La oreja cortada por José María Manzanares dejaba ese sabor de lo que pudo haber sido este Domingo de Resurrección y que, al final, no fue. Una terna soñada para un día tan especial en la que se pusieron muchas esperanzas por parte de los aficionados.
Al finalizar el festejo, el sevillano Morante de la Puebla, que abría terna, señalaba que «mi lote no ha sido el más propicio para triunfar, sin embargo el cuarto me ha dejado expresarme a gusto. Estoy contento porque sentirse en Sevilla me llena de felicidad, y todo esto ha sido dentro de una corrida a la que a los toros le han faltado finales. Posiblemente si le meto la espada a ese toro hubiera cortado una oreja, pero bueno en este momento quizás no sea lo más importante, en otro sí lo hubiera sido, me quedo con el regusto y la satisfacción de haber toreado a ese toro que la verdad que como estaba saliendo la corrida no era fácil».
Inconformista
El alicantino José María Manzanares, a pesar del trofeo obtenido, se exigía mucho más. Porque sabe, además, que la afición lo espera. «Es cierto que he puntuado en Sevilla pero no como me hubiera gustado del todo. El primer toro no ha humillado y he tenido que robarle los muletazos de uno en uno, porque no me permitía más de tres o cuatro seguidos puesto que me protestaba y se venía a menos. El quinto ha sido una auténtica pena, puesto que se me ha parado con el capote y en ningún momento ha querido tirar para adelante. Sin transmisión ninguna es imposible y después de cortar una oreja al primero me hacía mucha ilusión poder redondear, pero lo cierto que ha sido una pena porque no me ha ayudado nada. He tenido mucha paciencia con mi lote y he intentado en todo momento hacer las cosas bien. No se les ha podido torear del principio de faena porque si no me los cargaba y desde que he cogido el capote he intentado ayudarles».
Cerraba terna otro sevillano, Daniel Luque, quizá con el lote más a contraestilo. El de Gerena, que había apostado mucho en este festejo, no podía ocultar su desilusión. «Me he llevado el peor lote de toda la tarde con diferencia. Al menos el tercero de la tarde me ha dejado torear con el capote y sentirme en mi primer Domingo de Resurrección. Estoy contento con eso porque es la primera vez también que me tocan la música por primera con el capote en Sevilla, pero en definitiva muy apenado porque yo venía a triunfar en la Maestranza y mis toros no me han dejado nada. El primer toro se apagó muy pronto y el sexto tenía un defecto en la vista y venía siempre sin estar metido en los engaños, pendiente de todo lo que había allí. Me voy apenado porque no me ha embestido un toro».