El día después del batacazo fue durísimo para España, castigado el equipo con unos días agónicos en Curitiba. Ya no hay Mundial para la selección, pero hasta el 23 se tiene que quedar para disputar el intrascendente duelo contra Australia, las consecuencias de haber hecho tan mal las cosas. España está eliminada y se consumió en un triste jueves.
Por la mañana, la selección regresó de Río de Janeiro a Curitiba. Esta vez no lo hizo después del partido y aterrizó en su sede pasado el mediodía. Le despidió una fina lluvia en Río y le recibió el frío en Curitiba, la jornada con temperaturas más bajas desde que están en Brasil. Un escenario desolador para deprimir a cualquiera y más con los resultados en la mano.
España se entrenó por la tarde, una sesión incómoda y desapacible. Los titulares que jugaron contra Chile realizaron carrera continua sin un solo comentario, nada de nada. Hubo silencio, caras largas y estaban descartadas las sonrisas. Además, hay un ambiente enrarecido a partir de las palabras de Xabi Alonso, en las que cuestionó el hambre del equipo y dijo que no mentalmente no estaban preparados para competir. Han sentado fatal esas palabras.
Nada consuela a este equipo, que vivirá los próximos días entre rumores de posibles salidas. Queda lejos el bolo de Australia y se hará larguísima la espera mientras se aviva el debate. Vicente del Bosque asoma a la puerta de salida y con él una serie de jugadores que da por finalizada la etapa en la selección.