Crisis de pareja en vacaciones: plan de acción para impedir que suceda
Las altas expectativas, la dificultad para gestionar el hecho de pasar más tiempo juntos y los conflictos derivados de relacionarse con la familia de origen o las amistades del otro pueden dañar la relación
Cómo serenar la mente para dejar atrás la exigencia y el estrés
![La comunicación y la comprensión puede reducir el impacto de una posible crisis de pareja.](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/bienestar/2024/07/15/pareja-crisis-RBXwlM6RgHZQXBp7iIUAx6I-1200x840@diario_abc.jpg)
Más tiempo juntos, más momentos cara a cara, más oportunidades para enfrentarse a las conversaciones pendientes... No es raro que algunas parejas vean reactivarse durante las vacaciones de verano los conflictos que quedaron soterrados durante el resto del año por el día a día y por la intensidad de un contexto laboral y social cada vez más demandante. De hecho, tal como explica Silvia Cintrano, psicóloga y directora de la Unidad de Terapia de Pareja de Instituto Centta, la prueba de que el verano puede suponer un gran estrés en la relación es que septiembre es el mes en el que más parejas deciden acudir a terapia de pareja o, en el peor de los casos, acudir a un abogado para formalizar la separación.
Algunas de las causas más comunes que suelen estar detrás de la reactivación de los conflictos de pareja tienen que ver, según aclara la psicóloga, con la dificultad para gestionar el tiempo juntos, con las altas expectativas en relación al periodo vacacional y con los conflictos que pueden surgir cuando además se comparte tiempo con las familias de origen o con las amistades.
Pasar más tiempo juntos suele ser un deseo común, pero si existe una tensión previa ese mayor contacto sólo aumentará la fricción entre ambos. Además, como explica Cintrano, los momentos compartidos implican que ambos tengan que decidir en conjunto muchos más aspectos de los que suelen gestionar en el día a día y eso puede ser difícil de llevar. Además la convivencia juega aquí un papel importante, pues no es lo mismo compartir tiempos que encajan con la rutina laboral que 24 horas al día.
Las altas expectativas con respecto al tiempo compartido suelen ser otro foco de conflicto pues es probable que cada miembro de la pareja se haya hecho su particular idea (relacionada con sus deseos y sus necesidades) del disfrute que generará esa actividad, ese viaje o esa experiencia. «Todas estas expectativas generan presión y frustración cuando no se ven satisfechas que además serán mayores cuanto más rígida sea la persona», plantea la psicóloga, quien incide en la importancia de la comunicación entre ambos.
La mayor relación con las familias de origen o las amistades conjuntas (o de uno de los dos) en verano también puede estar detrás de alguna crisis de pareja. De hecho, la experta asegura que en estos casos se da una máxima que suele cumplirse: a mayor cantidad de gente con la que no se suele convivir, más probabilidad de conflicto.
Plan de acción para evitar la crisis de pareja
Una vez exploradas las posibles causas que pueden llevar a vivir un conflicto de pareja la psicóloga aborda las posibles soluciones que pasan por la planificación, el consenso y la comprensión.
No olvides...
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1
Planificar juntos
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2
Tener expectativas realistas
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3
Cuidar los espacios y necesidades (individuales y conjuntas)
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4
Comunicación frecuente
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5
Flexibilidad
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6
Poner el foco en lo positivo
1. Planificar juntos. La psicóloga aconseja perseguir el consenso desde una decisión en equipo, buscando un proyecto común, compartiendo las decisiones diarias y no un pulso continuado. Lo que se elija será desde las apetencias de ambos, valorando los gustos de cada uno y haciendo que cuenten.
2. Expectativas realistas. Establecer actividades y planes que sean asumibles y realistas evitará frustrarse si no se cumplen, y será mucho más fácil conseguirlo.
