Por la zona mixta de Maracaná, los jugadores de España desfilaban con la mirada perdida, hundidos después de un tortazo descomunal. La campeona se va del Mundial de mala manera, deslucida la estrella en dos pésimos encuentros ante Holanda y Chile. El torneo ha durado seis días, sólo seis, y ahora agoniza en Curitiba a la espera de un irrelevante encuentro contra Australia, un castigo a su pésima actuación.
Entre las reflexiones y las disculpas, sorprendieron unas palabras de Xabi Alonso. «Normalmente los finales de ciclo acaban con una derrota. A lo mejor hay que pensar en hacer cambios», recomendó justo antes de saltarse el guión. «Ha sido un fracaso inesperado. No hemos sabido mantener ese hambre y probablemente la cuota de éxito estaba agotada. Mentalmente no estábamos preparados y físicamente muy justos», sentenció.
Sus frases sentaron francamente mal a sus compañeros, atónitos cuando se les preguntaba. «Será su opinión, pero yo no creo que ese haya sido el problema, no ha faltado hambre», le respondió Andrés Iniesta. «Aquí todos queríamos ganar, no lo veo así», añadió Diego Costa. «Yo estoy aquí porque quería ganar, quería llegar a la final y hacer las cosas bien, pero no ha podido ser», apuntó.
El grupo, que ha asumido la culpa en su totalidad, niega falta de ganas de luchar y un compromiso adquirido que no ha desaparecido. Incluso hay quien piensa que si Alonso notaba que le faltaba «hambre» debería haber renunciado ya que otros hubieran disfrutado más de la experiencia de Brasil.
Xabi Alonso, distanciado de algún compañero, pudo vestir por última vez en Brasil la camiseta de la selección española. «El míster tomará decisiones y veremos qué sucede. No sé si será mi último partido. Hay jugadores mayores de treinta años y habrá que esperar, pero no sé si será mi último partido», concluyó.