no será el único récord de la Parker. Durante el acercamiento, la sonda alcanzará una velocidad increíble de 692.000 km por hora, el objeto más rápido creado por la humanidad. «Es como ir de Washington a Filadelfia, que normalmente lleva seis horas en coche, en un segundo», compara la investigadora.

Desde que fue lanzada en 2018, Parker ha utilizado la asistencia gravitacional de Venus para desacelerar a causa de su gravedad y acercarse cada vez más al Sol. Así, en 2021 logró la hazaña de convertirse en la primera nave en atravesar la corona solar. El pasado noviembre, completó su séptimo y último vuelo sobre Venus, pasando a unos 387 kilómetros de su superficie. El sobrevuelo ajustó la trayectoria de Parker a su configuración orbital final, lo que la llevará a una distancia sin precedentes de la estrella. «Seis millones de kilómetros parecen mucho, pero si uno lo compara con un campo de fútbol y pensamos que el Sol está en un lado y la Tierra en el otro, es como si la Parker estuviera a tres metros del Sol», dice la investigadora. Durante su aproximación el control de la misión no tendrá contacto con la nave, aunque esta transmitirá tonos de baliza el 27 de diciembre para confirmar su estado. Si todo va según lo previsto, las primeras imágenes posteriores al encuentro podrían llegar en Año Nuevo, y los datos científicos se recibirán en las semanas posteriores.

El objetivo de la NASA es analizar la composición de la atmósfera solar. Parker atravesará columnas de plasma que aún están conectadas al Sol y estará lo suficientemente cerca como para zambullirse en una erupción solar. Una visión que generaciones de científicos han soñado hacer realidad.

«Hemos mirado la atmósfera del Sol con telescopios durante los eclipses, pero ahora vamos a entrar en ella. Una de las preguntas científicas que queremos entender es por qué la corona está más caliente (dos millones de grados) que la superficie ('solo' 5.500ºC)», explica la investigadora. Es algo incongruente, como encender una bombilla y que el aire que la rodea sea mil veces más caliente. Además, intentará averiguar «cómo se origina el viento solar y por qué sus partículas se aceleran tanto y pueden llegar incluso a la Tierra». Lo que aprendamos tiene especial relevancia para el futuro de la exploración espacial, «nos ayudará a proteger a los astronautas y los equipos en futuros viajes a la Luna o a Marte», y también para cuidar la vida y nuestra tecnología en la Tierra.

Parker llegará durante el máximo solar, una fase turbulenta que se sucede de forma natural cada diez u once años, y en la que la estrella «está más activa, hay más viento solar y más latigazos magnéticos», el fenómeno que ha permitido que este año se vieran auroras boreales en latitudes donde son inusuales, incluso en España. «Es muy importante que Parker esté pasando en este momento para poder entender mejor estas fuerzas magnéticas y, por ejemplo, proteger los satélites», subraya Mendoza Hill.

La sonda permanecerá en esta órbita durante el resto de su misión principal, completando dos aproximaciones o perihelios más aproximadamente a la misma distancia y velocidad en marzo y junio de 2025. Después de eso, el equipo decidirá si la mantiene en esa órbita o la reposiciona. Además, a finales del próximo año, Parker tendrá un pequeño ayudante. La NASA lanzará un satélite llamado Punch que, desde lejos, realizará observaciones globales en 3D de la corona solar para aprender cómo la masa y la energía se convierten en viento solar.