3. Cuidar los espacios y necesidades individuales y comunes: algunas aficiones o gustos serán comunes y podrán disfrutarse en pareja. Pero se debe dejar espacio a las necesidades y actividades individuales para alcanzar un bienestar completo.
4. Comunicación: Buscar tiempo para escuchar y entender qué es lo que piensa y siente el otro, sin juzgar, siempre desde la empatía, escucha activa y el cariño.
En este sentido, la psicóloga explica que es fundamental expresar las propias necesidades para así intentar cubrirlas en pareja.
5. Flexibilidad: Aceptar que no todos los días pueden ser perfectos, y que puede haber cambios en los planes establecidos. En tal caso, buscar alternativas en equipo para salvar el contratiempo ayudará a crear más confianza y bienestar en pareja.
6. Poner foco en lo positivo: Se da por hecho que lo que está bien es lo que debe ser, y lo que está mal es lo que debe ser señalado. «Que las cosas salgan bien es por un esfuerzo de los miembros de la relación, y la única manera de mantenerlo es ponerlo en valor, reforzarlo y señalarlo», plantea Cintrano.
Cómo recuperar la ilusión
La ilusión ha de ser, como propone la psicóloga Ana Asensio (@vidasenpositivo_anaasensio), ese «títere en la cabeza» (como la experta confiesa que decía su abuela) que sirva para emocionarnos, trabajar conjuntamente, unirnos en un proyecto, dialogar y mirar en la misma dirección, pero siempre con los pies en la tierra y teniendo claro que «las ilusiones no son más que ilusiones» y que a la realidad se llega con los pequeños pasos o acciones del día a día. «Lo importante es que tengamos ilusiones compartidas porque si solo tenemos ilusiones individuales empezaremos a funcionar en caminos paralelos», destaca. Estos son, en su opinión, cuatro ideas que pueden ayudar a ilusionarse de nuevo:
1. Pasar a la acción . Un truco para lograrlo es visualizar. Y si no viene la inspiración, entonces es importante actuar y probar. A veces parece que la vida ha enterrado las señales que indican por dónde continuar el camino y para que estas vuelvan a aparecer debemos ponernos en modo buscador, con la actitud de juego y de gymkana, confiando en que encontraremos pistas y premios.
2. Tener un objetivo, una ilusión proyectada. En lugar de analizar por qué no me ilusiono o qué es lo que me pasa, es necesario dirigir el rumbo hacia la búsqueda de aquello que me volverá a traer ilusión de vida. Las ilusiones propias y las compartidas forman parte de la sal de la vida. Haz un listado de antiguas y nuevas ilusiones. Vale todo. Desde cambiar la decoración de casa hasta aprender una afición nueva, pasando por comenzar a cambiar los hábitos cuidándonos y cuidando la relación.
3. Traer novedades a tu vida y a tu pareja. Eso requiere un ejercicio de creatividad para encontrar lo que podría ser nutritivo y novedoso para ti y para tu vida en pareja. Las novedades no tienen inercia ni están automatizadas. Siempre puedes crear de nuevo y crear tu nueva historia de amor desde personajes y actitudes que os hagan bien y que no hayáis explorado antes: citas a ciegas, cambiar el lugar de dormir, intercambiar los roles en casa... Planificar actividades que nunca hayáis compartido puede resultar un juego que os una más.
4. Alimentar la motivación. Es movimiento y emoción en acción. Es importante sentir esa motivación para sentirse vivo, moverse, actuar, buscar, probar y seguir caminando con «mente de principiante» que permita disfrutar de la vida como si fuéramos niños. Con la acción, la entrega y la voluntad surgirá tu motivación y finalmente llegará esa capacidad de recuperar la ilusión que en muchas ocasiones se anhela como un imposible pero que está más cerca de lo que tus dudas te dejan ver. «Recuerda que el que no sueña no es realista y que la vida es sueño convertido en acción. Nada merece más la pena que invertir en ti, para aprender a ser feliz», sentencia.
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