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Hallan una enorme cantidad de vapor de agua justo donde nacen los planetas

El agua, equivalente por lo menos a tres veces la que hay en todos los océanos terrestres, se encuentra en el disco de materiales que rodea una joven estrella a 450 años luz de distancia

Un géiser en Encélado 'dispara' agua al espacio a 10.000 kilómetros de altura

Los astrónomos han encontrado vapor de agua en un disco de material alrededor de una estrella cercana, justo en el lugar donde se pueden formar nuevos planetas ALMA (ESO/NAOJ/NRAO)/S. Facchini et al.
José Manuel Nieves

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Bajo la dirección de Stefano Facchini, de la Universidad de Milán, un equipo internacional de investigadores ha encontrado, por primera vez, una gran cantidad de vapor de agua en el disco de materiales que rodea una estrella joven, exactamente en el lugar donde se pueden formar nuevos planetas. Desde hace tiempo se cree que el agua, ingrediente clave para la vida, desempeña también un importante papel en la formación planetaria, pero hasta ahora nunca se había podido observar cómo el líquido elemento se distribuye en los discos de acreción, los materiales sobrantes de la formación estelar, que se concentran alrededor de las estrellas recién nacidas y a partir de los cuales nacen los planetas.

El hallazgo, que se publica hoy mismo en 'Nature Astronomy', fue posible gracias al uso del telescopio ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array), del Observatorio Europeo Austral (ESO) en Chile.

«Nunca imaginé que pudiéramos capturar una imagen de océanos de vapor de agua en la misma región donde probablemente se esté formando un planeta», afirma Facchini. Las observaciones han revelado que en el disco interior de la joven estrella similar al Sol HL Tauri, a 450 años luz de distancia, en la constelación de Tauro, existe una cantidad de agua que es por lo menos tres veces mayor que la de todos los océanos de la Tierra.

«Es realmente notable -dice por su parte Leonardo Testi, astrónomo de la Universidad de Bolonia y coautor del estudio- que podamos no sólo detectar, sino también capturar imágenes detalladas y resolver espacialmente el vapor de agua a una distancia de 450 años luz de nosotros». De hecho, las observaciones con ALMA han permitido a los astrónomos determinar con exactitud cómo se distribuye el agua en las diferentes regiones del disco. «Participar en un descubrimiento tan importante en el icónico disco HL Tauri -añade el también coautor Mathieu Vander Donckt, de la Universidad de Lieja, en Bélgica-, va más allá de lo que jamás había esperado para la que ha sido mi primera experiencia de investigación en astronomía».

En los 'huecos' del disco

En su mayor parte, el agua se encontró en una región muy concreta del disco HL Tauri, una donde existe una conocida brecha. Esos 'huecos' en forma de anillo se crean en el disco cuando algún cuerpo similar a un planeta va 'limpiando' su órbita a medida que recoge más material y crece. «Nuestras imágenes -explica Facchini- revelan una cantidad sustancial de vapor de agua a una variedad de distancias de la estrella que incluyen un espacio donde potencialmente podría estar formándose un planeta en este momento». Lo cual sugiere que el vapor de agua podría afectar a la composición química de los planetas que se forman en esas regiones.

Llevar a cabo este tipo de observaciones con un telescopio basado en tierra no es tarea fácil, ya que el abundante vapor de agua de la atmósfera terrestre degrada las señales astronómicas. Pero ALMA, un conjunto de telescopios en el desierto chileno de Atacama, a unos 5.000 metros de altura y que fue construido allí precisamente para minimizar esta degradación, proporciona unas condiciones de observación excepcionales. «Hasta la fecha -dice Wouter Vlemmings, de la Universidad Tecnológica de Chalmers en Suecia y coautor del artículo-, ALMA es la única instalación capaz de resolver espacialmente el agua en un disco frío de formación de planetas».

«Es realmente emocionante presenciar directamente, en una imagen, cómo las moléculas de agua se liberan de las partículas de polvo helado», añade Elizabeth Humphreys, astrónoma de ESO que también participó en el estudio. Los granos de polvo de estos discos, que colisionan y se agrupan en cuerpos cada vez mayores son, en realidad, las 'semillas' de los nuevos planetas que se formarán alrededor de la estrella recién nacida.

Los astrónomos creen que donde hace suficiente frío como para que el agua se congele en partículas de polvo, esas motas se adhieren unas a otras de manera más eficiente, por lo que esos lugares resultan especialmente adecuados para el nacimiento de nuevos mundos. «Nuestros resultados -dice Facchini- muestran cómo la presencia de agua puede influir en el desarrollo de un sistema planetario, tal y como lo hizo hace unos 4.500 millones de años en nuestro propio Sistema Solar».

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